La tragedia del estadio de Port Said desata una crisis pol¨ªtica en Egipto
Una ola de disturbios deja cerca de 400 heridos en El Cairo - La oposici¨®n exige la dimisi¨®n del ministro del Interior
La tragedia de la noche del mi¨¦rcoles en el estadio de f¨²tbol de Port Said, donde tuvo lugar una violenta refriega que se sald¨® con 74 v¨ªctimas mortales y m¨¢s de 1.000 heridos, ha vuelto a reabrir las costuras de la turbulenta transici¨®n egipcia. En una caldeada sesi¨®n parlamentaria, varios diputados pidieron ayer la dimisi¨®n del ministro del Interior y responsabilizaron a la Junta Militar de los hechos. La tensi¨®n se palpaba anoche en el centro de El Cairo. All¨ª, centenares de manifestantes se enfrentaron a las fuerzas del orden, en lo que podr¨ªa ser el anticipo de una nueva ola revolucionaria.
El primer ministro, Kamal Ganzuri, intervino en el Parlamento para expresar su dolor por lo ocurrido y dar explicaciones de la actuaci¨®n gubernamental. "Estoy dispuesto a rendir cuentas ante cualquier instituci¨®n porque s¨¦ que tengo una responsabilidad pol¨ªtica por los hechos", dijo Ganzuri, que acudi¨® al hemiciclo acompa?ado del Ministerio del Interior, Mohamed Ibrahim.
Los islamistas culpan de la tragedia a sectores pro-Mubarak
La presencia policial en la cancha era mucho menor de lo habitual
En un breve discurso, Ganzuri inform¨® de que el Gobierno hab¨ªa actuado con celeridad la noche anterior y aceptado las dimisiones del gobernador de Port Said y del responsable de las fuerzas de seguridad de la regi¨®n, as¨ª como de toda la junta directiva de la Asociaci¨®n de F¨²tbol Egipcia.
Como en episodios violentos de los meses anteriores, el Gobierno culp¨® de la matanza a un misterioso complot "que pretende desestabilizar el pa¨ªs", una herramienta discursiva que los actuales l¨ªderes del pa¨ªs parecen haber tomado prestada del manual del r¨¦gimen anterior. La noche del mi¨¦rcoles, el mariscal Husein Tantaui, presidente de la Junta Militar, hab¨ªa recurrido a la otra medida habitual: la apertura de una comisi¨®n de investigaci¨®n. "Los culpables ser¨¢n castigados", asegur¨® en declaraciones a la prensa.
Sin embargo, las promesas de Tantaui y Ganzuri no inspiran ya ning¨²n tipo de confianza en la mayor¨ªa de los diputados electos en las primeras elecciones democr¨¢ticas, por lo que la instituci¨®n decidi¨® acometer su propia investigaci¨®n de los hechos. Varios legisladores lanzaron en sus discursos en la c¨¢mara afilados dardos contra la c¨²pula castrense.
"No es aceptable para el director de la seguridad de Port Said, al que no absuelvo de ninguna responsabilidad, el convertirse en un chivo expiatorio. Queremos una limpieza a fondo del Ministerio del Interior", afirm¨® Husein Mohamed Ibrahim, diputado del Partido de la Libertad y la Justicia, la marca electoral de los Hermanos Musulmanes. Precisamente, la reestructuraci¨®n del sistema de seguridad, acusado de perpetrar numerosos abusos por las organizaciones de derechos humanos, es una de las principales demandas insatisfechas de la Revoluci¨®n del 25 de Enero.
El hist¨®rico movimiento islamista emiti¨® un comunicado en el que atribuy¨® la violencia a "facciones internas con fuertes relaciones con el antiguo r¨¦gimen", que tendr¨ªan como objetivo "bloquear una transici¨®n pac¨ªfica".
M¨¢s directo y contundente fue Mohamed Abu Hamid, del partido laico Egipcios Libres. "A lo que sucedi¨® ayer [por el mi¨¦rcoles] no lo podemos llamar un incidente. Es una conspiraci¨®n de la que la Junta Militar debe responder. ?La Junta debe caer. La Junta debe caer!", remach¨® el diputado ante las c¨¢maras de televisi¨®n, que retransmitieron en directo la sesi¨®n.
Los legisladores se hicieron eco en el hemiciclo de una indignaci¨®n compartida por la mayor¨ªa de los egipcios, sobre todo por los miles de personas que se concentraron en la estaci¨®n de tren de Rams¨¦s para recibir a los aficionados del Ahly provenientes de Port Said.
En un pa¨ªs proclive a las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, no solo algunos diputados ven la mano negra de la Junta Militar detr¨¢s de una masacre in¨¦dita en la historia del f¨²tbol egipcio. "Los militares quieren crear el caos para justificar su permanencia en el poder. Es mucha casualidad que todo esto suceda justo despu¨¦s de levantar la ley de emergencia", apuntaba Ahmed Ismail, un veterano ingeniero que se sum¨® a las marchas de repulsa.
Una de las m¨¢s multitudinarias quer¨ªa culminar anoche delante la sede del Parlamento. Sin embargo, sus aleda?os, y buena parte del centro de El Cairo, estaban completamente sellados por la polic¨ªa con alambradas y muros. All¨ª fue donde se desat¨® una batalla campal con las fuerzas de seguridad, que utilizaron gases lacrim¨®genos para dispersar a los manifestantes con un saldo de casi 400 heridos.
Un d¨ªa despu¨¦s de la matanza, un halo de incertidumbre continuaba envolviendo los incidentes, que constituyen el m¨¢s violento de los espasmos que han sacudido el Egipto pos-Mubarak. Varios testigos presenciales aseguran que la presencia policial en el estadio de Port Said era mucho menor de lo habitual, y que los agentes desplegados no hicieron nada para evitar que miles de personas invadieran el terreno de juego para linchar a los jugadores y aficionados del Ahly, el equipo visitante. En un comunicado en su p¨¢gina de Facebook, las ?guilas Verdes, el grupo de seguidores fan¨¢ticos del club Masry, afirmaron "no tener nada que ver con lo sucedido" y denunciaron que "grupos de gamberros" se infiltraron en sus filas.
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