Beiras y los hoplitas
No tengo la menor idea de si el BNG est¨¢ ya definitivamente roto. Todo parece apuntar a que s¨ª, dado que ya hace tiempo que los cronistas situados detr¨¢s de las l¨ªneas Maginot informan de lo irrespirable que se ha hecho la atm¨®sfera en ese pedazo de tierra quemada. Sin embargo, puede suceder cualquier cosa. Al fin y al cabo, de la reciente asamblea nacionalista todos han salido con las cabezas calientes, llenas de humo y desorientaci¨®n. Por otra parte, botar en la rada un nuevo buque nacionalista precisa de no poco atrevimiento. Alivia la disyuntiva el hecho de que el Bloque lleva tres lustros perdiendo fuelle. Tal vez algo nuevo podr¨ªa constituir un revulsivo para un campo que parece tener un ¨²nico modelo de conducta como respuesta a sus cuitas: el de los hoplitas que se refugiaban en formaci¨®n detr¨¢s de sus escudos hasta que las salvas de flechas enemigas dejaban de arreciar.
Feij¨®o ha tenido ante s¨ª una oposici¨®n sin capacidad de convicci¨®n, ni de remover fronteras
En realidad, la llave de la situaci¨®n est¨¢ en manos de Xos¨¦ Manuel Beiras. ?l est¨¢ entre la Escila de las bases hastiadas y desafectas que quieren decir adios a todo eso, y el Caribdis de ciertos sectores de M¨¢is Galiza y Encontro Irmandi?o que preferir¨ªan la foto en sepia de la unidad, por m¨¢s quina que tuvieran que tragar. Es una decisi¨®n dif¨ªcil, complicada, en la que nadie quisiera verse envuelto. Menos, cuando de ella pende todo el cr¨¦dito futuro de uno. Pero es la que Beiras, y con ¨¦l tanta otra gente, tiene ante s¨ª. Si fracasan, nadie hablar¨¢ de ellos hasta que hayan muerto. Si tienen ¨¦xito y consiguen movilizar la abstenci¨®n y reducir el terreno de Feij¨®o pueden llegar a ser el fiel de la balanza. En ese caso, todos cantar¨¢n sus loas.
De producirse la escisi¨®n, la hoja de ruta tendr¨ªa que incluir la aparici¨®n, a corto plazo, de una opci¨®n electoral para las pr¨®ximas auton¨®micas, dejando para m¨¢s adelante la precisa conformaci¨®n de un nuevo partido. Si esa plataforma quiere hacer algo positivo no s¨®lo tendr¨ªa que mirar por el rabillo del ojo a sus antiguos compa?eros. M¨¢s importante ser¨ªa, si la temida frontera del 5% ha de ser sobrepasada con creces, ingeniar un invento capaz de agregar votos procedentes del electorado socialista y, por supuesto, del que es, con mucho, el mayor caladero del pa¨ªs, el votante popular. Un consejo: piensen en lo que fue la ORGA, uno de los m¨¢s eficientes aparatos pol¨ªticos que ha conocido Galicia, con todos sus defectos. Insistir en el ensimismamiento no tiene sentido.
Una opci¨®n as¨ª, no necesariamente, como teme Geluco Guerreiro, debilitar¨ªa la alternativa a Feij¨®o. Este ha tenido ante s¨ª una oposici¨®n sin capacidad de convicci¨®n, ni de remover fronteras. A pesar de sus fracasos, desde las cifras del paro hasta el fiasco del Novobanco, sus antagonistas no han sabido labrarse un hueco. No lo ten¨ªan f¨¢cil, hay que reconocerlo. Sin embargo, vivimos en una ¨¦poca quebrada, l¨¢bil, en que las fronteras de la opini¨®n se desplazan con gran rapidez: nada puede darse por ganado de modo estable. La fatiga de los materiales, antes o despu¨¦s, perjudicar¨¢ a un Partido Popular que no puede m¨¢s que decepcionar a una parte de sus electores.
Por supuesto que la fuerza del PP en Galicia es formidable. Sus efluvios llegan a todas partes: a las instituciones financieras, a los peri¨®dicos, a los C¨ªrculos de Empresarios que entran como elefante en cacharrer¨ªa ideol¨®gica, a las asociaciones de vecinos y, por supuesto, a las filas de esa burgues¨ªa mediocre y a veces un tanto chabacana que es caracter¨ªstica del pa¨ªs. Nadie podr¨ªa despreciar su poder y el peso de sus posiciones en las elites y en el pueblo de todo tipo y rango. Pero tambi¨¦n ¨¦l se ver¨¢ abocado a sufrir la erosi¨®n de la realidad. La crisis, que nos deja a todos a los pies de los caballos de un capitalismo sin bridas, es el gran tema alrededor del que todo gira, pero no lo agota todo.
La crisis y el paro han llevado en volandas al PP al monopolio del poder. Pero Feij¨®o s¨®lo viste hoy los manguitos de contable. Carece de pol¨ªtica que no sea la de los recortes. Con Fraga, el PPdeG ten¨ªa, adem¨¢s de fondos para escuelas y hospitales, otra gestualidad. Su entierro lo ha evidenciado. Los nuevos dirigentes, sin embargo, son incapaces de pensar en Galicia si no es en t¨¦rminos peyorativos. Pero ? es ese el punto de vista que hace ganar las elecciones?
Un espacio galleguista, como el que puede surgir de la divisi¨®n del Bloque, m¨¢s solvente, y que supiese encarnar las inquietudes del pa¨ªs de un modo m¨¢s d¨²ctil y abierto podr¨ªa sobrepasar los estrictos l¨ªmites que hoy por hoy tiene el nacionalismo. La clave est¨¢ en saber formular un proyecto de modernizaci¨®n plausible y en una adecuada selecci¨®n de personal. Desde luego tendr¨¢ que darse por enterado del pa¨ªs real, sin mistificaciones, abandonando la c¨®moda pol¨ªtica del avestruz. Si sabe hacerlo -no es f¨¢cil, desde luego- tal vez el mapa del pa¨ªs, a medio plazo, no est¨¦ tan cerrado como pudiera parecer. Al fin algo se mueve.
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