'Back to black'
He o¨ªdo el timbre y me he puesto encima el primer cuerpo que he encontrado", podr¨ªa haber dicho Amy Winehouse, a modo de disculpa, a la persona a la que abr¨ªa la puerta de su casa en esta foto. Si no le importaba aparecer con el cuerpo que ten¨ªa m¨¢s a mano, aunque fuera el que es, c¨®mo iba a importarle que la vi¨¦ramos con esos pantalones por debajo de cuyos bordes asoman unos bolsillos con calidad de v¨ªscera, lo mismo que ese trozo de correa que se desliza entre sus piernas. Incluso el fragmento de pecho que muestra descuidadamente a la c¨¢mara por debajo de la camisa mal atada tiene algo de casquer¨ªa. Sal¨ªa a escena tambi¨¦n con el primer cuerpo que encontraba, que era siempre el suyo, y con el que guardaba una relaci¨®n de indiferencia conmovedora hasta las l¨¢grimas. Ni lo moldeaba ni ocultaba sus partes, ni trataba de hacerlo parecer m¨¢s esbelto. Lo tatuaba y lo pintaba, eso s¨ª, porque la gente que pasa muchas horas en prisi¨®n (en este caso, prisionera de s¨ª misma) acaba utilizando el cuerpo como un juguete, o como cuaderno de dibujo. As¨ª, Amy se apuntaba cosas en el brazo y en el antebrazo o daba forma a los labios (para que la boca no se olvidara de ser boca) y a los ojos (para que no se olvidaran de ser ojos). Ella, en cambio, no es que se olvidara de qui¨¦n era, es que no tuvo idea nunca de qui¨¦n fue, de lo grande que fue, y en ese no saber hab¨ªa un atractivo irresistible, saliera con el cuerpo que saliera a recibirte. Aqu¨ª parece que tras saludar al visitante le anuncia su intenci¨®n de regresar a la oscuridad del portal. Back to black. Regreso a negro.
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