Se ha acabado el periodo de gracia
Es necesario un relato de la salida a la crisis que sea m¨¢s objetivo, convincente esperanzador y eficaz
En la ¨²ltima semana se le han complicado las cosas al Gobierno de Mariano Rajoy. Comenz¨® con la informaci¨®n de este diario de que la Comisi¨®n Europea pon¨ªa a Espa?a en vigilancia especial; continu¨® con la oportunista e interesada declaraci¨®n de Mario Monti, desviando la atenci¨®n de los mercados hacia Espa?a, al decir que est¨¢ dando motivos de preocupaci¨®n para toda Europa; vino despu¨¦s el giro independentista del congreso de Convergencia Democr¨¢tica de Catalu?a; sigui¨® el domingo con la sorpresa de las elecciones andaluzas; y, finalmente, la huelga general, cuyo ¨¦xito desconozco cuando escribo, pero cuyos efectos se notar¨¢n en la pol¨ªtica gubernamental, como se notaron en todas las anteriores desde la de 1988.
??Hay alg¨²n nexo com¨²n entre todos estos episodios? Pienso que dos.
En primer lugar, cierran el periodo de gracia de 100 d¨ªas que la tradici¨®n pol¨ªtica dice que tiene todo nuevo Gobierno. A partir de ahora, la labor del Ejecutivo va a estar sometida a un mayor escrutinio cr¨ªtico desde Europa y a un mayor conflicto interno.
En segundo lugar, esos eventos ponen de manifiesto dos cosas. Por un lado, que al Gobierno le ha fallado la estrategia econ¨®mica. Por otro, que le falta un relato coherente, persuasivo, solidario, esperanzador y eficaz de la salida a la crisis. Vayamos por partes.
A estas alturas est¨¢ claro que al Gobierno le fall¨® su estrategia econ¨®mica en dos frentes. Por un lado, al posponer los Presupuestos de 2012 hasta despu¨¦s las elecciones andaluzas. Por otro, al negociar con las autoridades europeas un objetivo de d¨¦ficit p¨²blico menos exigente que el que hab¨ªa prometido el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero. Este fallo de estrategia ha tenido tres efectos importantes.
A partir de ahora, la labor del Ejecutivo va a estar sometida a un mayor escrutinio cr¨ªtico desde Europa y a un mayor conflicto interno
El primero es que el Gobierno de Rajoy ha perdido credibilidad m¨¢s r¨¢pidamente de lo esperado, a la vez que ha provocado un aumento de la presi¨®n de los mercados sobre la deuda espa?ola. Nadie en Europa ha entendido el retraso de los Presupuestos. Hubo algo de ingenuidad, manipulaci¨®n y prepotencia en la negociaci¨®n de un nuevo objetivo de d¨¦ficit para 2012. Ingenuidad al pensar que un Gobierno conservador ser¨ªa por s¨ª solo suficiente para que las autoridades europeas y los mercados fuesen m¨¢s comprensivos y complacientes. Manipulaci¨®n al exagerar la herencia recibida. Y prepotencia al utilizar el argumento de la soberan¨ªa pol¨ªtica de Espa?a para fijar el nivel de d¨¦ficit que fuese m¨¢s conveniente a sus intereses. Una lecci¨®n amarga.
El segundo es que el retraso de los Presupuestos no ha rendido los resultados electorales esperados. Sin duda, han sido varios los factores que han provocado ese resultado. Probablemente uno de ellos es otra manifestaci¨®n de sabidur¨ªa pol¨ªtica de la ciudadan¨ªa al no conceder el poder pol¨ªtico absoluto a un ¨²nico partido. Pero, sin duda, tambi¨¦n ha pesado la falta de valent¨ªa del Gobierno para defender las medidas de austeridad y reforma laboral que hab¨ªa adoptado en estos primeros 100 d¨ªas y, ante todo, el ocultar las que ha de tomar en los Presupuestos, tanto por el lado de los gastos como de los ingresos. Ahora tendr¨¢ que hacerlo en un escenario pol¨ªtico interno menos favorable.
El tercer efecto es que, a cambio de retrasar los presupuestos, el Gobierno de Rajoy ha tenido que anticipar una reforma laboral dura que mostrara a los mercados su firme voluntad reformadora. Hay mucho mito en esto de que los mercados ¡ªes decir, los prestamistas que nos prestan su dinero¡ª lo que quieren es ver reformas sociales duras. En realidad, lo que quieren ver ¡ªcomo prestamistas interesados en recuperar su dinero¡ª es que la econom¨ªa crece, porque el crecimiento es la condici¨®n m¨¢s segura para que ellos puedan cobrar los intereses y recuperar su dinero.
Pero si de lo que se trata es de crecer, exportar, pagar las deudas y crear empleo, entonces es muy discutible que la reforma laboral sea la panacea universal. Hacen falta otras reformas y, en especial, pol¨ªticas que mejoren la capacidad de competir de las empresas espa?olas.
La ventaja es que en este terreno las cosas son mejores de lo que parece. La econom¨ªa espa?ola ha mostrado en la ¨²ltima d¨¦cada una sorprendente capacidad de competir. Ha sido la econom¨ªa de la OCDE que, con la excepci¨®n de Alemania, mejor ha sabido conservar su cuota de exportaci¨®n. Detr¨¢s de esos buenos resultados est¨¢n especialmente las grandes empresas. Lo que ahora necesitamos es que desde el Ministerio de Econom¨ªa y Competitividad que dirige Luis de Guindos se impulsen pol¨ªticas que hagan que muchas medianas y peque?as empresas aumenten su dimensi¨®n, exporten y creen empleo. Para lograrlo, adem¨¢s de austeridad y reformas, necesitamos pol¨ªticas. Especialmente, pol¨ªticas.
En este sentido, pienso que el Gobierno no ha sabido valorar el pacto de salarios firmado entre patronales y sindicatos unas semanas antes de la reforma. Ese pacto es una pol¨ªtica que, al moderar los salarios y vincularlos a la productividad, es m¨¢s eficaz que la propia reforma laboral a la hora de mejorar la competitividad exterior de la econom¨ªa y mantener empleo.
En todo caso, el hecho es que al Gobierno de Rajoy se le ha acabado el periodo de gracia. Ahora, para avanzar, tiene que ser capaz de elaborar un relato de las causas y de la salida a la crisis que sea m¨¢s objetivo, convincente, persuasivo, dialogante, esperanzador y eficaz. Solo de esa forma se crear¨¢ el clima de confianza social necesario para avanzar. Si me lo permiten, de esto hablaremos en otra ocasi¨®n.
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