La salida de la crisis
La calma actual de los mercados de deuda de la zona euro ha permitido a Francia y Espa?a cumplir sus objetivos de emisiones en mejores condiciones, pese a la bajada de la calificaci¨®n por la demasiado famosa agencia Standard & Poor's. La cuesti¨®n es saber si esa calma es la se?al que anuncia una estabilizaci¨®n e incluso, por qu¨¦ no, el fin de la crisis de la zona euro. Por supuesto, cualquier previsi¨®n es imposible en medio de un proceso de crisis que el verano pasado, de pronto, volvi¨® a cobrar actualidad y transform¨® una crisis financiera, caracterizada en 2008 por la quiebra de Lehmann Brothers -es decir, una crisis estadounidense-, en una crisis de deudas soberanas, sobre todo en Europa y la zona euro. Sin embargo, el clima est¨¢ mejorando. M¨¢s a¨²n: todo parece indicar que Mario Draghi, el nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE), est¨¢ salvando Europa.
La cuesti¨®n es saber si la calma en los mercados es se?al del fin de los problemas en la eurozona
Porque la atm¨®sfera ha cambiado, sin duda, y eso, despu¨¦s de la primera operaci¨®n masiva de inyecci¨®n de dinero por parte del BCE: 500.000 millones de euros a disposici¨®n de los bancos, una cantidad que ha permitido al sector bancario salir de su crisis de liquidez y a los bancos italianos y espa?oles volver a suscribir obligaciones del Estado. "Esta vez espero que Nueva York comprenda que la zona euro va a estar defendida", ha dicho un observador cualificado. De hecho, los editoriales de The Wall Street Journal, que son un indicador infalible de tendencias, tienen hoy, despu¨¦s de habernos prometido una crisis en Francia y Alemania, un tono m¨¢s matizado, incluso positivo, sobre Europa. Y, m¨¢s significativo a¨²n, varios bancos estadounidenses han empezado a apostar otra vez por Europa. Al final, los ataques contra la zona euro han acabado por provocar una bajada de la moneda, que es exactamente lo contrario de la pol¨ªtica de d¨®lar d¨¦bil que desean las autoridades de Estados Unidos. Es decir, la realidad parece estar haciendo entrar poco a poco a todo el mundo en raz¨®n y dejando una cosa clara: que el debilitamiento de Europa debilita a todo el mundo y, en especial, retrasa la recuperaci¨®n de la econom¨ªa estadounidense, en un a?o en el que la econom¨ªa va a decidir en gran parte la suerte electoral del presidente. Es posible que todos estos factores ayuden a que la raz¨®n se imponga sobre la especulaci¨®n.
Est¨¢n a¨²n por resolver los problemas de fondo de nuestras sociedades: la competitividad y el paro. ?Diecis¨¦is millones y medio de parados en la UE! Y, en todos los pa¨ªses asolados por esta plaga, hay que multiplicar la tasa de paro por dos para medir la de los j¨®venes. No hay duda de que es insoportable. Por consiguiente, debemos preguntarnos c¨®mo relanzar la econom¨ªa y, en primer lugar, la oportunidad de las pol¨ªticas de austeridad, que no van acompa?adas de instrumentos para impulsar el crecimiento y que todos han adoptado para ajustarse a las recetas de Berl¨ªn. Ya hemos visto que, en Grecia, la cura de austeridad se ha convertido en un castigo colectivo.
Es cierto que Alemania puede enorgullecerse de haber reducido el desempleo a la mitad en cinco a?os, del 10% al 5%. El mejor resultado es el de Austria, con solo un 4% de paro, es decir, casi el pleno empleo. Mientras que Francia, que parece encaminarse de forma inexorable hacia el 10%, y Espa?a, con sus cifras r¨¦cord, tienen una situaci¨®n desastrosa en este aspecto.
La primera que desea corregir esta situaci¨®n es la Comisi¨®n Europea. Pero, con un presidente que no tiene peso, y frente al famoso directorio franco-alem¨¢n, a la Comisi¨®n ya no la escucha nadie, y el sistema parece encorsetado. Por eso, la Comisi¨®n destaca que est¨¢n disponibles 80.000 millones de euros en las arcas de la Uni¨®n y, pese a ello, ning¨²n Gobierno los utiliza. Aunque hay fondos de los llamados de ayuda estructural. ?Una situaci¨®n incomprensible! En lugar de esperar a que Alemania suavice sus principios, cosa que no va a suceder, y que deje de tener en cuenta solo el restablecimiento de los equilibrios presupuestarios, ser¨ªa mucho m¨¢s ¨²til emprender tambi¨¦n programas de infraestructura, investigaci¨®n... para inyectar los recursos que faltan en nuestras econom¨ªas debido a la necesaria reducci¨®n del gasto p¨²blico de los pa¨ªses. Es lo que est¨¢ haciendo EE UU, que va a esperar a 2013 para efectuar recortes presupuestarios porque prefiere dar prioridad a la recuperaci¨®n de la actividad (ya en curso) y al empleo. Pero, por desgracia, la Comisi¨®n no puede decidir nada, por lo mucho que la ha debilitado la concepci¨®n soberanista que franceses, alemanes y brit¨¢nicos han logrado imponer en Europa. En cambio, ?qu¨¦ ocurre con la ¨²nica instancia europea libre de decidir, el BCE? Desde luego, Draghi, en sus palabras, siempre se atiene a los grandes principios, de forma que no hay nada que pueda molestar al Bundesbank. Ahora bien, en la pr¨¢ctica, act¨²a, mientras Alemania, por as¨ª decir, mira hacia otro lado. Pronto, el BCE volver¨¢ a inyectar otros 500.000 millones y, tal vez, podamos pasar, por fin, de la calma a la salida de la crisis.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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