Los colegios se resisten a que les pongan nota
La idea de elaborar un 'ranking' para ayudar a elegir centro divide al sector - El incentivo puede generar m¨¢s desigualdad
La competici¨®n como base para mejorar los resultados de las escuelas. Esta es la direcci¨®n a la que apuntan algunas propuestas que ha empezado a desgranar el nuevo ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert. Se celebrar¨¢n "pruebas externas" a todos los alumnos de todos los centros. Sus resultados servir¨¢n para fijar las pol¨ªticas p¨²blicas, para premiar a los que tengan mejores resultados, tanto centros como estudiantes, y tambi¨¦n para orientar las decisiones de los padres, para que puedan elegir centro seg¨²n los resultados de cada escuela.
Un portavoz del ministerio asegura que, de momento, se est¨¢n estudiando los detalles, as¨ª que no puede decir si se publicar¨¢n los resultados centro a centro, lo que acaba inevitablemente componiendo clasificaciones de escuelas. Desde luego, el documento que present¨® en 2010 el PP para el fracasado pacto educativo hablaba claramente de ex¨¢menes a todos los alumnos al final de primaria y secundaria, cuyos "resultados de cada centro, en su conjunto, ser¨¢n p¨²blicos".
"Si el colegio sacara mala nota, pensar¨ªa en llevarles a otro", dice una madre
"No se deben fiar solo de la fama porque cambia", se?ala una directora
Sus defensores dicen que la competencia tira de todo el sistema hacia arriba
Tras casi dos d¨¦cadas con el modelo, Chile apenas ha mejorado
Este planteamiento se lleva discutiendo m¨¢s de dos d¨¦cadas en todo el mundo y en los distintos pa¨ªses que se ha implementado, como Chile o Inglaterra, cuenta con firmes defensores que aseguran que la elecci¨®n de centro por parte de los padres, acompa?ada de informaci¨®n sobre los resultados de las escuelas, y de incentivos seg¨²n esos resultados, son los ingredientes infalibles para mejorar la educaci¨®n. Sin embargo, estas ideas tambi¨¦n cuentan con infatigables detractores que aseguran que lejos de mejorar los resultados educativos como prometen, tienen efectos perversos que ahondan las brechas educativas entre los sectores acomodados y los desfavorecidos.
En Espa?a ya ha habido una prueba de este sistema. En la Comunidad de Madrid, el Gobierno dirigido por Esperanza Aguirre instaur¨® en 2005 un examen externo de evaluaci¨®n para los centros educativos p¨²blicos, privados y concertados que ha evolucionado rodeado de pol¨¦mica. Es la prueba de Conocimientos y Destrezas Indispensables (CDI). Comenz¨® por los alumnos de 6? de primaria, se ampli¨® a los estudiantes de 3? de Educaci¨®n Secundaria Obligatoria y, desde el curso pasado, tambi¨¦n a los escolares de 2? de primaria.
La evaluaci¨®n, en la que no punt¨²an los alumnos de educaci¨®n compensatoria, incluye pruebas de lengua castellana, matem¨¢ticas y cultura general. La Consejer¨ªa de Educaci¨®n de Madrid, que dirige Luc¨ªa Figar, flirte¨® con la idea de incluir los resultados en la nota final de cada alumno en "el centro que libremente quisiera", pero finalmente se ha mantenido como una prueba externa sin valor en el expediente acad¨¦mico que las familias consultan, como un dato m¨¢s, a la hora de elegir el centro.
Paloma, una madrile?a con dos hijas de cinco y siete a?os, consult¨® la lista para ver "qu¨¦ colegios estaban los primeros y cu¨¢les los ¨²ltimos". "No me f¨ªo del todo de la prueba, porque no s¨¦ c¨®mo se hace, pero nunca llevar¨ªa a las ni?as a uno de los que aparezcan al final", admite. Se decidi¨® por un colegio privado "que estaba entre los 100 primeros". Carmen del Arco, con dos hijos de cuatro y 13 a?os, eligi¨® el centro para el mayor antes de que existieran las pruebas. Es un concertado del distrito de Carabanchel, al sur de Madrid. Revisa peri¨®dicamente esas notas. "Si el colegio sacara muy mal resultado, me plantear¨ªa llevar a los chicos a otro sitio".
Tras los primeros ex¨¢menes de 2005 (que suspendi¨® uno de cada tres alumnos y uno de cada cinco centros) la consejer¨ªa facilit¨® la lista completa de las notas medias de los 1.153 colegios. Oposici¨®n y sindicatos denunciaron un "uso pol¨ªtico" de los resultados, que fueron mejores en los centros concertados y privados que para la educaci¨®n p¨²blica.
Sindicatos y federaci¨®n de padres amenazaron con boicotear la prueba, que ha perdurado con amplia contestaci¨®n desde entonces. El Defensor del Pueblo lleg¨® a reclamar, tras una denuncia de IU, que no se hicieran p¨²blicos sus resultados y pidi¨® a la consejer¨ªa que adoptara "cuantas medidas" fueran necesarias en la custodia y difusi¨®n de los resultados para evitar que se establecieran listas o comparaciones. Profesores del Movimiento de Renovaci¨®n Pedag¨®gica llamaron tambi¨¦n al boicoteo. El examen es "t¨¦cnicamente impresentable", dijeron, porque no incluye valoraciones del contexto, ni tiene en cuenta los recursos de los centros ni la composici¨®n del alumnado.
El colegio con la mejor nota de 2011 es un centro p¨²blico de la capital, el colegio M¨¦jico. Es un centro de integraci¨®n para alumnos con problemas motores y tiene un 25% de estudiantes extranjeros. Sus calificaciones en la prueba CDI han aumentado con las sucesivas evaluaciones. En 2008, se qued¨® por debajo del aprobado con un 4,04; en 2009, obtuvo un notable (7,21) que rasp¨® en 2010 (6,75). Y, en el ¨²ltimo curso, sus alumnos sacaron de media un flamante 9,89 que le llev¨® al primer lugar. La directora, Almudena Armijo, explica que la evoluci¨®n se debe fundamentalmente "al importante esfuerzo y trabajo" de alumnos y docentes.
Los profesores del colegio M¨¦jico se apuntaron a cursos de matem¨¢ticas que ofertaba el Ministerio de Educaci¨®n tras los primeros resultados "para aprender con materiales nuevos", hicieron una inversi¨®n en libros y practican con preguntas de ex¨¢menes anteriores durante las semanas de la Ciencia y las Matem¨¢ticas. Todo, asegura, sin ayuda de la Administraci¨®n. "Quedar en el n¨²mero uno no significa que otros colegios no trabajen, pero chap¨® por los centros p¨²blicos, que han salido muy bien este a?o". Entre los 100 primeros hubo 43 p¨²blicos, 33 concertados y 24 privados. Armijo admite que tambi¨¦n hay una cuesti¨®n de suerte. "El puesto en el que quedes depende de la promoci¨®n de alumnos de cada curso, hay mucho trabajo detr¨¢s aunque acabes el 500? de la lista".
La directora del M¨¦jico ha visto en los ¨²ltimos meses c¨®mo se acercan m¨¢s padres a su centro para interesarse por las plazas disponibles. "Est¨¢ bien que consulten la nota como un dato m¨¢s, pero no se deben fiar solo de la fama, porque cambia". Armijo recomienda a los padres que se informen preguntando a otras familias, acudiendo a las jornadas de puertas abiertas del colegio y les pide que consideren como un punto positivo m¨¢s a la hora de elegir que en su centro los chicos conviven con compa?eros en sillas de ruedas desde los tres a?os. "Estos alumnos ense?an al resto valores de superaci¨®n".
Otra duda que ha surgido en la trayectoria de la prueba madrile?a es el riesgo de que las escuelas intenten maquillar datos dejando en casa a los alumnos con peores resultados acad¨¦micos. La Comunidad de Madrid encarg¨® en 2010 un estudio sobre la prueba CDI al catedr¨¢tico de Econom¨ªa Antonio Cabrales, autor del informe Los determinantes del ¨¦xito en la educaci¨®n primaria en Espa?a. El autor alert¨® de que uno de los peligros que le comunicaron los profesores sobre la fiabilidad de este examen es que hay colegios "que animan a sus peores estudiantes a no presentarse". Educaci¨®n anunci¨® entonces que informar¨ªa del n¨²mero de alumnos absentistas al facilitar los resultados. Las listas de los resultados desde 2008 de las pruebas de 6? de Primaria se pueden consultar en la web oficial de la Comunidad de Madrid (www.madrid.org) desde finales de 2011, pero ese dato a¨²n no figura entre la informaci¨®n a disposici¨®n del p¨²blico.
En todo caso, la pregunta es si los resultados de Madrid son mejores. Aunque a¨²n es quiz¨¢ pronto para hablar del impacto de estas pruebas, lo cierto es que Madrid fue la comunidad que mejor resultado obtuvo en lectura en la prueba Pisa 2009 (el informe de la OCDE que mide el aprendizaje en medio centenar de pa¨ªses), pero tambi¨¦n result¨® la tercera (por delante de La Rioja y Asturias), donde m¨¢s influye el contexto socioecon¨®mico y cultural del alumno en sus resultados.
En el verano de 2010, el Programa de Promoci¨®n de la Reforma Educativa en Am¨¦rica Latina y el Caribe (PREAL) hizo un repaso al debate sobre la publicaci¨®n de las evaluaciones externas. Habla de sus or¨ªgenes, hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, y lo enlaza con la corriente de pensamiento neoliberal estadounidense conocida como Escuela de Chicago, aunque recuerda tambi¨¦n que el instituto de evaluaci¨®n educativa de Estados Unidos (NAEP, en sus siglas en ingl¨¦s) tiene prohibido por ley publicar los resultados por escuelas de las pruebas externas.
Tambi¨¦n se repasan los argumentos a favor de esas ideas. "El derecho de las familias a llevar a sus hijos a las escuelas con mejores resultados", lo que empujar¨ªa al resto de escuelas a mejorar; el derecho de las familias a tener informaci¨®n sobre la educaci¨®n que est¨¢n recibiendo sus hijos, lo que les permitir¨ªa exigir mejoras a los centros; y la promoci¨®n de la participaci¨®n y el control ciudadano en el ¨¢mbito del sistema educativo.
Pero la experiencia en pa¨ªses como Chile, contin¨²a el texto, habla de pocos resultados positivos pero algunos muy negativos. "Los estudios realizados en Chile muestran que, aun cuando las familias de mejor posici¨®n econ¨®mica tienen mayor conocimiento de los resultados, casi no los toman en cuenta a la hora de elegir escuela para sus hijos", y, adem¨¢s, "luego de casi dos d¨¦cadas implementando esta estrategia, los resultados han mejorado poco". Y, por el contrario, el sistema "puede generar desmotivaci¨®n en los centros educativos que aparecen sistem¨¢ticamente en posiciones inferiores (sobre todo si dicha situaci¨®n se deriva de un inadecuado tratamiento de la informaci¨®n, como ocurre en el caso de los sem¨¢foros chilenos)", a?ade el texto del PREAL.
El sistema de sem¨¢foros, ahora en revisi¨®n por la fuerte pol¨¦mica suscitada, consist¨ªa en etiquetar p¨²blicamente a los colegios e institutos como verdes, amarillos o rojos, seg¨²n sus resultados estuvieran por encima, al nivel o por debajo de la nota media en las pruebas SIMCE, las evaluaciones externas nacionales que se hacen y publican en el pa¨ªs andino desde mediados de los a?os noventa. Un modelo que ha empujado a la "privatizaci¨®n" del sistema, seg¨²n un trabajo de 2005 del Observatorio Chileno de Pol¨ªticas Educativas. Aunque finalmente no se usa mucho el SIMCE para elegir escuela, s¨ª ha "ido imponiendo un sentido com¨²n que nos impulsa a querer que nuestros ni?os estudien en establecimientos particulares subvencionados [concertados], donde podr¨¢n conocer a otros ni?os de un estatus socioecon¨®mico un poco mayor que en uno municipalizado [p¨²blico]".
En muchas ocasiones, las Administraciones hacen p¨²blicos los resultados y son los medios de comunicaci¨®n los que confeccionan, a partir de ellos, las clasificaciones de escuelas, generales, por zonas, de los 100 primeros colegios... Esos rankings han sido muy criticados "por no controlar resultados por origen socioecon¨®mico de los alumnos, de tal modo que el 90% de los colegios entre los 100 mejores son privados pagados, mientras el (pobre) resto son privados subvencionados y unos pocos municipales", explicaba hace un a?o para el caso chileno el exministro de Educaci¨®n del pa¨ªs Jos¨¦ Joaqu¨ªn Brunner.
Sin embargo, esas evaluaciones, continuaba, s¨ª contienen otras tablas que tienen en cuenta la dependencia del colegio (p¨²blico, privado o concertado) o el origen socioecon¨®mico de la poblaci¨®n estudiantil. La gran cr¨ªtica a los sem¨¢foros fue que, teniendo toda esa informaci¨®n, la Administraci¨®n optara "por mostrar valores brutos sin intentar alguna otra (cualquiera) forma de mostrar valor agregado por escuela".
El documento del PP para el pacto educativo de 2010 especificaba que "se evaluar¨¢ el valor que a?ade cada centro, es decir, el avance o progreso real que promueve en sus alumnos, tomando en consideraci¨®n su nivel socioecon¨®mico y sociocultural". Pero incluso en pa¨ªses como Inglaterra, donde se han sofisticado los resultados con ranking de ese "valor a?adido", los problemas siguen presentes. "Los pol¨ªticos lanzan estas ideas que, en principio, suenan muy bien, pero sus consecuencias en el sistema ingl¨¦s han sido contradictorias: las escuelas se ven forzadas a concentrar todos sus esfuerzos en los contenidos de las evaluaciones; en los grupos de alumnos concretos que har¨¢n que sus estad¨ªsticas mejoren, sacrificando, bajo mi punto de vista, un trato equitativo a los alumnos", asegura el especialista Warwick Mansell, autor del libro Education by numbers, una cr¨ªtica a la educaci¨®n volcada en resultados estad¨ªsticos. "No culpo a las escuelas por comportarse as¨ª, pese a que se crea un sistema basado en la desconfianza que empuja a los centros a pensar en c¨®mo ser¨¢n vistos desde fuera en vez de pensar en lo que ocurre en el interior de sus clases", sigue Mansell.
En el eterno camino de ida y vuelta que parece ser la pol¨ªtica educativa, en Espa?a ahora toca la competencia. ?Ser¨¢ para mejor o para peor? Depende de cu¨¢l sea el objetivo y, sobre todo, de c¨®mo se mida.
Un debate pol¨¦mico
- Las pruebas. El Ministerio de Educaci¨®n dice que los detalles de las evaluaciones externas est¨¢n por hacer. Pero el documento que el PP present¨® en 2010 para el fracasado pacto educativo hablaba claramente de pruebas a alumnos de Primaria y Secundaria, cuyos "resultados de cada centro, en su conjunto, ser¨¢n p¨²blicos".
- A favor. Los defensores de este sistema aseguran que las evidencias dirigir¨¢n mejor las pol¨ªticas educativas y que la competencia entre escuelas (por el movimiento de alumnos a las que tengan mejores resultados y por la exigencia de los padres a cada centro) tirar¨¢n de todo el sistema hacia arriba. Am¨¦n del derecho de los padres a elegir centro bas¨¢ndose en buena informaci¨®n.
- En contra. Muchos especialistas aseguran que ese esquema no mejora la calidad del conjunto, sino que incrementa la brecha entre los pobres y los m¨¢s ricos; desmoraliza a los perdedores; condiciona la ense?anza, que se centra en los mejores alumnos de cada escuela y en aquello que miden las pruebas; y genera malas pr¨¢cticas enfocadas a maquillar los resultados.
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