Baldomera Larra, Ponzi y Do?a Branca , los precursores de Madoff
Los negocios piramidales han causado la ruina de miles de personas.- Antes que Madoff, otros timadores se han servido de la misma treta
Casi un siglo antes de que Madoff estafara cerca de 50.000 millones de d¨®lares a acaudalados inversores de todo el mundo, un italiano, Carlo Ponzi, us¨® la misma estructura de fraude para timar a inmigrantes italianos.
El esquema Ponzi, como se le conoce desde entonces, ha causado la ruina de miles de personas. Siempre comienza igual: el timador ofrece a sus v¨ªctimas una rentabilidad bastante m¨¢s alta que la del mercado. Y siempre arguye lo mismo para justificar loa altos rendimientos: sabe d¨®nde invertir mejor que el resto de inversores.
Pero los r¨¦ditos que garantiza responden no a su capacidad de saber invertir, sino a la estructura del timo piramidal: los aportes de los ¨²ltimos clientes pagan los intereses de los antiguos. Para que la estafa funcione siempre tiene haber m¨¢s inversores nuevos que antiguos. El negocio es insostenible cuando los inversores nuevos no superan en cantidad a los inversores m¨¢s antiguos, o se empieza a retirar los fondos. La pir¨¢mide se cae como un castillo de naipes.
La estafa de Carlo Ponzi empez¨® en diciembre de 1919. Para atraer a los inversores, el educado y de aire respetuoso Ponzi us¨® los cupones postales que los inmigrantes italianos enviaban a su familia para que ellos pudieran responder a la correspondencia. Los estafados, principalmente inmigrantes y gente de clase social baja, hac¨ªan cola frente a sus oficinas ante la promesa de intereses de hasta el 40%. Todo se diluy¨® en agosto de 1920 cuando el Boston Globe public¨® la estructura del negocio, y Ponzi no pudo hacer frente a las peticiones de sus clientes para que les devolviera su dinero m¨¢s los intereses generados. El estafador que diera nombre al timo fue condenado por fraude postal, y en 1934 fue deportado a Italia. ?l, que lleg¨® a tener una casa con aire acondicionado y a controlar todo un banco, muri¨® en la mendicidad en Brasil unos a?os m¨¢s tarde.
Los banqueros de los pobres
Ponzi, desde luego, no fue el primero. Algunos se?alan a Do?a Baldomera Larra, la hija del escritor y periodista Mariano Jos¨¦ Larra , como la primera que us¨® la estafa piramidal. Baldomera - conocida como la madre de los pobres - promet¨ªa dos onzas de oro por cada una que se le entregaba en su Caja de Imposiciones. Pero en diciembre de 1876 Baldomera ech¨® el cierre y desapareci¨®. Andado el tiempo fue detenida, condenada por alzamiento de bienes, pero poco despu¨¦s vio su condena rebajada al recibir el juez peticiones de clemencia de los propios estafados.
Principios de los 80 del siglo pasado. Do?a Branca causaba furor en Portuga l. Peri¨®dicos de todo el mundo acud¨ªan a su austera pero confortable residencia para intentar desvelar el truco de su negocio. A sus 70 a?os era la cabeza de la ¨²nica banca privada de Portugal. Su aspecto es humilde y alardea de una inquebrantable moral cat¨®lica. Si do?a Baldomero fue apodada como la madre de los pobres, Do?a Branca era su banquera .
Los clientes de la banquera de los pobre s recib¨ªan un inter¨¦s mensual del 10%. Muchos de ellos decidieron reinvertir las cantidades, creyendo que su dinero iba acumulando las ganancias. En medio de la crisis que asolaba al pa¨ªs las personas que llamaban a su puerta para que obrase el milagro se conban por millares. Do?a Branca se amparaba en su astucia para saber invertir y en la liquidez que ten¨ªa, lo que le abr¨ªa la posibilidad de invertir en negocios sustanciosos. Y un lema: "Yo ayudo a los ricos a ser m¨¢s ricos y a los pobres a ser m¨¢s pobres, y sin meterse en negocios que la moral cristiana reprueba".
Do?a Branca estaf¨® con una estructural piramidal unos 150 millones de d¨®lares de la ¨¦poca a m¨¢s de 600 personas. A los 74 a?os termin¨® en una c¨¢rcel lusa tejiendo alfombras con otras reclusas.
Mientras Do?a Branca se hac¨ªa multimillonaria por el fraude - lleg¨® a tener una cuadrilla de matones que garantizaban su seguridad a modo de guardaespaldas - en Espa?a, Placidico ten¨ªa menos miras. Durante a?os fue visto como banquero de su pueblo, Valdepe?as de Ja¨¦n. Sus clientes eran principalmente jornaleros a los que prestaba dinero a un inter¨¦s del 12%, mientras que como contrapartida garantizaba intereses tambi¨¦n del 12% a los depositarios. "He recibido de... la cantidad de 100.000 pesetas que se las debolber¨¦ tan pronto me requiera para ello dicha cantidad debengar¨¢ el 12% y para que coste le espido el presente recibo", dec¨ªan sus recibos, con notables faltas de ortograf¨ªa. Nunca se lleg¨® a desvelar la trama de su negocio, ni si esta respond¨ªa a una estructural piramidal. Cuando muri¨® en 1984 dej¨® una lista de 400 acreedores a los que les deb¨ªa m¨¢s de 140 millones de pesetas de la ¨¦poca, que dif¨ªcilmente se pod¨ªan cubrir con los 50 millones en los que se valoraban sus bienes.
Casos m¨¢s cercanos
Los negocios en pir¨¢mide tienen una caracter¨ªstica esencial: la lista de afectados es siempre ingente. El timador, para garantizar su sustento, tiene que ampliar su lista de nuevos inversores. Una bola de nieve . El timo puede llegar a afectar a todo un pa¨ªs. Fue el caso de Albania, una econom¨ªa ya de por si desastrosa, que se vio sacudida en 1997 por una red de m¨²ltiples negocios piramidales que lleg¨® a afectar a dos de cada tres albaneses, que perdieron unos 400 millones de d¨®lares, un tercio de su PIB.
Antonio Camacho - la cabeza del chiringuito financiero de Gescatera - tuvo en Jos¨¦ P¨¦rez Diaz un precursor espa?ol de la estafa piramidal . P¨¦rez Diaz era el director de una sucursal del Banco Popular en Puertochico, Cantabria. Le llamaban Pepe el del Popular. Como Madoff, Pepe tir¨® de exclusividad: seleccion¨® tan s¨®lo a unos 300 clientes para ofrecerles intereses del 12%, dos puntos por encima de la competencia. El dinero lo ingresaban en el banco, pero sin pasar por la contabilidad y menos responder ante Hacienda: grandes intereses, sin impuestos. De nuevo, la rentabilidad de los viejos clientes la cubr¨ªa con los nuevos aportes. Pero Pepe el del Popular puso pies en polvorosa al llegar la primera inspecci¨®n, y permanece huido desde 1991 sin haber respondido ante la justicia a los 36 millones de euros que estaf¨®.
El caso Madoff ha coincidido en el tiempo con otro timo de estructura piramidal a gran escala, esta vez en Colombia. Distintos entramados de empresas, lideradas por David Murcia Guzm¨¢n al frente de la empresa DMG . Los coches de lujo, yates y aviones privados en los que se ve¨ªa al hombre de negocios hicieron sospechar a las autoridades colombianas. Detr¨¢s de DMG hab¨ªa un entramado de empresas actuaban supuestamente como un negocio piramidal. Colombia calcula que son cerca de 800 millones d¨®lares que los que llegaron a recaudar en las m¨¢s de 200 entidades que hab¨ªa por el pa¨ªs, con ramificaciones en pa¨ªses como Ecuador. El Gobierno colombiano se vio obligado a decretar el estado de emergencia social .
El pron¨®stico es sencillo: el caso Madoff no va a ser el ¨²ltimo timo piramidal. La desmemoria act¨²a, y sacarle una rentabilidad mayor que nadie es siempre atractivo. Pero el refranero no suele equivocarse: nadie da duros por pesetas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.