"Te sangran los dedos y disfrutas del sufrimiento"
Ganador y vencido coinciden en destacar la belleza e intensidad de la final m¨¢s larga de la historia del Grand Slam
Mientras van saliendo las cervezas del vestuario, al que van llegando bolsas y m¨¢s bolsas de hielo para llenar las ba?eras y que se recuperen los tenistas, el serbio Novak Djokovic se funde en un emotivo abrazo con su novia, la bella Jelena. El campe¨®n se quita la medalla de oro que le cuelga del cuello y, con un gesto dulce, se la pone a ella. "Las dan igual en los Juegos", se les escucha decir en serbio, como si en la cabeza de la pareja ya apareciera Londres 2012.
Nole ha ganado su quinto torneo grande, el tercero seguido. Est¨¢ destrozado. A su alrededor, su agente busca al exbaloncestista serbio Vlade Divac, que ha perdido la acreditaci¨®n, mientras suena la m¨²sica tecno que avisa de la fiesta que viene. "Estoy preparado para todo", se r¨ªe antes de dirigirse al festejo cuando el reloj ya avista las cuatro de la madrugada australiana; "un tenista vive para partidos como estos".
Djokovic: "Un tenista vive para partidos como estos. Deber¨ªa haber dos ganadores"
Nadal: "Ha sido el traspi¨¦ que me duele menos porque he hecho todo lo posible"
Antes de que Djokovic vuelva a salir del vestuario lo hace Rafael Nadal. Si la medida de un hombre se toma en la derrota, queda claro que el espa?ol no es un cualquiera. "Lo primero", se arranca, a¨²n con las emociones frescas, "es felicitar a Novak y su equipo, que est¨¢n haciendo algo fant¨¢stico". "Esta es una de las derrotas m¨¢s felices de mi carrera", prosigue el mallorqu¨ªn, pensativo y sorprendentemente positivo tras la final perdida. "Yo no busco ganar a Djokovic, sino superarme a m¨ª mismo. Aqu¨ª me he superado a m¨ª mismo. Durante el torneo he sido bastante mejor que en 2011. Ha sido la final que he perdido que quiz¨¢s me duele menos porque he hecho todo lo que he podido. He luchado todo. He corrido todo lo que he podido correr. He competido con un jugador que, hoy por hoy, es brillante. Le he llevado al l¨ªmite, cosa que no hab¨ªa hecho en 2011, y a m¨ª mismo tambi¨¦n me he llevado al l¨ªmite, lo que no hab¨ªa hecho en 2011. La pasi¨®n, la ilusi¨®n, est¨¢n ah¨ª y, cuando uno hace todo lo que puede, no est¨¢ obligado a m¨¢s", cuenta; "estoy satisfecho de m¨ª mismo. Despu¨¦s de un tiempo en el que hab¨ªa sufrido sin disfrutar, he sufrido disfrutando. Ese es el camino".
Al valorar su actuaci¨®n, Nadal piensa en que hace menos de un mes ni se entrenaba porque le dol¨ªa un hombro, en que lleg¨® a Australia sin tiempo para trabajar en el delicado cambio de pesos de la cabeza de su raqueta y en que 15 horas antes de debutar en Melbourne lloraba en su habitaci¨®n creyendo que una lesi¨®n de rodilla le obligar¨ªa al abandono. Una derrota en 5h 53m con un break de ventaja en el quinto (4-2 y 30-15) debe de ser un trago amargo. Sin embargo, lo metaboliz¨® en p¨²blico como algo positivo y puso el acento en algo muy suyo: disfrutar sufriendo.
"Estoy absolutamente de acuerdo con ¨¦l", apostilla luego Djokovic, a¨²n con el rostro marcado por el esfuerzo y con la copa al alcance de la mano. "Nunca sent¨ª nada igual. Te duele todo. Sufres. Intentas activar tus piernas. Intentas empujarte un punto m¨¢s. Te sangran los dedos. Todo es ya demasiado y, aun as¨ª, sigues disfrutando del sufrimiento. Por eso estoy de acuerdo con Rafa", a?ade. "Haber jugado casi seis horas es incre¨ªble, simplemente incre¨ªble", se sorprende. "Escuchar que esta es la final m¨¢s larga de la historia de los torneos grandes (5h 53m) me hace llorar. Pude ganar en el cuarto set y Nadal hizo algunos saques y algunos puntos incre¨ªbles. Se mereci¨® prolongar el encuentro. En el quinto set cualquiera de los dos pudo ganar", prosigue. "Sent¨ª que mi cuerpo iba bajando de energ¨ªa, pero sab¨ªa que ¨¦l tambi¨¦n estar¨ªa sintiendo el paso del tiempo. Intent¨¦ mantenerme ah¨ª mentalmente. Controlar mis emociones. Cuando me vi con un 2-4, empuj¨¦ mi cuerpo hasta el l¨ªmite. Los dos usamos hasta la ¨²ltima gota de energ¨ªa de nuestros cuerpos. Creo que el t¨ªtulo se decidi¨® por un poco de suerte y un poco de deseo. Deber¨ªa haber dos ganadores", concluye.
Solo hubo uno y fue Nole, un competidor temible y un comunicador perfecto; un tenista sin l¨ªmites que puede so?ar con conquistar su Grand Slam particular en la primavera, cuando asalte Roland Garros, el ¨²nico t¨ªtulo grande que le falta. Nadal se march¨® de la pista firmando aut¨®grafos, listo para devorar la cena caliente que le esperaba en el vestuario y dejando una frase de despedida que refleja c¨®mo entiende el deporte y la vida. El reloj pasaba ya de la 1.30. Cogi¨® el micr¨®fono ante la gente que abarrotaba la pista Rod Laver y dijo: "Gracias por todo el amor que me hab¨¦is mostrado y por apoyarme en un partido que no olvidar¨¦ aunque lo haya perdido. Espero volver aqu¨ª durante muchos a?os y... seguir luchando".
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