M¨¢s riesgo de recesi¨®n por decreto
Varios expertos advierten de que la reforma podr¨ªa retraer el consumo y acelerar los despidos La nueva normativa facilita el ajuste previsto en el sector p¨²blico
Riesgo a la baja. As¨ª se traduce en la jerga de las previsiones econ¨®micas el impacto inicial de la reforma laboral. Es una manera de decir que los pron¨®sticos, en los que ya solo se discrepa sobre la intensidad y amplitud de la recesi¨®n, pueden agravarse como consecuencia de la norma reci¨¦n aprobada. Y es opini¨®n mayoritaria entre la decena de expertos consultados, incluso entre los que reivindican la reforma para ganar productividad y facilitar la contrataci¨®n a medio plazo. Los hay que tambi¨¦n aprecian en el decreto contrapesos a los efectos depresivos sobre el crecimiento y el empleo. Muy pocos creen que, a bote pronto, la reforma sirva para mitigar la p¨¦rdida de puestos de trabajo, otra vez desbocada.
El Gobierno del PP lo ha apostado todo a 2012, a concentrar en los primeros meses de este a?o sus respuestas m¨¢s contundentes contra una crisis que no cesa. La conjunci¨®n de medidas en varios frentes (laboral, financiero y presupuestario) tiene la vista puesta en el medio plazo, pero su digesti¨®n ser¨¢ muy pesada: menos cr¨¦dito, menos gasto p¨²blico y peores expectativas. Son efectos secundarios que se superponen a una recesi¨®n ya en marcha, lo que hace m¨¢s dif¨ªcil distinguir su potencia. Para los expertos, la inc¨®gnita es c¨®mo incidir¨¢ la reforma laboral en el consumo, tanto o m¨¢s que en despidos o contrataciones.
Jos¨¦ Carlos D¨ªez, economista jefe de Intermoney, es de los que piensan que la reforma es necesaria para mejorar la productividad de las empresas a medio plazo. Pero, tambi¨¦n, que no es el momento para abaratar el coste del despido o facilitar la rebaja de condiciones laborales a empresas en crisis, ahora casi todas. ¡°Antes pensabas que ten¨ªas un empleo estable, que era dif¨ªcil despedirte, que si lo hac¨ªan ten¨ªan que indemnizarte con 42 meses de salario. Ahora, te pueden bajar el sueldo, o te pueden despedir pag¨¢ndote solo 12 meses de salario si la cosa va mal¡±, sintetiza D¨ªez, que rescata la teor¨ªa de la renta permanente del Nobel Milton Friedman para anticipar que, con esa perspectiva, mucha gente gastar¨¢ menos. El consumo privado es el componente clave del PIB. Y si la actividad econ¨®mica baja otro escal¨®n, habr¨¢ menos empleo a¨²n.
¡°Con esta reforma en plena recesi¨®n, el miedo a ser despedido se convierte en una variable determinante del consumo¡±, defiende D¨ªez. ¡°Y cuando hay miedo y poco cr¨¦dito, no solo se consume menos, tambi¨¦n cambia la composici¨®n del gasto, se puede resentir la compra de bienes duraderos, y entre ellos, de viviendas¡±.
La perspectiva inmobiliaria preocupa a Josep Oliver, catedr¨¢tico de Econom¨ªa. Pero por omisi¨®n. ¡°En el decreto se olvida que muchos problemas laborales se deben al estallido de la burbuja inmobiliaria, no hay nada que haga referencia a c¨®mo incentivar la recolocaci¨®n de los que trabajaban en la construcci¨®n, hay un diagn¨®stico equivocado¡±, apunta Oliver, quien recuerda que ¡°cerca del 70% de los 2,7 millones de empleos perdidos en la crisis corresponden, directa o indirectamente, al sector¡±. Al catedr¨¢tico de la Aut¨®noma de Barcelona le parece justificado el miedo a m¨¢s despidos: ¡°A corto plazo es posible que haya empresas que vean la reforma como una oportunidad de reducir plantilla con menos coste¡±.
¡°El miedo al despido determina ahora el consumo¡±, se?ala D¨ªez, de Intermoney
La fundaci¨®n Fedea, en cuyo patronato figuran entidades financieras y el Banco de Espa?a, ha promovido un debate sobre c¨®mo limitar el exceso de empleos temporales, del que deriv¨® la propuesta de un contrato ¨²nico con un coste de indemnizaci¨®n creciente. La propuesta no ha tenido eco en el decreto del Gobierno y los investigadores de Fedea, que respaldan el abaratamiento del coste del despido, coinciden en que la reforma tendr¨¢ poca incidencia en prevenir la temporalidad o en mejorar las oportunidades de los parados. Pero discrepan sobre si el efecto a corto plazo ser¨¢ menos empleo o menos salario.
¡°Conf¨ªo en que las medidas que se adopten vayan por la reducci¨®n de la jornada y de salarios, que se pare la horrorosa sangr¨ªa del empleo que estamos sufriendo¡±, apunta Luis Garicano, de la London School of Economics. ¡°La amenaza m¨¢s cre¨ªble del despido puede inducir a una mayor flexibilidad frenando la destrucci¨®n de empleo¡±, insiste Florentino Felgueroso, de la Universidad de Oviedo, aunque con matices: ¡°El abaratamiento del despido, si bien necesario para el largo plazo, deb¨ªa haberse hecho en ¨¦poca de bonanza¡±. Una idea que Samuel Bentolila, del Centro de Estudios Monetarios y Financieros, explota en el blog de Fedea: ¡°En la actual coyuntura, con gran incertidumbre, escaso cr¨¦dito a las empresas y perspectivas de decrecimiento, la reducci¨®n de los costes de despido traer¨¢ m¨¢s despidos, con consecuencias sociales negativas. Es pobre consuelo pensar que en la pr¨®xima expansi¨®n el empleo indefinido crecer¨¢ m¨¢s que sin ella¡±. Pese a considerarla ¡°inoportuna¡±, Bentolila da la bienvenida al decreto ¡°en una perspectiva de medio plazo¡±. Y acota: ¡°Las reformas estructurales se hacen cuando son pol¨ªticamente viables¡±.
El decreto extiende al personal laboral del sector p¨²blico las condiciones para facilitar el despido o rebajar condiciones en caso de que los ingresos no basten para cubrir los gastos presupuestados. ¡°Puede acabar siendo una de las partes m¨¢s importantes de la reforma, en los tiempos del boom inmobiliario se tomaron por permanentes ingresos p¨²blicos que eran transitorios y se aument¨® la plantilla en Ayuntamientos y comunidades de forma insostenible¡±, se?ala Manuel Balmaseda, economista jefe de la multinacional Cemex.
Los investigadores de Fedea discrepan sobre el efecto en el empleo
¡°La reforma facilita hacer ERE o rebajar salarios en el sector p¨²blico, pero no se le puede echar la culpa del ajuste pendiente en la Administraci¨®n territorial¡±, a?ade Sara Bali?a, de Analistas Financieros Internacionales. Bali?a recalca que las reformas suelen tener un efecto limitado en el empleo. ¡°El decreto puede desencadenar efectos opuestos, que se compensen, es muy arriesgado anticipar un pron¨®stico¡±, a?ade. Con esa tesis se alinea ?ngel Laborda, director del gabinete de coyuntura de la Fundaci¨®n de Cajas de Ahorros (Funcas), quien cree que el efecto en el consumo de las familias es menor si sobre lo que se centra la incertidumbre es sobre los salarios. ¡°Y la reforma puede ayudar a que el ajuste se haga con moderaci¨®n salarial, y no tanto con despidos, como hasta ahora¡±, afirma.
Joaqu¨ªn Trigo, director del Instituto de Estudios Econ¨®micos, vinculado a la patronal, respalda la idea del Gobierno de que la reforma laboral era necesaria para ganarse la confianza de los inversores, aunque el decreto apenas ha cotizado en los mercados. ¡°Pero m¨¢s financiaci¨®n no vamos a tener durante bastante tiempo¡±, advierte. Trigo tampoco vaticina un efecto mayor en el consumo. ¡°Todo el mundo se estaba apretando el cintur¨®n antes de la reforma¡±, puntualiza.
El gasto de las familias ya retrocedi¨® un 1% en el cuarto trimestre de 2011, una ca¨ªda que evoca el descalabro de 2009. El Gobierno da por hecho que habr¨¢ recesi¨®n, y m¨¢s paro, este a?o. Que la recuperaci¨®n se afianzar¨¢ al torcer la esquina de 2013. Como ha ocurrido antes en esta crisis, los mercados financieros y las instituciones de la zona euro pueden hacer descarrilar cualquier vaticinio. Pero esta vez tambi¨¦n pesar¨¢n en la balanza los efectos secundarios de concentrar ahora todas las reformas, del envite del Ejecutivo del PP.
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