El asesino llevaba el reloj de su v¨ªctima

Para ellos, como para casi todos, la justicia es la instituci¨®n que dicta qui¨¦n es culpable y qui¨¦n inocente. Con esa intenci¨®n acudieron en 2006 a la Audiencia Nacional, para que un juez desmintiera las barbaridades de las que acusaban a sus familiares en las sentencias de los consejos de guerra, y sobre todo para que les ayudara a investigar su paradero y autorizara la apertura de las fosas en las que hab¨ªan sido arrojados.

Hoy, tres represaliadas del franquismo est¨¢n llamadas a declarar en el Tribunal Supremo. Les seguir¨¢n 17 m¨¢s en los pr¨®ximos d¨ªas. La escena no ser¨¢ la que hab¨ªan imaginado, porque no declarar¨¢n en calidad de v¨ªctimas y el ¨²nico juez que quiso ayudarles estar¨¢ sentado en el banquillo. Pese a todo, lo consideran una oportunidad. Por primera vez en 75 a?os, la justicia va a escucharles. EL PA?S inicia hoy una serie con los testimonios de esas v¨ªctimas, que representan a muchas otras. A 130.000 desaparecidos.

A Concepci¨®n Gonz¨¢lez Trigo, la edad (tiene 83 a?os) y una enfermedad en las piernas le impiden trasladarse hoy desde Vigo. En su lugar hablar¨¢ ?ngel Rodr¨ªguez Gallardo, un historiador que conoce bien su historia, especialmente tr¨¢gica, porque adem¨¢s de que mataran a su padre al principio de la Guerra Civil, Concepci¨®n tuvo la mala suerte de ser ella quien encontr¨® el cad¨¢ver.

"Lo hab¨ªan dejado tirado en un camino a las afueras del pueblo (Ponteareas). Los falangistas hab¨ªan ido a buscarlo de madrugada hasta Tui, porque sab¨ªan que quer¨ªa huir a Portugal. Su intenci¨®n, seg¨²n dijeron, era matarlo en la plaza del pueblo, pero cuando llegaron, a las siete de la ma?ana, hab¨ªa mucha gente colocando los puestos de la feria para ese d¨ªa, as¨ª que se lo llevaron en un cami¨®n, lo fueron torturando por el camino y a las afueras lo mataron", relata Rodr¨ªguez.

Poco despu¨¦s, Concepci¨®n encontraba el cuerpo. "Ella recuerda que ten¨ªa los brazos y las piernas partidas. Lo hab¨ªan molido a palos". Cuando fueron a enterrarlo se dieron cuenta de que le faltaba el reloj, una pieza del patrimonio familiar que hab¨ªa pasado de padres a hijos durante generaciones. "Concepci¨®n sab¨ªa qui¨¦n lo hab¨ªa matado porque vio al falangista muchas veces con ¨¦l puesto". Como un trofeo. Los verdugos nunca se escondieron.

Rodr¨ªguez Gallardo hablar¨¢ en nombre de Concepci¨®n y en el de 8.000 personas m¨¢s, las que, seg¨²n su investigaci¨®n, desaparecieron a manos del franquismo durante la Guerra Civil y hasta los a?os cincuenta en Galicia. Para ¨¦l no hay duda de que se trata de cr¨ªmenes de lesa humanidad, tal y como escribi¨® el juez Garz¨®n en el auto por el que hoy se sienta en el banquillo. "Los asesinos mataron con los mismos patrones en Galicia que en Andaluc¨ªa, que en la Comunidad Valenciana o Canarias. Fue un plan de exterminio".