?Qu¨¦ dice su foto de perfil?
Nadie es tan feo como en su DNI ni tan guapo como en su foto de perfil". Tras esta sentencia, rebosante de verdad y sabidur¨ªa, se cre¨® hace un par de a?os uno de los grupos m¨¢s populares de Facebook. As¨ª como nos hemos resignado a que las fotos del DNI no nos hagan justicia, ahora invertimos tiempo y paciencia en conseguir la mejor cara posible para estar en Internet y, ciertamente, nuestra imagen online abre y cierra muchas m¨¢s puertas que la foto del carn¨¦ de identidad.
Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil ser invisible en la Red. A estas alturas, renunciar a tener una imagen online podr¨ªa considerarse casi un acto de contracultura. Cada vez es m¨¢s probable que al googlear un nombre se acceda -adem¨¢s de a datos biogr¨¢ficos o profesionales- a una foto. Y esto lo cambia todo. Una instant¨¢nea desata todo tipo de fantas¨ªas. "Los textos no construyen a una persona, pero una imagen nos hace reales", reflexiona Jeremy Sarachan, profesor de comunicaci¨®n y experto en cibercultura y mundos virtuales del St. John Fisher College, en Rochester (Nueva York). Seg¨²n su opini¨®n, el tradicional corte de pasaporte no sirve para transitar por los mundos virtuales. "Una cabeza puesta sobre los hombros, perfectamente centrada y con una sonrisa vaga solo significa que existes, y ?qui¨¦n quiere conocer a alguien que simplemente existe? Los usuarios hiperconectados pedimos mucho m¨¢s".
A d¨ªa de hoy, nuestra imagen 'online' abre y cierra muchas m¨¢s puertas que la foto del carn¨¦ de identidad
Eso que se quiere ver en las fotos de la gente es lo que el fil¨®sofo franc¨¦s Roland Barthes llam¨® "aire" o "personalidad" en su libro Camera Lucida. "Una imagen capaz de crear un impacto emocional desde el primer vistazo". Jeremy Sarachan considera justificada la importancia que concedemos a nuestras fotos de perfil. "Piense que ser¨¢ la imagen que se repetir¨¢ en cada uno de sus actos, en cada comentario o tuit y acabar¨¢ siendo el s¨ªmbolo visual de su vida online".
Entre los usuarios hiperconectados, los hay estables y mon¨®tonos (aquellos que abrieron una cuenta en Facebook, Twitter o Linkedin hace tres a?os y a¨²n mantienen su primera foto de perfil). Otros se comportan de un modo convulso y vol¨¢til, necesitan cambiar su carta de presentaci¨®n cada semana redefiniendo su imagen virtual en cuanto logran una captura m¨¢s representativa de su ¨²ltimo minuto de gloria. Internet ama el presente sobre todas las cosas y este comportamiento veleidoso ya est¨¢ respaldado por los estudiosos de la cultura digital. "El constante flujo de informaci¨®n propio de la era digital exige los repetidos cambios en las fotos de perfil. La autodefinici¨®n m¨¢s perfecta que podamos imaginar se queda obsoleta en pocos d¨ªas. La necesidad de experimentar con la imagen que damos de nosotros mismos es un esfuerzo que no tiene final, un requerimiento de la vida digital", explica Sarachan.
Queda, es cierto, un reducto de usuarios resistentes que han conseguido llegar al d¨ªa de hoy sin que una sola imagen de ellos pueda ser encontrada en la Red. O los que, una vez puestos entre la espada y la pared, optan por ofrecer al mundo una imagen ambigua. Por ejemplo: un dibujo manga, el s¨ªmbolo del ying y el yang o el retrato ilustrado de una chica pin up.
Acad¨¦micos de varias universidades se han dedicado a estudiar el impacto de las fotos de perfil en nuestra vida social en la Red. Lo llaman la gesti¨®n de la impresi¨®n online. El profesor Joseph B. Walter, de la Universidad de Michigan, dirige una de estas investigaciones y asegura que la gente con amigos atractivos en Facebook o que sigue a personas de moda en Twitter es percibida con un "halo m¨¢s interesante" que el resto, y muchos no pierden de vista este prop¨®sito a la hora de seleccionar su c¨ªrculo pr¨®ximo.
Las mentiras piadosas -por ejemplo, poner una foto de cuando ¨¦ramos cinco a?os m¨¢s j¨®venes y pes¨¢bamos diez kilos menos- tambi¨¦n son observadas por los acad¨¦micos. Mark R. Leary, profesor de psicolog¨ªa y neurociencia en la Universidad de Duke, ha estudiado las estrategias que se ponen en marcha para editar la imagen online. "Algunas personas parecen tener un p¨²blico al que impresionar; otros prefieren editarse a s¨ª mismos y mostrar lo mejor de lo que hay". Lo curioso es que siempre se encuentra una raz¨®n para justificar estos peque?os enga?os. "Todo el mundo est¨¢ convencido de que es honesto o, al menos, de que lo intenta", dice Jennifer Gibbs, profesora de comunicaci¨®n en Rutgers y autora de un estudio sobre los comportamientos en los sitios de citas online, un universo donde no abunda precisamente la sinceridad. "Las personas que dan una imagen de s¨ª mismas un poco alejada de la realidad muchas veces est¨¢n ofreciendo una versi¨®n idealizada o una previsi¨®n ben¨¦vola de lo que esperan llegar a ser. Siempre justifican las distorsiones de su imagen como un esfuerzo para mantenerse en el ruedo".
En cualquier caso, los te¨®ricos de la era digital piensan que es una ilusi¨®n creer que se podr¨¢ permanecer mucho m¨¢s tiempo escondido (en Internet). Hay que estar preparado. Finalmente alguien acabar¨¢ etiquetando su nombre en la foto de una boda o algo peor. Y todo el mundo acabar¨¢ identific¨¢ndole. Los fil¨®sofos que estudian nuestros comportamientos en las redes sociales, concretamente en Facebook, dicen que el etiquetado de fotos es una de las prestaciones imprescindibles de los tiempos que corren, porque garantiza la existencia de un p¨²blico ansioso. As¨ª lo explica Jeremy Sarachan: "En la era de la informaci¨®n, la superabundancia de datos produce una indiferencia masiva ante todo. Pero si usted es notificado por escrito cada vez que alguien lo identifica en una imagen, la curiosidad lo matar¨¢. Al fin y al cabo, ?qui¨¦n no quiere ver una foto de s¨ª mismo?".
As¨ª es su 'avatar' y as¨ª lo describen los expertos
Usted, visto por su ordenador: Es una fotograf¨ªa casi siempre tomada con una c¨¢mara web que parece decir: "Este soy yo". Tienden a ser im¨¢genes distorsionadas por la cercan¨ªa de la c¨¢mara, tomadas en un contexto laboral o de ocio, pero siempre ligado al ordenador.
De espaldas o mostrando un detalle de su cuerpo: No se da la cara, pero se muestra una porci¨®n del cuerpo o una actitud con la que se busca destacar un rasgo del que se est¨¢ satisfecho. Ya sea un tatuaje, unos pies de los que se est¨¢ orgulloso o un temperamento rebelde.
Posando con amigos, familia o pareja: Es un modo de demostrar vida social y de dar pruebas de determinados sucesos que pueden haber sido anunciados previamente. Por ejemplo: "Estoy en una relaci¨®n". En estas im¨¢genes, el sujeto es lo menos importante; es el contexto el que manda. Algunos expertos creen que es una manera de demostrar cierto control sobre la tecnolog¨ªa: "Sigo teniendo vida social a pesar de Internet".
Retrato trucado o manipulado por un 'software': Es una manera de ocultarse, a la vez que se muestra cierto temperamento art¨ªstico y ganas de demostrar el dominio de programas de manipulaci¨®n de im¨¢genes. La visibilidad de la cara es secundaria.
Recuerdo del pasado: Suele tratarse de una imagen nost¨¢lgica y segura que, adem¨¢s, no da demasiadas pistas sobre el presente. La conexi¨®n con el pasado otorga profundidad y cierto inter¨¦s a la identidad del interesado.
Descripciones extra¨ªdas del libro 'Facebook and philosophy' (Open Court, 2010).
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