C¨®mo afrontar los cambios con ¨¦xito
El nuevo Gobierno debe avanzar en la definici¨®n de la agenda de reformas desde el primer d¨ªa
Desgraciadamente, la crisis econ¨®mica a la que nos enfrentamos tiene una profundidad y una complejidad ¨²nicas en nuestra historia. Salir de ella requiere emprender un proceso de transformaci¨®n diferente de cualquiera que haya tenido que hacer un gobierno en nuestro pa¨ªs con anterioridad.
El periodo de crecimiento que termin¨® en 2008 supuso un claro avance para Espa?a en t¨¦rminos de renta per c¨¢pita, n¨²mero de ocupados, valor de los activos en el exterior, valor del capital f¨ªsico/infraestructuras acumulado en nuestro pa¨ªs, etc¨¦tera. Sin embargo, el crecimiento experimentado no era sostenible, como mostraba la baja productividad, con la subsiguiente p¨¦rdida de competitividad y fuerte desequilibrio exterior, la alta dependencia de la financiaci¨®n exterior y, por ¨²ltimo, una burbuja inmobiliaria que ha absorbido una parte excesiva de esta financiaci¨®n.
Como consecuencia de estos desequilibrios, la actual crisis internacional nos ha golpeado con especial virulencia. Los resultados son desalentadores: niveles de desempleo dram¨¢ticos, especialmente entre los j¨®venes -entre los cuales supera el 40%-; un fuerte desequilibrio fiscal, con un d¨¦ficit p¨²blico que en 2010 alcanz¨® el 9,2% del PIB, y del que m¨¢s del 40% (equivalente a 3.400 euros por hogar o 2.800 euros por persona ocupada cada a?o) es d¨¦ficit estructural; un sector financiero vulnerable y con necesidades de recapitalizaci¨®n a¨²n no cubiertas, y una clara desconfianza de los mercados internacionales en nuestra capacidad de reacci¨®n y recuperaci¨®n, que ha provocado costes de financiaci¨®n de nuestra deuda cada vez mayores.
En una situaci¨®n as¨ª, las prioridades de la acci¨®n de gobierno ser¨¢n restablecer la estabilidad econ¨®mica, asegurar un Estado del bienestar sostenible y asegurar la vuelta al camino de crecimiento. Abordarlas va a requerir acciones firmes que deben definirse en una agenda urgente de reformas profundas que habr¨¢ que lanzar en los 100 primeros d¨ªas del nuevo Gobierno y que hemos detallado en otros documentos previos (ver la p¨¢gina web de Fedea). De lo contrario, existe una elevada posibilidad de que entremos en una espiral descendente imparable de p¨¦rdida de confianza. Es muy probable, por tanto, que lo que ocurra en los pr¨®ximos meses tenga una gran relevancia para el futuro de la pr¨®xima generaci¨®n. Es, pues, necesario imprimir un sentimiento de urgencia y un r¨¢pido ritmo de cambio: el nuevo Gobierno debe tomar decisiones inmediatas y avanzar en la definici¨®n de la agenda de reformas desde el primer d¨ªa.
La acci¨®n de gobierno debe restablecer la estabilidad econ¨®mica, asegurar un Estado del bienestar sostenible y asegurar la vuelta al crecimiento
Hacer reformas de tal calibre es una tarea t¨¦cnicamente compleja. Y no hablamos de la complejidad pol¨ªtica, que es indudable, sino de la complejidad de llevar a cabo reformas en m¨²ltiples ¨¢reas, de forma coordinada, a la vez que se recortan los presupuestos disponibles. Como argumentamos en el informe C¨®mo poner en marcha un programa de reformas estructurales: la experiencia internacional (ver www.fedea.es), elaborado conjuntamente por Fedea y McKinsey y que presentamos en Madrid el mi¨¦rcoles pasado, los riesgos de fracasar son muy elevados en cualquier programa de transformaci¨®n. La experiencia del sector privado muestra que el 70% de las transformaciones empresariales fracasan. A pesar de que no existen datos similares para el sector p¨²blico, la referencia de otros pa¨ªses que han realizado transformaciones similares nos muestra el tama?o del desaf¨ªo: ser¨¢ necesario llevar a cabo en paralelo un n¨²mero amplio de acciones a un ritmo distinto -m¨¢s acelerado y de urgencia- y lograr el alineamiento de todas las partes involucradas; es decir, ministerios, administraciones centrales, regionales y locales y gran parte de la sociedad.
M¨¢s a¨²n cuando, al contrario que en crisis pasadas (como, por ejemplo, la que experimentaba Espa?a en la anterior etapa de gobierno del Partido Popular), la demanda interna seguir¨¢ siendo pobre al menos durante los pr¨®ximos 2-3 a?os, la demanda externa no est¨¢ creciendo en los pa¨ªses donde estamos mejor posicionados y, por tanto, es dif¨ªcil que tire de nuestra econom¨ªa, la crisis europea de deuda soberana a?ade presi¨®n externa adicional a una situaci¨®n interna ya compleja, y no tenemos disponibilidad de pol¨ªtica monetaria.
Adem¨¢s, el Gobierno tendr¨¢ que hacer frente al cansancio de los ciudadanos, que llevan a?os escuchando que las cosas van a cambiar mientras ven c¨®mo se llevan a cabo recortes no siempre bien explicados; a la elevada transversalidad de las iniciativas a lanzar, que en muchos casos involucrar¨¢ a diversos ministerios (por ejemplo, ser¨¢ necesaria la colaboraci¨®n entre los ministerios de Trabajo, Econom¨ªa y Educaci¨®n para lanzar iniciativas que permitan reducir el mill¨®n de parados de baja cualificaci¨®n existentes); a una gesti¨®n descentralizada, al tener que actuar sobre competencias y niveles de gasto transferidos a las comunidades aut¨®nomas; a las movilizaciones de grupos de inter¨¦s que intentar¨¢n preservar sus derechos en el corto plazo; y a un continuo escrutinio p¨²blico que dar¨¢, como mucho, un corto periodo de gracia al nuevo Gobierno.
El Gobierno tendr¨¢ que hacer frente al cansancio de los ciudadanos, que llevan a?os escuchando que las cosas van a cambiar
A pesar de todo, llevar a cabo un programa de reformas como el que hemos propuesto en otras ocasiones es necesaria y es posible. Espa?a no es el primer pa¨ªs que se encuentra en estas circunstancias. Pa¨ªses occidentales como Suecia, Holanda, Canad¨¢ o Nueva Zelanda se han enfrentado a momentos dif¨ªciles y han sido capaces de llevar a cabo reformas audaces y ambiciosas.
El informe que hemos presentado esta semana argumenta que esta experiencia internacional sugiere que poner en marcha un programa de reformas con ciertas garant¨ªas de ¨¦xito requiere cuatro elementos integrados.
Primero, una visi¨®n global positiva y motivadora, similar a la que ha guiado recientemente la pol¨ªtica econ¨®mica de Singapur, que aspira a ser "un eje mundial, vibrante y robusto, de las industrias del conocimiento".
Segundo, un plan global que, prepar¨¢ndose para lo peor, afecte de forma similar a todas las partes e influya en las finanzas p¨²blicas en su puesta en marcha. Suecia, en la d¨¦cada de los noventa, tuvo que enfrentarse a un d¨¦ficit del 11% a la vez que trataba de resolver un grave problema en el sector financiero.
En tercer lugar, un modelo de gobierno nuevo, adecuado para la urgencia del cambio. En nuestra opini¨®n, los modelos m¨¢s exitosos se basan en gesti¨®n por proyectos, especialmente a trav¨¦s de la creaci¨®n de una unidad de apoyo especial (la "oficina para la reforma econ¨®mica") que coordine, haga el seguimiento y eval¨²e los esfuerzos de los distintos ministerios para implementar el plan de reformas.
Y finalmente es necesario un esfuerzo enorme de comunicaci¨®n que trate de transmitir la urgencia, explicar la necesidad de lo que se hace, y persiga unificar los esfuerzos de todos los ciudadanos. Goran Person, exprimer ministro socialdem¨®crata sueco y uno de los art¨ªfices del ¨¦xito del programa de reformas de los noventa, argumenta que "es crucial preparar a la gente para lo peor, explicarles que el programa ser¨¢ duro (...) la credibilidad se gana cuando se superan estas expectativas".
El problema es complejo, eso es indudable. Pero si no ponemos a trabajar a los mejores en resolverlo, y les damos las herramientas para conseguirlo, habremos perdido la partida antes de haber empezado a jugar. -
Alejandro Beltr¨¢n es socio director y office manager de McKinsey & Company en Espa?a.Luis Garicano es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Estrategia de la London School of Economics y director de la c¨¢tedra McKinsey de Fedea.
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