El petrod¨®lar rompe el mercado
El emir de Catar pag¨® el a?o pasado 190 millones de euros por una de las cinco versiones de 'Jugadores de cartas', de C¨¦zanne, batiendo todos los r¨¦cords
Un nuevo bombazo en el mundo del arte: con la compra de una de las versiones de Jugadores de cartas, de C¨¦zanne, los emires de Catar han estrangulado de forma abrupta el mercado. Cerca de 200 millones de euros -191 para ser exactos- tienen la culpa. La compra, a un magnate griego, tuvo lugar el a?o pasado, aunque se ha conocido ahora, revelada por la revista Vanity Fair.
No es la primera vez que la familia real catar¨ª compra arte a lo grande. En los ¨²ltimos a?os, los Al Thani se han hecho con obras de Andy Warhol, Mark Rothko y Damien Hirst, entre otros. Como ahora con Los jugadores de cartas, esas adquisiciones formaban parte de un ambicioso proyecto: transformar el emirato en centro cultural de Oriente Pr¨®ximo. Sin embargo, el objetivo desborda el mundo del arte. Es un pilar de la estrategia del jeque Hamad bin Jalifa al Thani para poner el pa¨ªs en el mapa como forma de proteger su existencia y la dinast¨ªa.
Los Al Thani han comprado obras de Warhol, Rothko y Hirst
La cultura se ha convertido en una de las se?as de identidad catar¨ª
Mayasa, hija de los emires, es el cerebro de esta apuesta por el arte
Poco a poco, y de forma discreta, los Al Thani se han estado haciendo con una enorme colecci¨®n de arte. El peri¨®dico especializado The Art Newspaper les defini¨® el a?o pasado como "los mayores compradores de arte contempor¨¢neo del mundo". La misma fuente calificaba a la hija del emir, la jequesa Mayasa, como "la fuerza impulsora del intento de convertir el rico estado petrolero del desierto en un centro cultural capaz de rivalizar con Par¨ªs y Nueva York".
Nada m¨¢s salir del aeropuerto de Doha y antes de alcanzar el Museo de Arte Isl¨¢mico, las vallas que rodean un enorme solar anuncian la construcci¨®n del Museo Nacional. El edificio, obra de Jean Nouvel y cuya inauguraci¨®n est¨¢ prevista para 2013, va a albergar la pinacoteca que hasta ahora se guardaba en un palacio real y a la que va destinado el cuadro de C¨¦zanne como gran joya de la corona.
Como sucediera tras la inauguraci¨®n en diciembre de 2010 de Mathaf, el primer museo ¨¢rabe de arte moderno, algunos observadores cuestionan el proyecto. Para ellos resulta parad¨®jico exhibir Los jugadores de cartas en un pa¨ªs cuya religi¨®n de Estado proh¨ªbe el juego y el vino que aparece en el cuadro. La pintura no es parte de las tradiciones ¨¢rabes y muchos locales consideran los museos como una invenci¨®n occidental. Pero es precisamente el intento de salvar esas distancias culturales lo que anima el esfuerzo del jeque Hamad.
Hace medio siglo el peque?o emirato en forma de perla era poco m¨¢s que un pu?ado de campamentos beduinos en la arena. Pero el descubrimiento del petr¨®leo primero y m¨¢s recientemente de las terceras reservas mundiales de gas natural, lo han convertido en el pa¨ªs de mayor renta per c¨¢pita del planeta. Con una poblaci¨®n aut¨®ctona que apenas alcanza el cuarto de mill¨®n y en medio de los dos grandes rivales regionales, Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, Catar necesitaba reinventarse para distinguirse de sus vecinos y darse a conocer al mundo. Junto con la cadena de televisi¨®n Al Jazeera, las competiciones deportivas y una activa diplomacia, su apuesta por la educaci¨®n y la cultura se ha convertido en su se?a de identidad.
"Mientras Abu Dabi importa marcas culturales, Catar se est¨¢ centrando en la educaci¨®n", se?ala a EL PA?S Paloma Martin Llopis, una experta en arte que acaba de concluir una visita de trabajo a esos emiratos. En su opini¨®n "s¨®lo Dub¨¢i est¨¢ intentando crear una identidad cultural, invitando a los artistas de la zona". Significativamente, Doha no cuenta en la actualidad con ninguna galer¨ªa de arte digna de ese nombre y la ¨²nica que hab¨ªa, una sucursal de un espacio de Dub¨¢i, tuvo que cerrar por falta de clientes.
"Estamos haciendo de Catar el lugar para ver, explorar y debatir las creaciones de artistas ¨¢rabes de la era moderna y de nuestro tiempo", declaraba la jequesa Mayasa al inaugurar el Mathaf. La propia presencia de la hija del emir (y su segunda esposa, la despampanante jequesa Mozah) al frente del organismo encargado de los museos de Catar es una declaraci¨®n de intenciones.
Mayasa, de 28 a?os, que ha estudiado Pol¨ªticas en EE UU y Francia, no es una princesa ¨¢rabe al uso. Desde muy joven sus padres la han hecho participar activamente de la vida p¨²blica. Todav¨ªa universitaria, colaboraba con los esfuerzos humanitarios de Catar y se la vio en vaqueros y camiseta a pie de avi¨®n dirigiendo las operaciones de ayuda al terremoto de Cachemira en 2005. Poco antes pas¨® un mes "estupendo" aprendiendo espa?ol con una familia de Burgos, seg¨²n relat¨® a esta corresponsal durante un almuerzo.
En los ¨²ltimos a?os, Mayasa se ha centrado en la supervisi¨®n de las ambiciosas iniciativas culturales de su pa¨ªs desde el QMA, lo que le da la ¨²ltima palabra en las adquisiciones de arte. Para ello cuenta con importantes asesores extranjeros, como el antiguo presidente de la National Gallery brit¨¢nica, Jacob Rothschild, o el que fuera responsable del departamento internacional de Christie's Edward Dolman.
Solo aptos para multimillonarios
- Los jugadores de cartas de Paul C¨¦zanne. 191,6 millones de euros (vendido en 2011).
- No. 5, 1948, de Jackson Pollock. 109,6 millones de euros (la venta, en 2006, fue publicada por The New York Times, pero el intermediario -la casa Sotheby's- nunca la confirm¨®).
- Adele Bloch-Bauer I, de Gustav Klimt. 105,7 millones de euros . Vendida en el a?o 2006. Como en el caso de Pollock, la transacci¨®n no fue confirmada por los intermediarios.
- Desnudo, hojas verdes y busto, de Pablo Picasso. 81,9 millones de euros (vendido por Christie's en 2010).
- Muchacho con pipa, de Pablo Picasso (1905). Se subast¨® por 80 millones de euros en 2004.
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