Los miedos de Facebook
La operaci¨®n burs¨¢til de Facebook tiene unas dimensiones grandiosas, reflejo de aquella predicci¨®n de Nicholas Negroponte sobre el predominio del universo de los bits sobre el de los ¨¢tomos. Con 845 millones de usuarios mensuales, ser¨¢ el estreno m¨¢s importante de la historia de Silicon Valley. Su valoraci¨®n de Facebook en el parqu¨¦ es cuatro veces superior a la de Google, cuando se estren¨® a mediados de 2004.
La propia compa?¨ªa ante la grandiosidad del acontecimiento ha querido prevenir, est¨¢ obligada a hacerlo por ley, a los inversores de los eventuales peligros que le pueden perjudicar. En un documento enumera hipot¨¦ticos acontecimientos que pudieran debilitarla, desde su cierre en pa¨ªses con una censura r¨ªgida, una reforma fiscal que "da?ara" a la empresa, la p¨¦rdida de su l¨ªder (que concentra un gran poder) o una competencia depredadora con especial menci¨®n al poder¨ªo de Google.
Pero en esta reflexi¨®n apunta dos escenarios que invitan particularmente a la reflexi¨®n. Una de las preocupaciones de Facebook es que no tiene resuelto el modelo del negocio en el m¨®vil, cuya versi¨®n de la red social no presenta la publicidad, lo que supone una p¨¦rdida de impactos notable ya que la mitad de sus miembros acceden alguna vez a la Red desde un dispositivo de estas caracter¨ªsticas. El Internet m¨®vil est¨¢ ah¨ª y no puede ignorarse. Hasta un hardware tan enraizado en los despachos como las impresoras est¨¢n ofreciendo soluciones para la impresi¨®n desde un m¨®vil. Desde la gama de port¨¢tiles, cada vez m¨¢s ligeros, a las ofertas de nubes en Internet para tener disponibles los propios documentos desde cualquier lugar y en cualquier momento... evidencian que la industria est¨¢ pensando en el Internet m¨®vil y resulta extra?o que Facebook no haya resuelto este extremo del negocio. El segundo aspecto es que parte de sus ingresos provienen de aplicaciones de terceros, particularmente de juegos. Zynga, por ejemplo, supone el 12% de los mismos. Facebook est¨¢ obligada, pues, a conservar estos suministros. Por ahora, su gran argumento es precisamente la comunidad humana que alberga. Facebook supone para Zynga, el 90% de sus ingresos. De momento, est¨¢ muy bien atada.
Esta prudente literatura generada por la propia compa?¨ªa es sensata. No porque acierte en predecir ning¨²n desastre que no es forzoso que ocurra. Simplemente, porque el ¨¦xito de hoy en el planeta digital no asegura el de ma?ana. Nombres propios relumbrantes hace unos a?os han visto c¨®mo se depreciaba su encanto y una emigraci¨®n de clientes. Ah¨ª est¨¢ el mundo virtual Second Life, donde parec¨ªa inevitable tener domiciliado un avatar propio, o MySpace, una red social menguante.
Es curioso que, en esta contabilidad de miedos, no figure una menci¨®n a un posible desgaste por su pol¨ªtica de privacidad, siempre buscando la exposici¨®n p¨²blica de sus miembros, que ya le ha obligado a algunas correcciones. La tesis de Facebook y similares es que si entras en una red social con amigos y conocidos no tiene sentido ocultarse. Pero la visibilidad, y los datos personales, han de ser f¨¢cil y perfectamente administrables por los internautas. Intentar evitarlo para practicar una gran demograf¨ªa en relaci¨®n con el consumo y la publicidad... puede provocar una peligrosa, esa s¨ª, fatiga en sus miembros.
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