Men¨² individual
Mientras las familias transitan por el buf¨¦ de desayuno del hotel con platos cargados de comida (en casa seguramente desayunan un caf¨¦ y una manzana) y se hacen se?as desde sus mesas pidiendo al pariente en tr¨¢nsito que les traiga un panecillo u otro vaso de zumo de naranja, en la mesa de la esquina un hombre solo juguetea con su iPhone y mira de reojo ese plato de desayuno ingl¨¦s que ha vuelto a cometer el error de servirse. Hace fr¨ªo y el ruido es excesivo para ser tan pronto por la ma?ana. Se coloca los auriculares de su dispositivo m¨®vil y toca la pantalla. Los ni?os le golpean cuando pasan a su espalda y las felices parejas le observan con una mezcla de empat¨ªa y condescendencia. Alguno se plantear¨ªa la adopci¨®n si no fuera por esa barba. "Cuando viajo solo, el momento de comer es algo que muchas veces esperas que llegue para poder avanzar el trabajo, desconectar o incluso darte un peque?o fest¨ªn. En la mayor¨ªa de viajes de trabajo, las dietas est¨¢n incluidas, pero raramente sucede lo que piensas", apunta Pancho Tolchinsky, fot¨®grafo y empleado en un laboratorio de investigaci¨®n que posee Yahoo! en Barcelona. "La idea de un desayuno ingl¨¦s, algo que no comer¨ªas jam¨¢s en casa, es atractiva hasta que ves esas salchichas y, bueno, como que no. Al final, la experiencia solo funciona si te organizas un ritual de distracci¨®n. Yo me conecto a Ted.com, una web que contiene conferencias de gente como Isabel Allende o Bill Gates". Uno de los principales avances propiciados por los terminales m¨®viles con conexi¨®n a Internet ha sido salvar las comidas de los que acuden a los restaurantes solos y se han olvidado la lectura.
Otro hotel. En alguna ciudad de Estados Unidos que hasta los vecinos tendr¨ªan problemas para deletrear. Ah¨ª se encuentra Jared Blank, un hombre que acumula m¨¢s millas a¨¦reas que el personaje de George Clooney en Up in the air. Blank es editor de Online travel review, un sitio con pistas y descuentos para el viajero. No se sabe si como recurso de supervivencia, por costumbre o por verdadero placer, el estadounidense ha aprendido a disfrutar esos momentos de soledad que otorgan los viajes de negocios. "Algunos proponen reunirse en el desayuno. Nada de eso. Es mi momento de tranquilidad. Se desayuna con la familia, pues solo a alguien a quien quieres mucho puedes verlo de cerca comiendo cereales. En los restaurantes disfruto mucho pidi¨¦ndome una marranada y viendo v¨ªdeos de gatos en mi m¨®vil".
Comer solo, ya sea en un restaurante de men¨² cerca de la oficina, en un hotel lejos de casa o apoyado en la encimera de la cocina arrancando pedazos de pollo con las manos y lanz¨¢ndolos directamente a la basura convenientemente situada entre los pies, es una experiencia que cada uno vive a su manera. "De alguna forma, la dieta que llevamos cuando estamos solos nos puede servir para saber cu¨¢l es nuestra relaci¨®n con la soledad", apunta Juana Mar¨ªa Gonz¨¢lez, directora t¨¦cnica de Alimmenta, una compa?¨ªa dedicada a fomentar h¨¢bitos saludables de vida. Seg¨²n Deborah Madison, escritora gastron¨®mica que en 2009 edit¨® un libro (What we eat when we're alone) en el que cien personas narraban su forma de vivir en soledad el momento de la comida, "para los que acostumbran a cocinar para otros o a comer siempre en compa?¨ªa, comer solo puede ser ese momento de liberaci¨®n en el que se come lo que a la pareja no le gusta y a la hora que a uno le apetece. En cambio, los que regularmente comen solos, con el tiempo encuentran una forma de ser eficientes, de alimentarse decentemente. Para ellos, su momento de liberaci¨®n llega cuando est¨¢n en compa?¨ªa y reciben la motivaci¨®n para cocinar algo m¨¢s elaborado".
Recuerda Madison que durante la confecci¨®n del libro, lo que m¨¢s le sorprendi¨® fue la cantidad de gente que, a pesar de estar solos, eran capaces de organizarse un ritual. "Muchos ponen la mesa, se sientan y se sirven una copa de vino. Se cuidan como si cuidaran a otra persona. La clave es ser capaz de disfrutar de la compa?¨ªa de uno mismo tanto como de la de otras personas". As¨ª lo vive Toshiko Taura, una japonesa que lleva m¨¢s de 15 a?os afincada en Barcelona y que hace tiempo renunci¨® a la comida local y los bares de men¨². "Me sienta mal. Tuve problemas con mi est¨®mago. Tanto frito, ?ay!", comenta esta chef japonesa que vive sola y se dedica al catering, cocinando sus comandas desde la cocina de su piso. "Antes igual s¨ª pod¨ªa comer cualquier cosa, ahora voy cada d¨ªa al mercado y veo qu¨¦ hay que me gusta. Lo compro y me lo cocino", apunta. Incluso en soledad no renuncia a la ceremonia del t¨¦ de arroz tantas veces como sea necesario. Para ella, estar en compa?¨ªa en la mesa significa hacer concesiones en forma de tempura o alg¨²n que otro plato local, como la esqueixada.
"Es que comer en compa?¨ªa tambi¨¦n puede tener sus riesgos", apunta Gonz¨¢lez. "Cuando nos sentamos a la mesa o cocinamos junto a otras personas, tendemos a actuar por imitaci¨®n. Si todos piden vino, seguro que terminamos bebi¨¦ndolo, aunque no nos apetezca. Para bien o para mal, comer regularmente en compa?¨ªa influye en nuestros h¨¢bitos tanto como hacerlo solos".
Sonia Layola se qued¨® sin piso. Por circunstancias de la vida, esta asistente de producci¨®n audiovisual se vio abocada a convertirse en n¨®mada. Un d¨ªa dorm¨ªa en casa de una amiga; otro, en casa de otra. La hora de comer la dedicaba a ingerir algo r¨¢pido y marcar anuncios de pisos en alquiler. "Lleg¨® un momento en que ten¨ªa llaves de cuatro casas de amigas. Para m¨ª, que siempre he sido mucho de cocinar, de ir al mercado, de tener siempre la nevera llena, fue bastante ca¨®tico". Durante ese periodo se acostumbr¨® a llevar siempre una pieza de fruta en el bolso y a la comida para llevar. "Cuando aparec¨ªa en casa de mis amistades, siempre hac¨ªa alguna compra. A veces volv¨ªa tras una semana y lo que yo hab¨ªa comprado hab¨ªa desaparecido o hab¨ªa que hacerlo desaparecer. Tambi¨¦n pasaba que, al ir siempre a deshoras, terminaba comprando en tiendas de las que abren hasta m¨¢s tarde. Solo encontraba pizzas congeladas y car¨ªsimas".
"Los principales problemas de cocinar para uno siguen siendo los de la organizaci¨®n de la nevera", interviene Gonz¨¢lez. "Mucha gente no sabe que puede guardar platos cocinados hasta siete d¨ªas en la nevera. As¨ª, acaba comiendo lo mismo durante tres d¨ªas, lo que provoca cierto hast¨ªo. Y es que el que vive solo necesita organizarse m¨¢s". Sonia acaba de encontrar piso. Desde su terraza puede ver el barcelon¨¦s mercado de Sant Antoni.


Torta de aceite con c¨ªtricos, granada y yogur
Ingredientes: 1 torta de aceite, 1 naranja, 1 pomelo, ? granada, 1 yogur y 2 cucharaditas de miel. Si tiene compa?¨ªa, solo hay que doblar la cantidad de materia prima.Preparaci¨®n. Obtener los granos de la granada golpe¨¢ndola por el lado de la piel con una cuchara o pala de madera. Pelar la mitad de la naranja y del pomelo a lo vivo para sacar los gajos limpios. Exprimir el resto y mezclar el zumo con el yogur y la miel. Disponer gajos encima de la torta de aceite, poner un par de cucharadas de crema de yogur por encima y terminar con unos granos de granada.
'Hummus' de Jud¨ªas blancas
Ingredientes: 100 gramos de jud¨ªas blancas cocidas, 1 cebolla tierna peque?a con su parte verde, 1 lima, 1 cucharadita rasa de tahina, ? cucharadita de comino, ? cucharadita de zaatar o s¨¦samo y tomillo mezclado, perejil, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta negra. Pan de pita para acompa?ar.Preparaci¨®n. Separar la parte blanca del tallo de la cebolla tierna. Picar la mitad y reservar el resto para otros platos. Ponerla en un bol, mojarla con el zumo de la lima y dejar que pierda fuerza durante 15 minutos como m¨ªnimo. Desechar las capas exteriores del tallo, cortar en rodajitas finas y reservar. Triturar las jud¨ªas blancas. A?adir la cebolla con lim¨®n, la tahina, el comino, el zaatar, dos cucharadas de aceite, sal y pimienta negra. Mezclar bien e incorporar agua hasta conseguir una textura espesa pero cremosa. Decorar con un chorrito de aceite, m¨¢s zaatar, la parte verde de la cebolleta y perejil. Tomar untado con pan de pita tostado.
Ensalada de endibias, remolacha y frutos secos caramelizados
Ingredientes: 1 endibia, 1 remolacha cocida, 1 cucharada de frutos secos variados, 25 gramos de queso manchego semicurado, ? lim¨®n, 1 cucharadita de mostaza, 1 cucharadita de vinagre de jerez, aceite de oliva virgen extra, az¨²car y sal.Preparaci¨®n. Poner en un cazo al fuego los frutos secos, una cucharadita de az¨²car y unas gotas de zumo de lim¨®n y de agua. Calentar hasta que el az¨²car se disuelva y mover el cazo para que los frutos secos se impregnen. Extender sobre una superficie antiadherente y dejar enfriar (tambi¨¦n se pueden comprar hechos en una pasteler¨ªa). Cortar la base de la endibia para obtener las hojas. Lavarlas y secarlas. Cortar la remolacha en trozos irregulares de unos 5 cent¨ªmetros. Cortar el queso en l¨¢minas finas con un pelador o rallador. Preparar el ali?o mezclando la mostaza, el vinagre, tres cucharadas de aceite y sal. Disponer en un plato los ingredientes, mojar con el ali?o y decorar con los frutos secos troceados.
Pechuga rellena de espinacas con albaricoques
Ingredientes: 1 pechuga de pollo peque?a, 50 gramos de espinacas frescas, 2 o 3 albaricoques secos, 1 diente de ajo, 100 mililitros de co?¨¢, aceite de oliva, sal y pimienta negra.Preparaci¨®n. Picar los orejones. Precalentar el horno a 180?. Picar el ajo fino y dorarlo en una sart¨¦n a fuego suave con un poco de aceite. A?adir las espinacas y los albaricoques picados. Salpimentar, remover y tapar. Cuando las espinacas est¨¦n tiernas, destapar, subir el fuego hasta que pierdan todo el l¨ªquido y reservar. Hacer un corte horizontal en la pechuga sin llegar al final para rellenarla. Meter las espinacas, apretar y cerrar con tres o cuatro palillos. Untar la pechuga con aceite y dorarla en una sart¨¦n a fuego fuerte para marcarla. Pasarla a una fuente de horno. Desglasar la sart¨¦n con el co?¨¢ y mojar la pechuga. Terminar en el horno 15 minutos. Servir con ensalada verde.
Espaguetis con huevas de pescado en salaz¨®n
Ingredientes: 100 gramos de espaguetis, 25 gramos de huevas de m¨²jol en salaz¨®n, 2 dientes de ajo, aceite de oliva extra virgen, sal y pimienta negra reci¨¦n molida.Preparaci¨®n. Cocer la pasta en agua abundante con sal seg¨²n las instrucciones del fabricante. Rallar las huevas. Cortar los dientes de ajo por la mitad y frotar con ellos a conciencia el plato donde se vaya a tomar la pasta. Escurrir la pasta dejando un poquito de su l¨ªquido de cocci¨®n. Mezclar en la misma cazuela con la mitad de las huevas, un buen chorro de aceite de oliva, sal y pimienta negra, removiendo bien. Servir en el plato, remover de nuevo y terminar decorando con el resto de las huevas por encima de los espaguetis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.