?Qu¨¦ tipo de rescate para Espa?a?
La ayuda exterior debe ir exclusivamente dirigida al sector financiero, no al Estado
Desgraciadamente, debemos reconocer que necesitamos ayuda exterior para que Espa?a salga del profund¨ªsimo agujero en el que est¨¢ cayendo. Pero si el problema de solvencia de Espa?a est¨¢ causado por el agujero en el sistema financiero, el rescate de Espa?a, y la condicionalidad impuesta, debe ir dirigido tambi¨¦n a su sistema financiero, y no al Estado. Entrar en un rescate a la griega, que enfatice recortes sin fin, no har¨¢ m¨¢s que agravar la situaci¨®n y sacar a Espa?a de los mercados sine die, sin revelar una luz posible al final del t¨²nel. Adem¨¢s, el encontrar una salida adecuada para nuestro problema se complica por la posible salida griega del euro, precipitada por una fuerte salida de capitales de Grecia ante la incertidumbre pol¨ªtica.
Nuestro problema inmediato, como el de varios de nuestros vecinos, es el creciente v¨ªnculo entre el Estado y el sector financiero, fundidos en un abrazo mortal que amenaza con matarlos a los dos. Los bancos y las cajas son ahora los ¨²nicos agentes dispuestos a prestar dinero al Estado. El problema es que lo mismo sucede en direcci¨®n contraria: el Estado es la ¨²nica fuente de capital que le queda al sistema financiero, tras la huida de todos los posibles inversores extranjeros y locales.
Al estrecharse el v¨ªnculo, cuando la solvencia o credibilidad del Estado se deteriora, el sistema financiero pierde tambi¨¦n solvencia y credibilidad y depende a¨²n m¨¢s del apoyo del Estado, que a su vez sufre las consecuencias de este apoyo en su solvencia. Y cuando los bancos sufren, el Estado se resiente y la prima de riesgo se dispara. Este abrazo mortal no ha hecho m¨¢s que incrementarse durante los ¨²ltimos meses, con las operaciones de liquidez del BCE que han incentivado al sistema financiero a prestar a¨²n m¨¢s al Estado.
Este problema es la consecuencia de un fallo profundo en el dise?o de la eurozona. Es muy dif¨ªcil mantener la confianza en un sistema financiero si no hay detr¨¢s de ¨¦l un banco central con capacidad ilimitada de sostener a los bancos. Esta es la lecci¨®n de las crisis bancarias del siglo XIX, y la raz¨®n fundamental (recordemos que la pol¨ªtica monetaria no exist¨ªa en el patr¨®n oro) para la fundaci¨®n de estas instituciones. En Estados Unidos, si uno de los Estados tuviera problemas de solvencia, no pondr¨ªa en apuros al sistema bancario de ese Estado; y si un conjunto de bancos fuera insolvente no pondr¨ªa en peligro al Estado en el que tienen sus sedes. La raz¨®n es que el acceso de la Reserva Federal a liquidez ilimitada corta el nudo gordiano que, sin su existencia, los unir¨ªa.
Es dif¨ªcil confiar en un sistema financiero si no hay detr¨¢s de ¨¦l un banco central con capacidad ilimitada de sostener a los bancos
La gravedad de este problema ha salido a la luz con a¨²n mayor claridad con el desastre de Bankia. Que Bankia-BFA era insolvente ha sido un secreto a voces en c¨ªrculos econ¨®micos y financieros en Madrid desde el principio de la crisis y ha contribuido sobremanera al desprestigio de la tarea del Banco de Espa?a. Cuando la reci¨¦n fusionada Bankia decidi¨® nombrar un Consejo de Administraci¨®n pol¨ªtico, y esto se acept¨®, mand¨® una se?al inequ¨ªvoca de que la estrategia era la huida hacia delante, basada en el apoyo del poder pol¨ªtico, no el intento de salir adelante por m¨¦ritos propios. El resultado, la nacionalizaci¨®n de una instituci¨®n enorme, el 30% del PIB espa?ol, era algo que debi¨® haberse evitado, y que ha dejado a Espa?a al pie de los caballos.
Y sin embargo, esta nacionalizaci¨®n se hab¨ªa convertido en inevitable ya en el momento en el que se produjo, y pone de manifiesto precisamente el abrazo mortal y su estrechamiento reciente del que hablamos. El Estado ya estaba entrampado hasta las orejas en Bankia. Los 325.000 millones de activos totales que ten¨ªa estaban financiados por 173.000 millones de dep¨®sitos, en su gran parte responsabilidad del Estado. Adem¨¢s, entre avales del Estado, cr¨¦ditos del BCE ¡ªprecisamente de las operaciones de liquidez de este a?o, garantizados por el Banco de Espa?a¡ª y preferentes del FROB, el Estado y el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos garantizaban ya impl¨ªcita o expl¨ªcitamente unos 250.000 millones del balance de BFA antes de la intervenci¨®n.
Ya es tarde para tener el debate sobre si el Estado debe o no asumir las p¨¦rdidas del sector financiero
En definitiva, es ya tarde para tener el debate sobre si el Estado debe o no asumir las p¨¦rdidas del sector financiero. El Estado est¨¢ expuesto al riesgo entero del sector financiero ya, y es esta la mayor raz¨®n del p¨¢nico de los inversores que ven c¨®mo aumenta repentinamente el volumen de acreedores del Estado.
El Gobierno no tiene estrategia para salir de esta situaci¨®n, simplemente porque no tiene recursos financieros para ello. La idea de pedir a gestores externos que eval¨²en a los bancos no puede funcionar sin dinero para recapitalizarlos y expone al Estado a un enorme riesgo. No podemos predecir, contrariamente a lo que hace el Gobierno, que el agujero ser¨¢ de 15.000 millones; de hecho, los incentivos de gestores externos son para descubrir agujeros mayores que los que sospechan, particularmente en un entorno de deterioro econ¨®mico como el que sufrimos. Supongamos que Oliver Wyman y Blackrock descubren que el sistema necesita 100.000 millones de euros. ?De d¨®nde sale ese dinero?
La respuesta parece inevitable. Solo puede venir de Europa. Pero no puede venir a trav¨¦s del Estado, unido a un rescate a la irlandesa que entrampe a¨²n m¨¢s a los espa?oles en los problemas de los bancos. La experiencia de los rescates previos ¡ªa Grecia, Irlanda y Portugal¡ª muestra los enormes riesgos y el alt¨ªsimo coste que estos tienen. El dinero necesario para recapitalizar el sistema financiero debe venir directamente a este, a cambio de una condicionalidad que se imponga sin m¨¢s a las instituciones que lo reciban. Los alemanes se negar¨¢n, como se han negado a todo en principio, pero es necesario.
Al mismo tiempo, Europa debe presentar un plan inmediato para mover la supervisi¨®n, y la garant¨ªa del sistema financiero, al nivel europeo. Hemos demostrado concluyentemente que la uni¨®n monetaria no puede seguir funcionando sin supervisi¨®n europea y sin un prestamista de ¨²ltima instancia capaz, si la necesidad lo requiere, de inyectar financiaci¨®n ilimitada.
No podemos ocultar lo complicado de la situaci¨®n. Pero si resolvemos convincentemente el problema del sector financiero y la escasez de financiaci¨®n para la econom¨ªa, podemos descubrir que el crecimiento econ¨®mico y la confianza pueden regresar mucho m¨¢s r¨¢pidamente de lo que pensamos. Las reformas hechas por los dos ¨²ltimos Gobiernos y el buen comportamiento de las exportaciones as¨ª lo indican.
Luis Garicano es profesor de la London School of Economics e investigador de FEDEA.
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