Queridos 'ayatobispos'
Esta es la carta que os dirige una simple mujer que, aunque no ha perdido el sue?o de un pa¨ªs laico en el que ni vosotros, ni vuestros pares de cualquier otra religi¨®n, metan cuchara en la vida de los ciudadanos, y que, aunque ahora mismo no deja de canturrear el Himno de Riego por el pasillo de su casa... Pese a ello, y ni siquiera con este bagaje ¨¦tico-est¨¦tico a mis espaldas, puedo dejar de reconocer que:
?Sois la bomba! Sois unos petardazos. Sois la falla. Sois el incendio de Roma. Sois la hostia.
Todav¨ªa me siento conmocionada por la habilidad con que dispon¨¦is del espacio esc¨¦nico en cuanto avist¨¢is una m¨ªnima posibilidad de enrollaros el marab¨², saltar a la pasarela y acaparar el foco. No caer¨¦ en la tentaci¨®n de proclamar que todos los cardenales, arzobispos y obispos sois iguales -consciente como estoy de que los hay notablemente peores-, pero s¨ª me precipitar¨¦ en la de confesaros que me fascina vuestra perseverancia. A prop¨®sito, si me entrego al tuteo es porque, en este caso, el tuteo tiene razones que el coraz¨®n no entiende, como detallar¨¦ m¨¢s abajo.
"Me fascina vuestra necesidad de meter baza en los asuntos sexuales de la gente"
Por el momento, dejadme seguir alabando vuestro sentido de, por ejemplo, la imitaci¨®n. Como los asesinos de mujeres, o como los suicidas, que se entusiasman los unos a los otros al contemplar, al enterarse de lo que han hecho, los ayatobispos deb¨¦is de experimentar el gusanillo de la emulaci¨®n, y os emul¨¢is, pues, los unos a los otros, que da gloria, en las declaraciones sobre el sexo y las costumbres privadas. No falla nunca: sale un obispo, y poco despu¨¦s le refuerza un arzobispo. O declama un cardenal, y acto seguido saltan los coros de hombres p¨ªos.
Y c¨®mo os calienta la tem¨¢tica de la intimidad carnal. ?Es porque no la catasteis? Porque no ser¨¢ por principios. De sobra sab¨¦is que el dios que predic¨¢is -el del amor al pr¨®jimo-, si existiera, os habr¨ªa hecho butifarra hace ya un par de milenios.
Siempre me ha fascinado vuestra ansiosa necesidad, la compulsi¨®n que sent¨ªs de meter baza en los asuntos sexuales de la gente. ?Es vuestra forma de practicar el sexo? ?Es vuestra versi¨®n del sexo oral? Posiblemente, pero debo deciros que resulta repugnante enfocar -aunque la prefiero a que os entregu¨¦is a la pederastia, otro efecto contagio que os posee demasiado a menudo-, por ejemplo, un primer plano de los labios del obispo de Tarragona cuando, con sumo deleite, anatematiza a los gays, y se complace en negar derechos a las mujeres, y en hablar de partos -vosotros: ?de partos!-, y en tratar al hombre (al tradicional suyo, no al verdadero: tranquilos) de chiquit¨ªn de la casa. Por todos los demonios, qu¨¦ espect¨¢culo tan asqueroso. Unos delgados, yertos, est¨¦riles labios opusinos, hablando de las cosas de la vida.
?d¨®nde os educan, de d¨®nde sal¨ªs? ?En qu¨¦ criadero os reproduc¨ªs, criaturas mutantes que constantemente camin¨¢is hacia atr¨¢s, que os refocil¨¢is en el tenebrismo y que s¨®lo entend¨¦is el sacrificio de cintura para abajo y de libertad para arriba? ?En qu¨¦ lugar de vuestro organismo os colocan el resorte que har¨¢ que salt¨¦is una y otra vez -retrocediendo, simult¨¢neamente, a la oscuridad de los tiempos- para contarnos lo que opin¨¢is -vosotros, seres ociosos y empingorotados- de nuestras formas de vida? ?Acaso el mecanismo se encuentra entre vuestras piernas, de ah¨ª que os avise, con la frecuencia de la frustraci¨®n, cuando ote¨¢is que otros satisfacen su cuerpo de espaldas a vuestros anatemas?
?sta es la carta que os dirige una mujer. Una simple mujer que ejerce el derecho a tutearos esgrimiendo, como razones, esos 13.266.216,12 euros que, durante todo este a?o, el Estado entregar¨¢ mensualmente a la Iglesia cat¨®lica, "a cuenta de la cantidad que deba asignar a la Iglesia por aplicaci¨®n de lo dispuesto en los apartados uno y dos de la disposici¨®n adicional decimoctava de la ley 42/2006, de 28 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el a?o 2007", seg¨²n se determina en el Bolet¨ªn Oficial del Estado n¨²mero 315, del 31 de diciembre de 2011.
O sea: 13 millones, m¨¢s un cuarto de mill¨®n, m¨¢s 16.000, m¨¢s 216 euros, m¨¢s 12 c¨¦ntimos. Al mes. De nuestros impuestos.
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