Tras los pasos de Berlusconi
El Gobierno se inspira en los controvertidos ¡®scudi¡¯ del ex primer ministro italiano
¡°Gustar¨¢ m¨¢s o menos, pero tengo que hacerlo¡±. El ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, sab¨ªa que, con la amnist¨ªa fiscal echaba toneladas de sal en la herida abierta de un fraude multimillonario. Montoro plante¨® la iniciativa como la ¨²nica salida a una ¡°situaci¨®n extraordinaria¡±. Y se parapet¨® en los precedentes internos ¡ª¡°se ha hecho en otras ocasiones en Espa?a¡±¡ª y externos ¡ª¡°se ha practicado con ¨¦xito en otros pa¨ªses¡±¡ª. Incluso, recurri¨® a un organismo internacional: ¡°Nos ajustamos a lo que recomienda la propia OCDE¡±.
Sin duda, el precedente m¨¢s pr¨®ximo, son las sucesivas amnist¨ªas fiscales que decret¨® en Italia el Gobierno de Silvio Berlusconi, que culminaron en abril de 2010. En total, los scudi suministraron a las arcas p¨²blicas italianas unos 5.600 millones, tras haber facilitado la regularizaci¨®n de 104.500 millones que ten¨ªan ciudadanos italianos en el extranjero para evitar el pago de impuestos.
La amnist¨ªa es una pr¨¢ctica recurrente en Italia, el reverso tenebroso de la impotente pol¨ªtica de lucha contra el fraude. En el caso de los scudi de Berlusconi, se facilitaba la repatriaci¨®n de fondos a cambio de pagar una multa (entre un 5% y un 7%) muy por debajo de los tipos de los impuestos que deb¨ªan haber pagado.
La f¨®rmula revelada este viernes por Montoro es muy similar a la italiana. Una multa, en este caso del 10%, que exonera de cualquier otra sanci¨®n o condena. La previsi¨®n de Hacienda es que esta ¡°regularizaci¨®n extraordinaria¡± permitir¨¢ ¡°aflorar¡± o ¡°atraer¡± ¡ª los eufemismos son legi¨®n¡ª, unos 25.000 millones que ten¨ªan que haber tributado por IRPF o impuesto de sociedades. La multa del 10% ¡ªel tipo del IRPF llega hasta el 52%, en el impuesto de sociedades al 30%¡ª engordar¨ªa en 2.500 millones las arcas p¨²blicas.
Boyer y Sochaga tambi¨¦n facilitaron regularizar rentas a defraudatores
En la ¨²ltima d¨¦cada y media, solo la iniciativa de Berlusconi logr¨® una recaudaci¨®n mayor en la decena de pa¨ªses de la OCDE que aprobaron amnist¨ªas fiscales. El club de los pa¨ªses ricos, que dej¨® hace a?os de censurar a los para¨ªsos fiscales para decantarse por un foro de di¨¢logo entre estas jurisdicciones opacas y los Gobiernos apoya ¡°el desarrollo de estrategias para incentivar el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias de contribuyentes que hayan ocultado fondos en el extranjero¡±, seg¨²n reza en un informe de 2007.
¡°La comunicaci¨®n es esencial. Se tiene que percibir que la medida extraordinaria no va a ser repetida¡±, aconseja la OCDE. Montoro se aplic¨® el cuento: ¡°Una oportunidad como ¨¦sta no va a volver a presentarse jam¨¢s¡±. La ¡°ventana¡± estar¨¢ abierta hasta el pr¨®ximo 30 de noviembre, con promesa de confidencialidad incluida. Luego, seg¨²n el ministro, el plan de lucha contra el fraude ¡°ser¨¢ muy severo¡±, con mayores sanciones.
La firmeza de este compromiso queda en entredicho por la propia experiencia italiana. Y por la espa?ola. En 1992, el entonces ministro de Econom¨ªa, el socialista Carlos Solchaga, lleg¨® a prohibir por ley que ¡°se dictara disposici¨®n alguna, de cualquier rango, que implique para quien hubiere incumplido sus obligaciones tributarias, una amnist¨ªa fiscal¡±. Lo hizo tras haber desarrollado, un a?o antes, las ¨²ltimas medidas que hab¨ªan merecido este nombre en la pol¨ªtica espa?ola. Solchaga permiti¨® canjear pagar¨¦s del Tesoro, con un r¨¦gimen fiscal opaco, y aflorar deducciones irregulares, a trav¨¦s de la compra de t¨ªtulos de deuda p¨²blica especiales.
Antes hubo otra amnist¨ªa fiscal, la que permiti¨® en 1984 el ministro de Econom¨ªa, Miguel Boyer: se ofreci¨® a los defraudadores adquirir, sin sanciones y de forma an¨®nima, los pagar¨¦s del Tesoro que luego regulariz¨® Solchaga. En estos casos, el precedente es lejano, tanto por la f¨®rmula, como por el contexto: en aquellos a?os, los sistemas de control de la Agencia Tributaria y la legislaci¨®n estaban muy alejadas de los par¨¢metros europeos. Pero s¨ª hay un argumento com¨²n: entonces y ahora, la necesidad de ingresos para cerrar el d¨¦ficit era asfixiante. Y se ensay¨® un atajo, aun a riesgo de amparar una pr¨¢ctica nociva para las arcas p¨²blicas y nada equitativa para los que s¨ª pagan impuestos.
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