Involuci¨®n
No estar¨ªa mal llamar las cosas por su nombre. Tan sorprendida estoy de las medidas que ha anunciado el nuevo Gobierno como de la falta de respuesta de la sociedad civil. Claro que vienen tiempos de mayor¨ªas compactas, de intercambio de nuevos favores, de poder absoluto y existe la tentaci¨®n de congraciarse, o al menos no significarse en exceso ante los nuevos mandarines. Pero lo que ha ocurrido esta semana solo tiene un nombre propio: involuci¨®n.
El PP ha lanzado tantas pelotas sobre el terreno de juego que es casi imposible responder a cada una de ellas. Imagino que lo dicta as¨ª su estrategia pol¨ªtica y que han decidido en esta fase contentar a los sectores m¨¢s ultraconservadores, por eso, las comparecencias de los ministros parec¨ªan hechas a la medida de Intereconom¨ªa y de las TDT party, a las que tanto deben.
Para empezar, se volver¨¢ a penalizar el aborto, excepto para algunos estrechos supuestos que determinar¨¢ la autoridad competente. Se acabar¨¢ con la libertad de las mujeres para decidir sobre la continuidad de su embarazo y, a partir de ahora, ser¨¢n los jueces, los m¨¦dicos y otras instancias administrativas las que decidan en su nombre. Lejos de tener una legislaci¨®n equiparable a Alemania, Francia o Reino Unido, nos pareceremos a Rumania, a Hungr¨ªa y a la propia Espa?a en los tiempos del aborto clandestino. Se limitar¨¢, tambi¨¦n, la administraci¨®n de la p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s que evita miles de abortos y de embarazos no deseados entre las j¨®venes, a las que se explicar¨¢ que pueden dar su hijo en adopci¨®n o ser responsables y continuar con su embarazo.
En la ense?anza se suprimir¨¢ un peligroso cap¨ªtulo de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa dedicado a las relaciones interpersonales y que -pueden comprobarlo ustedes mismos con cualquier manual de sus hijos- considera un valor democr¨¢tico el respeto a las diferentes opciones sexuales, los distintos tipos de familia, la igualdad de las mujeres y el valor del ser humano independientemente de su procedencia o del color de su piel. Un cap¨ªtulo que no es pura teor¨ªa, ni mucho menos adoctrinamiento, sino afrontar la realidad social, evitar la burla y la discriminaci¨®n de los propios alumnos y proclamar el respeto como valor universal. Mientras se suprimen estos contenidos que califican de adoctrinadores, justo en el aula de al lado un religioso explicar¨¢ dos horas a la semana, la maldad de la homosexualidad, las carencias de la familia que no disponga de un padre y una madre y el papel subordinado de las mujeres en la sociedad.
Nos anuncian que se prepara una reforma educativa de la que ni siquiera saben d¨®nde empiezan o terminan los ciclos ni las titulaciones, ni el presupuesto con el que contar¨¢ pero que, eso s¨ª, segregar¨¢ tempranamente a los adolescentes y abrir¨¢ la puerta a aumentar los conciertos educativos con la ense?anza privada hasta mitad del bachillerato.
No se detiene aqu¨ª la involuci¨®n pol¨ªtica que se avecina. El flamante ministro de Medio Ambiente anuncia un cambio total de las leyes medioambientales para permitir m¨¢s negocios a pie de playa y una medici¨®n de la calidad del aire "m¨¢s realista", lo que convertir¨¢ la nube contaminante de Madrid en un fen¨®meno meteorol¨®gico. De las energ¨ªas renovables, ni hablamos.
La reforma tiene ribetes esperp¨¦nticos como el nuevo papel de los notarios y la compasi¨®n que siente el Gobierno por este negocio, inexistente en la mayor¨ªa de los pa¨ªses. Para compensarlos por la crisis inmobiliaria, las bodas y los divorcios pasar¨¢n por la notar¨ªa. Escrituraremos nuestras vidas como si de una propiedad se tratar¨¢ y disolveremos los matrimonios como un negocio de compraventa, previo pago, por supuesto.
De una tacada se sepultan a?os de conquistas sociales y de respeto entre los ciudadanos trabajosamente construido. El 90% de la poblaci¨®n no tiene problemas respecto a la homosexualidad, la capacidad de decisi¨®n de las mujeres sobre la maternidad, ni la educaci¨®n en valores. Pero el Gobierno piensa, equivocadamente, que la mayor¨ªa en las urnas les otorga una supremac¨ªa ideol¨®gica de ra¨ªz cat¨®lica y ultraconservadora. Ya veremos.
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