La tasa Tobin no es la soluci¨®n
Mucho ruido y pocas nueces. As¨ª vienen a calificar los expertos de Economismo la propuesta que defiende ahora el presidente franc¨¦s, Nicol¨¢s Sarkozy, de lanzar una tasa sobre transacciones financieras. Hay unanimidad en el debate en que la llamada tasa Tobin goza de buena imagen y puede ser una medida muy populista, pero su puesta en marcha tendr¨ªa m¨¢s inconvenientes que ventajas y, por tanto, no ser¨ªa la soluci¨®n para los problemas financieros y econ¨®micos que sufre la Uni¨®n Europea.
Las principales razones para oponerse a esta tasa est¨¢n basadas en que solo tendr¨ªa efectos positivos (y no siempre) si fuera una medida global. Si fuera adoptada solamente por los pa¨ªses de la Eurozona, los bancos trasladar¨ªan sus sedes sociales a Londres, Nueva York, Singapur o a otras plazas donde no tuvieran que tributar por sus operaciones. Adem¨¢s, se da por hecho que los bancos trasladar¨ªan el importe del nuevo impuesto a sus clientes, por lo que el efecto recaudatorio esperado recaer¨ªa sobre los ciudadanos y no sobre las entidades financieras.
Santiago Fern¨¢ndez de Lis: "La tasa incentivar¨ªa el sistema bancario en la sombra, que no olvidemos que ha estado en el origen de la crisis"
Jos¨¦ Garc¨ªa Solanes: "La reflexi¨®n acaba devolviendo la tasa al ba¨²l de la buena conciencia social. Desgraciadamente, no resulta aplicable en la UE"
Santiago Carb¨®: "La tasa solo complicar¨ªa m¨¢s un panorama financiero ya demasiado incierto. Parece m¨¢s una respuesta a la indignaci¨®n"
Mauro Guill¨¦n: "Hay que evitar las medidas populistas y los efectos secundarios de este tipo de tasas. Europa no puede adoptarla unilateralmente"
Por el contrario, el debate concluye en que la Uni¨®n Europea debe incidir en la independencia y la eficacia de los reguladores y supervisores financieros.
Santiago Carb¨® lo ve muy claro. "Establecer una tasa sobre las transacciones financieras del modo que se est¨¢ planteando no parece lo m¨¢s adecuado en estos momentos. El primer problema es que es una tasa que solo complicar¨ªa m¨¢s un panorama financiero bastante incierto. Parece m¨¢s una respuesta a la indignaci¨®n popular y un castigo al sector bancario que un instrumento fundamentado y razonable de recaudaci¨®n. El segundo problema es que el establecimiento de esta tasa de forma unilateral en Europa (o parte de Europa) generar¨ªa diferencias sustanciales con otras plazas financieras (saldr¨ªan flujos financieros de Londres y Frankfurt para ir a Singapur y Nueva York) y posibilidades de arbitraje que derivar¨ªan en una canalizaci¨®n de transacciones financieras hacia otras localizaciones geogr¨¢ficas. M¨¢s distorsi¨®n. No es de extra?ar que el propio Tobin renegara hace a?os de la explotaci¨®n e interpretaci¨®n de una idea que no naci¨® para estos prop¨®sitos".
En su opini¨®n, ser¨ªa m¨¢s eficaz que las autoridades europeas "se preocuparan m¨¢s de establecer los mecanismos de supervisi¨®n y control adecuados que de gravar las transacciones financieras".
En la misma l¨ªnea se expresa Mauro Guill¨¦n. "Antes de decidir si conviene o no establecer una tasa Tobin sobre las transacciones financieras hay que definir qu¨¦ se pretende conseguir con ella y c¨®mo se pondr¨ªa en pr¨¢ctica. Si el objetivo es crear un fondo de estabilidad financiera, me parece m¨¢s adecuado que si el objetivo es recaudatorio. Eso s¨ª, ya se ha apuntado que Europa no puede de ning¨²n modo adoptar la tasa unilateralmente, puesto que distorsionar¨ªa los mercados internacionales y, adem¨¢s, crear¨ªa un incentivo para que inversores y bancos se trasladen fuera de la Uni¨®n. Tenemos que evitar las medidas populistas y los efectos secundarios de este tipo de tasa. Lo que necesitamos es una regulaci¨®n y una supervisi¨®n bancarias realmente independientes y efectivas".
Desde el propio sector bancario, las posiciones son todav¨ªa m¨¢s duras. Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez, de Citibank, se pregunta: "?A qui¨¦n se pretende castigar con un impuesto de estas caracter¨ªsticas? Creo, realmente, que al trasladarse al consumidor final se convertir¨ªa simplemente en una mayor penalizaci¨®n por utilizar los servicios de la banca. Pero es que si el objetivo es castigar a la banca, tampoco entiendo el razonamiento. Castigarla, ?por qu¨¦? Llevamos tres a?os responsabilizando de forma injusta la mayor¨ªa de las veces a la banca de todos los males habidos y por haber. Un impuesto de estas caracter¨ªsticas ser¨ªa interesante si buscase un mayor control de las operaciones financieras o, incluso, limitar sus excesos".
Santiago Fern¨¢ndez de Lis, del BBVA, aporta otra raz¨®n en contra de la tasa. "Es un impuesto a la intermediaci¨®n financiera por canales formales, que incentivar¨ªa el sistema bancario en la sombra, que, no lo olvidemos, ha estado en el origen de esta crisis. Si lo que se pretende es crear un fondo de resoluci¨®n de crisis bancarias, ya existen mecanismos para ello, como el fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos, que no deja de ser un impuesto sobre la captaci¨®n de recursos de los bancos. Am¨¦rica Latina tiene una dilatada experiencia en este tipo de impuestos, cuyo atractivo reside en la facilidad de recaudaci¨®n. Pero los pa¨ªses que lo han adoptado han pagado un precio muy alto en funci¨®n de una menor penetraci¨®n del sistema financiero y auge de los canales informales de intermediaci¨®n financiera. Un sistema bancario ¨¢gil, con un bajo coste de intermediaci¨®n, es un componente imprescindible de una econom¨ªa eficiente. Si se pretende recaudar, existen formulas menos distorsionadoras. Y si se pretende desincentivar los flujos de capitales m¨¢s especulativos, tambi¨¦n".
Por ¨²ltimo, Jos¨¦ Garc¨ªa Solanes defiende las buenas intenciones de la propuesta, pero plantea una larga lista de inconvenientes para su puesta en marcha. "El viraje reciente de Nicolas Sarkozy a favor de la tasa Tobin (renegando de lo que declar¨® en 1999) busca v¨ªas recaudatorias, pero tambi¨¦n el favor de sus ciudadanos a las puertas de unas elecciones con grises perspectivas. Conviene desvelar buenas intenciones sociales en unos momentos en los que la especulaci¨®n destructiva, la corrupci¨®n y las ingentes ayudas a quienes causaron la crisis sacuden las bases del sistema. Pero, como siempre, la reflexi¨®n serena que sigue a los primeros impulsos acaba ratificando la l¨®gica econ¨®mica y devolviendo la tasa al ba¨²l de la buena conciencia social. Hasta que alguien la despierte otra vez".
En su opini¨®n, la tasa Tobin tiene dos grandes problemas: "Primero, para ser viable y eficaz, tendr¨ªa que aplicarse en todos los pa¨ªses del planeta que disponen de mercados de capitales bien desarrollados, algo totalmente impensable. Segundo, los bancos y las empresas multinacionales pueden sortearla, en gran parte, con la ayuda de pr¨¢cticas financieras cada vez m¨¢s sofisticadas e ingeniosas. Por consiguiente, la tasa Tobin, por desgracia, no resulta aplicable en la UE".
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