Podridos de dinero
El principio que atribuye a cada ciudadano un voto se ha ido con el agua de la ba?era, y lo que queda, a la vista de todos, es el viejo y malhumorado T¨ªo Gilito, sentado encima de su bolsa inmensa de dinero. Esa es de momento la estampa de las primarias republicanas de las que saldr¨¢ el candidato que desaf¨ªe a Barack Obama en la elecci¨®n presidencial. Una carrera o puja entre millonarios, en vez de un ejercicio de deliberaci¨®n y de democracia. Desde Europa nos entusiasman las primarias, los debates televisivos, los caucus e incluso la propaganda adversa, pero la sustancia de estas elecciones la proporcionan las monta?as inmensas de dinero que est¨¢n inyectando a su capricho los multimillonarios partidarios de cada candidato, doce en concreto, gracias a una sentencia del Tribunal Supremo de 2010 que autoriza en nombre de la libertad de expresi¨®n las donaciones sin l¨ªmite para realizar campa?as negativas.
Los jueces han reconocido as¨ª los derechos del dinero por encima de los derechos de los ciudadanos, algo que han aprovechado esos grandes electores que votan con su chequera y compiten entre s¨ª en los apoyos a los distintos candidatos republicanos. La cerrada lucha entre tres candidatos, Mitt Romney, Rick Santorum y Newt Gingrich, que amenaza con durar m¨¢s de lo conveniente antes de decantarse en favor de uno de ellos, se debe precisamente a la cantidad de recursos invertidos por estos acaudalados padrinos que les protegen. Para empeorar las cosas, las inversiones en anuncios televisivos autorizadas por los tribunales no ensalzan las virtudes de cada candidato, sino los defectos de los rivales. La sentencia que aval¨® estas pr¨¢cticas conduce, para colmo, a un permanente ejercicio de hipocres¨ªa: las organizaciones que recogen estas inversiones no pueden tener una relaci¨®n abierta con la campa?a del candidato, algo que no les impide a cada uno de ellos asistir personalmente a las reuniones para animar la recaudaci¨®n de fondos, aunque con el cuidado de abandonar la sala cuando se discute sobre los contenidos de los anuncios.
Barack Obama ha criticado duramente estas pr¨¢cticas, pero no ha tenido m¨¢s remedio que aceptarlas y destacar a varios colaboradores suyos para que trabajen en una de estas organizaciones. Sabe que los republicanos est¨¢n preparando una megacampa?a para bombardearle con publicidad negativa en cuanto se sepa qui¨¦n es el candidato republicano. De momento, se maneja la cifra de 100 millones de d¨®lares ya apalabrados entre los T¨ªos Gilitos conservadores, pero algunos especialistas creen que la cifra podr¨¢ llegar hasta los 500. Entre ellos est¨¢n los multimillonarios de Wall Street contrarios a las regulaciones exigidas por la crisis: consideran que todav¨ªa no han ganado la guerra entre el mundo de las finanzas y el de la pol¨ªtica y que la relecci¨®n de Obama es la ¨²ltima batalla que les queda por librar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.