La CMT y la CNE se rebelan contra el plan del Gobierno de quitarles poder
El regulador de las telecomunicaciones pierde la portabilidad, la numeraci¨®n, la resoluci¨®n de conflictos y el servicio universal
El Gobierno quiere convertirse en el gran y casi ¨²nico superregulador de sectores b¨¢sicos como las telecomunicaciones y la energ¨ªa, despojando de la mayor¨ªa de los poderes a los actuales reguladores de ambos sectores, la Comisi¨®n del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) y la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE).
La CMT, creada en 1996, ha sido el organismo encargado de vigilar el funcionamiento de la competencia y la entrada de operadores alternativos. Consecuentemente, sus poderes han sido muy amplios. Pero el Gobierno ha decidido recortarlos hasta el m¨ªnimo y asumir directamente la mayor¨ªa de sus funciones, dejando casi en un cascar¨®n vac¨ªo a la hasta ahora todopoderosa CMT.
As¨ª, aprovechando la reorganizaci¨®n de los organismos reguladores, Industria despoja a la CMT (o al organismo que la sustituir¨¢) de competencias tan b¨¢sicas como la portabilidad (cambio de compa?¨ªa conservando el n¨²mero), la asignaci¨®n de numeraci¨®n, el registro de operadores, el servicio universal y la resoluci¨®n de conflictos entre operadores, seg¨²n consta en el anteproyecto de Ley de Creaci¨®n de la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
La CMT se ha rebelado contra este tijeretazo y ha remitido a Industria un duro informe contra el anteproyecto en el que destaca que es el regulador de telecomunicaciones de la UE que cuenta en la actualidad con un menor n¨²mero de competencias, frente a todas aquellas que otorgan las directivas europeas a las autoridades nacionales de regulaci¨®n (ANR) independientes.
El sector ha acogido dividido este proyecto de reforma. En el esp¨ªritu de la misma, el Gobierno asume las tesis de los grandes operadores del sector, los que disponen de mayores infraestructuras, como Telef¨®nica, Vodafone y Ono, que siempre se han quejado del intervencionismo de la CMT en favor de los peque?os operadores.
Si se consuma la reforma, la ¨²nica gran competencia que conservar¨¢ la CMT, que pasar¨¢ a ser una secci¨®n de la nueva CNMC, ser¨¢ el an¨¢lisis de los mercados, un estudio peri¨®dico ¡ªcada tres a?os¡ª para vigilar que funcionen correctamente y en competencia los diferentes segmentos (m¨®vil, fijo, Internet, etc¨¦tera). Pero perder¨¢ potestades tan relevantes como la resoluci¨®n de conflictos entre compa?¨ªas, salvo que una de ellas sea considerada operador dominante en un mercado. Es decir, que si, por ejemplo, Jazztel y Orange mantienen una disputa sobre ADSL, ser¨ªa Industria la que dirimiera.
Tambi¨¦n pierde el poder sobre los mecanismos y plazos de la portabilidad en un pa¨ªs como Espa?a en el que cada a?o m¨¢s de 10 millones de abonados cambian de compa?¨ªa.
La otra gran cuesti¨®n que subyace de la reforma es que, si se restan todas esas competencias a la CMT, el regulador estar¨ªa sobredimensionado tanto en infraestructuras como en personal.
Los planes del Gobierno tampoco caen bien en la CNE. El regulador del sector energ¨¦tico, que ha tenido un encontronazo reciente con Industria a cuenta del sector el¨¦ctrico, tambi¨¦n lamenta en su informe sobre el proyecto el traslado al Ejecutivo de funciones como la actual capacidad de la CNE para vetar operaciones corporativas, conocida como Funci¨®n 14, como las que tuvieron que ver con las adquisiciones de Endesa o Uni¨®n Fenosa.
Industria tambi¨¦n arrebata a la CNE las prerrogativas de inspecci¨®n y de sanci¨®n, as¨ª como las relacionadas con la calidad de suministro y salvaguardar el equilibrio patrimonial de las sociedades.
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