Comprar falso sale caro
Las falsificaciones y copias de art¨ªculos de piel suman el 6,6% de las incautaciones de la polic¨ªa. El consumo de lo falso aumenta
Ese bolso que ha comprado por 20 euros en el mercadillo de su barrio sin duda da el pego. Pero por muy bien que luzca colgado de su hombro nunca ser¨¢ un Louis Vuitton o un Carolina Herrera de esos que, cuando son aut¨¦nticos y certificados, le puede costar 700 euros y durar toda la vida.
La marroquiner¨ªa concentra el 35% de las denuncias sobre propiedad industrial
La polic¨ªa sostiene que el negocio de lo falso se mantiene por la alta demanda
Seguramente ser¨¢ uno de esos millones de bolsos falsificados o imitados, casi siempre de marcas de post¨ªn, que cada a?o se venden ilegalmente en Espa?a. S¨®lo el a?o pasado, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se incautaron de 7.168.336 art¨ªculos falsificados e imitaciones valorados en 158 millones de euros, muchos de los cuales ven¨ªan de China ?principal productor de imitaciones y falsificaciones?, Grecia, India o incluso de aqu¨ª mismo. El negocio se sostiene porque los espa?oles se gastan cada a?o 285 millones de euros en productos falsificados, a lo que hay que sumar otros 480 millones en imitaciones, sobre cuya procedencia il¨ªcita el consumidor tiene una visi¨®n m¨¢s venial.
El 18% de los espa?oles (uno de cada seis) admite que compra productos falsificados y otro porcentaje id¨¦ntico reconoce que adquiere imitaciones de marca de forma voluntaria. Eso supone que, tomando una poblaci¨®n de 40 millones de personas, casi 7,3 millones adquiere dichas imitaciones o falsificaciones, al menos de forma espor¨¢dica, seg¨²n un estudio de la Asociaci¨®n Nacional de Defensa de la Marca (Andema).
Un especialista policial en el mundo de lo falso y en su persecuci¨®n lo resume f¨¢cilmente: "Este negocio se sostiene porque hay demanda. Si la gente compra un cintur¨®n de cuero, y elige uno porque pone Loewe y deja otro porque es de la marca nisupu y vale lo mismo, no dude que siempre habr¨¢ alguien que riegue el mercado con falsos Loewes".
Y es que en el mundo de la piel, de la marroquiner¨ªa y de los complementos, pero tambi¨¦n del textil, el lucir la marca aunque sea falsa influye decisivamente en la compra. Por ello, todos los estudios, tanto de las empresas como los policiales, subrayan la gran cantidad de compradores de clase media alta que se inclina por las imitaciones.
Los expertos de la Secci¨®n de Delitos contra la Propiedad de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n saben de lo que hablan al explicar c¨®mo el mercado de las imitaciones de marca se mueve en un buen nivel social. Siempre ponen el mismo ejemplo. En una manta callejera, un Vuitton puede salir, efectivamente, por unos 20 euros. Pero tambi¨¦n existe un mercado m¨¢s restringido, con imitaciones de mayor calidad, casi id¨¦nticas al original, donde las copias introducen hasta las medidas de seguridad de los originales. "Es como lo del tupperware, se venden de casa en casa, a gente de alto poder adquisitivo", explica uno de los agentes. El ejemplo: el a?o pasado fue desmontada una red que vend¨ªa por este sistema prendas de piel de calidad en el exclusivo barrio madrile?o de La Moraleja.
Sin embargo, la mayor¨ªa busca estos productos en mercadillos, legales o ilegales. En junio, la polic¨ªa intervino en el mercado de A Pedra de Vigo (con licencia municipal) 60.000 productos que llevaban incorporadas las etiquetas de determinadas marcas. De ellos, 23.000 eran art¨ªculos de ropa, calzado y bolsos de las marcas Carolina Herrera, Louis Vuitton, Dolce Gabbana, Dockers, Loewe y Armani, entre otros, con un valor estimado de m¨¢s de once millones.
Mayor¨ªa de calzado
La marroquiner¨ªa, seg¨²n datos policiales, sigue acumulando el 38% del grueso de las denuncias sobre propiedad industrial. Sin embargo, estos productos s¨®lo representaron el 6,6% de los millones de art¨ªculos intervenidos el a?o pasado, mientras que el 35% correspondi¨® a calzado, c¨®mo no, mayoritariamente procedente de China, un pa¨ªs en el que una de las claves de su despegue econ¨®mico han sido las falsificaciones. Donde m¨¢s zapatos se incautaron fue en Andaluc¨ªa y fue el sector del calzado el que m¨¢s creci¨® en cuanto a n¨²mero de intervenciones policiales contra fakes (falsificaciones): del 13% de 2005 se ha pasado al 35% del a?o pasado.
El informe Intervenciones 2006, difundido en julio pasado, destaca que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado realizaron 3.002 intervenciones contra este negocio irregular, detuvieron a 3.629 personas por delitos contra la propiedad industrial e intelectual e incautaron m¨¢s de 7 millones de unidades falsas y piratas. De este enorme volumen, 4.704.317 unidades eran productos que vulneraban la propiedad industrial. Seg¨²n el informe policial, entre sus incautaciones hab¨ªa 1,646 millones de pares de zapatos y 310.485 eran art¨ªculos de marroquiner¨ªa.
Las empresas, o algunas de ellas, han emprendido aut¨¦nticas campa?as contra las imitaciones. Algunas marcas, por ejemplo, se han volcado en el mercado chino, donde los imitados ?de Prada a Vuitton? han abierto tiendas. Y otras se baten en los tribunales. El grupo LVHMemprendi¨® una batalla legal contra Google por permitir a usuarios anunciar imitaciones en el buscador. ?ste fue condenado a pagar 300.000 euros al grupo. La polic¨ªa, cuando se le habla de esa cifra, esboza una sonrisa: "Eso es el chocolate del loro. El volumen del negocio de lo falso es casi incalculable. Mire donde quiera: ?tanta gente puede comprar esos bolsos tan caros?".
Mujer, ama de casa, madrile?a o canaria
Los informes distinguen a dos tipos de compradores de imitaciones y falsificaciones: los voluntarios y los involuntarios. La pregunta es f¨¢cil: ?de verdad hay gente que cree que ese bolso barato de marca buena es verdadero? El caso es que los espa?oles que m¨¢s productos full compran a sabiendas de que no es bueno son mayoritariamente mujeres. Normalmente son empleadas no directivas, amas de casa y estudiantes, el 65% de ellas residentes en Madrid o Canarias.
El gasto medio de las mujeres en estos art¨ªculos es de 26,68 euros, frente a los 19,68 que pagan los hombres. El gasto crece seg¨²n la clase social, de forma que quienes pertenecen a la clase alta suelen desembolsar una media de 66,75 euros, mientras el sector social calificado de medio bajo gasta casi 36 euros y el medio alto desembolsa 32, casi cuatro euros menos. Lo curioso es que quienes compran imitaciones no tienen conciencia "de transgresi¨®n legal", que s¨ª cunde entre los compradores de falsificaciones. Y estos ¨²ltimos, seg¨²n Andema, aunque saben que no cumplen la ley, optan por lo falso por aparentar mayor estatus. La transgresi¨®n queda compensada "por los supuestos beneficios de imagen" que la marca falsificada proporciona.
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