Miradas en penumbra
Una buena cuota de la formaci¨®n social, sentimental y emocional de miles de madrile?os de ambos sexos corri¨® a cargo del cine durante un siglo. Su recuerdo merece, pues, memoria. A partir de la v¨ªspera de San Isidro de 1896, en que la fotograf¨ªa animada lleg¨® a la ciudad, m¨¢s precisamente al vest¨ªbulo del hotel Rusia de la Carrera de San Jer¨®nimo, 34, las salas de cinemat¨®grafo proliferaron y reinaron en Madrid. Los anfiteatros donde tantas gentes ahormaron colectivamente y en penumbra su mundo interior -abducidas por el cinema- compusieron una luminosa guirnalda estrechamente ce?ida al talle de la historia de Madrid y de sus moradores. El reciente libro de David Miguel S¨¢nchez da noticia de este cintur¨®n de lugares de magia y sombra, hoy dr¨¢stica e infortunadamante reducido a salas an¨®nimas, sin arquitectura ni genio espacial alguno.
El autor divide las hist¨®ricas salas madrile?as en varios grupos. En primer lugar, detalla las que tachonaron con su esplendor la Gran V¨ªa.
Luego, bajo el par¨¢grafo Otros cines, se adentra en el microcosmos de las salas de barrio. En ellas lat¨ªa con m¨¢s vigor el coraz¨®n de la ciudad: sus acomodadores de uniforme, linterna y bigotazo; sus programas de sesi¨®n continua; sus programas dobles -Empez¨® con un beso y La gran familia, se bromeaba- y sus precios, siempre asequibles, dibujaban con trazo amable el perfil de la ilusi¨®n infantil y adolescente entre aromas a ozonopino, pipas de girasol y ros¨¢ceos y azucarados chicles Bazoka. Los cines Col¨®n y el Pr¨ªncipe Alfonso, en la calle de G¨¦nova; el San Carlos, en Atocha; el Gong en Marqu¨¦s de Cubas; el Ora¨¢, el Vel¨¢zquez y el Salamanca, o los se?alados por alarmas de moralina como el Cine Carretas -donde entran dos y salen tres, se dec¨ªa-. Fueron parajes donde crecieron quimeras, amor¨ªos y sentires a cuya evocaci¨®n este libro gratamente invita.
Cines de Madrid. Por David Miguel S¨¢nchez Fern¨¢ndez. 335 p¨¢ginas. 16,95 euros. Ediciones La Librer¨ªa.
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