Maastricht, diez a?os despu¨¦s
El documento impuls¨® la mayor reforma de las instituciones europeas jam¨¢s acometida
Han pasado ya diez a?os desde que el 7 de febrero de 1992, los 12 pa¨ªses miembros de la Comunidad Europea firmaron el Tratado de la Uni¨®n Europea o Tratado de Maastricht, nombre de la ciudad holandesa donde se firm¨®. Este acuerdo supuso el establecimiento de la Uni¨®n Europea (UE). Aprobado el 11 de diciembre de 1991 por los jefes de Estado y de Gobierno de los pa¨ªses comunitarios y ratificado por sus ministros de Exteriores y de Econom¨ªa y Finanzas dos meses m¨¢s tarde, el Tratado de Maastricht entr¨® en vigor el 1 de noviembre de 1993.
En estos diez a?os, el panorama europeo ha cambiado sustancialmente: la Uni¨®n Europea se ha ampliado, y en 1995 se constitu¨ªa "la Europa de los Quince". Con el Tratado de Maastricht se ha dado un paso cualitativamente importante hacia la estructura de un 'Estado europeo' tal y como hoy lo conocemos. No s¨®lo se ha establecido un ¨¢mbito econ¨®mico y pol¨ªtico ¨²nico, si no que tambi¨¦n se han creado una moneda y una autoridad monetaria comunes (el euro y el BCE, respectivamente).
El texto del Tratado, compuesto de 313 p¨¢ginas y escrito en 10 lenguas diferentes, impulsa la mayor reforma de las instituciones europeas jam¨¢s acometida, afectando con ello la vida cotidiana de 340 millones de europeos.
El Tratado de Maastricht supone la transferencia de dos elementos importantes de la soberan¨ªa de los estados, al imponer la creaci¨®n de la moneda ¨²nica y otorgar a sus habitantes la condici¨®n de ciudadanos europeos. Sin embargo, no todo han sido alabanzas desde una ¨®ptica europe¨ªsta. Algunas voces cr¨ªticas afirman que las reformas "se han quedado cojas" en el terreno de lo social.
Los primeros cambios tras la entrada en vigor del Tratado se dejaron sentir en el ¨¢mbito econ¨®mico. El objetivo primordial era conseguir la plena liberalizaci¨®n de la circulaci¨®n de capitales. Entre 1994 y 1999, los firmantes del Tratado deber¨ªan coordinar sus pol¨ªticas econ¨®micas para conseguir los denominados criterios de convergencia: reducci¨®n de la inflaci¨®n, de los tipos de inter¨¦s y de las fluctuaciones del cambio entre las monedas europeas, as¨ª como control del d¨¦ficit y la deuda p¨²blica. A partir del 1 de enero de 1999 se produjo la puesta en marcha de la moneda ¨²nica (el euro) y establecimiento de un Banco Central Europeo (BCE).
El esfuerzo de los estados miembros en esa direcci¨®n dieron sus frutos y, en 1999, adoptaron el euro como moneda Espa?a, Portugal, Italia, B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos, Luxemburgo, Francia, Alemania, Austria, Irlanda y Finlandia. Posteriormente, en 2001, Grecia tambi¨¦n cumpli¨® los criterios de adhesi¨®n e incorpor¨® como moneda el euro. As¨ª, tan s¨®lo el Reino Unido, Dinamarca y Suecia, quedaban fuera de la eurozona.
Los cambios en la pol¨ªtica de defensa y la seguridad com¨²n ha supuesto la creaci¨®n de un instrumento militar de la Comunidad europea, la Uni¨®n Europeo Occidental (UEO), aunque se han respetado las obligaciones contra¨ªdas por los pa¨ªses miembros integrantes de la OTAN.
Desde el punto de vista pol¨ªtico-social, se descart¨® la idea de la creaci¨®n de un ¨²nico Estado, pero se establecieron ¨¢reas de actuaci¨®n comunes en el ¨¢mbito de los derechos pol¨ªticos y sociales europeos, as¨ª como en temas policiales y judiciales. En este ¨²ltimo punto hay que inscribir el nacimiento de la Europol o polic¨ªa europea.
El Tratado de Maastricht tambi¨¦n consagraba el objetivo de la cohesi¨®n econ¨®mico-social de las diversas regiones y pa¨ªses comunitarios como uno de los objetivos de la Uni¨®n. Para conseguirlo, se regul¨® el denominado Fondo de Cohesi¨®n como una transferencia de recursos financieros de los pa¨ªses pr¨®speros a los menos favorecidos. Adem¨¢s, todos los estados, excepto el Reino Unido, se comprometieron a desarrollar la Carta Social, aprobada en 1989 como un instrumento pol¨ªtico que conten¨ªa "obligaciones morales" destinadas a garantizar el respeto de determinados derechos sociales.
La firma del Tratado tambi¨¦n supuso cambios institucionales: La creaci¨®n de un nuevo Parlamento europeo con mayores poderes, el Consejo de Ministros pas¨® a denominarse Consejo de la Uni¨®n Europea, y el sometimiento de la Comisi¨®n de las Comunidades Europeas al voto de investidura de los eurodiputados. El Tribunal de Justicia, el Tribunal de Cuentas y el Comit¨¦ Econ¨®mico y Social tambi¨¦n han reforzado sus competencias.
El Tratado de Maastricht aportar¨ªa otra novedad: la creaci¨®n obligatoria de un organismo consultivo llamado Comit¨¦ de las Regiones que representaba los intereses regionales. A Espa?a le correspond¨ªan 21 representantes, uno por cada comunidad aut¨®noma y otros cuatro en representaci¨®n de los municipios.
Uno de los cambios m¨¢s palpables en la vida cotidiana, adem¨¢s de las monedas, ha sido la ciudadan¨ªa europea, de manera que un ciudadano europeo puede votar o ser elegido en las elecciones locales y europeas en cualquier pa¨ªs de la Uni¨®n, as¨ª como disfrutar de libertad de circulaci¨®n en los pa¨ªses comunitarios pudiendo trabajar en cualquiera de ellos sin necesidad de un permiso especial.
Para reforzar el Tratado de Maastricht, a principios de 1996, se inici¨® una Conferencia Intergubernamental con la misi¨®n de elaborar un nuevo tratado: el Tratado de ?msterdam de 1997. A este le ha seguido otro m¨¢s, ya que, el 26 de febrero del 2001, los l¨ªderes europeos, reunidos en la capital de la Costa Azul francesa, procedieron a la firma del Tratado de Niza.
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