Un pacto por el crecimiento para Europa
Alemania debe entender que va en su inter¨¦s aceptarlo
El debate econ¨®mico en Europa ha subido de tono en las ¨²ltimas semanas, especialmente desde la publicaci¨®n de las perspectivas macro para este a?o. La evidencia es clara: la econom¨ªa europea est¨¢ estancada, varios pa¨ªses, con Espa?a a la cabeza, est¨¢n en recesi¨®n, y el panorama para los pr¨®ximos a?os pinta muy mal.
Ante este paisaje, todas las voces invocan la necesidad de recuperar la senda del crecimiento. La izquierda europea lleva meses clamando contra el dogma de la austeridad. La novedad es que ahora los dirigentes de la derecha tambi¨¦n se han sumado a ese coro: Merkel cree que se requieren medidas que promuevan el crecimiento; Van Rompuy planea convocar una cumbre sobre el crecimiento, y hasta Mario Draghi declar¨® hace unos d¨ªas en el Parlamento Europeo que, tras el pacto fiscal, lo urgente era lograr un acuerdo de crecimiento. Hay fumata blanca en Europa, ?es el crecimiento, est¨²pido!
Pese a este aparente consenso, el enfoque sobre crecimiento difiere de unos a otros. Para el centro-derecha, dominante en Europa, promoci¨®n del crecimiento se traduce esencialmente en reformas estructurales para mejorar la competitividad: flexibilizaci¨®n de mercados laborales, liberalizaci¨®n de sectores protegidos, profundizaci¨®n del mercado ¨²nico, eliminaci¨®n de trabas burocr¨¢ticas para facilitar el emprendimiento. Sin embargo, cuando se habla de est¨ªmulos fiscales en el sentido keynesiano, madame Merkel y los suyos se muestran inflexibles: cualquier m¨ªnimo aumento del gasto p¨²blico solo agravar¨¢ la situaci¨®n de d¨¦ficit y endeudamiento y no devolver¨¢ la confianza en los mercados financieros, indispensable para recuperar el crecimiento.
Pese a este aparente consenso, el enfoque sobre crecimiento difiere entre la izquierda y la derecha
Pocos economistas disputan la necesidad de introducir profundas reformas estructurales en las econom¨ªas europeas para hacerlas m¨¢s din¨¢micas y competitivas en un mundo globalizado. El problema es que los costes sociales del ajuste son altos, agravados en ¨¦pocas de recesi¨®n, y sus frutos en funci¨®n del crecimiento tardan tiempo en aparecer. Asumir que habr¨¢ que esperar varios a?os de reducci¨®n de d¨¦ficits para volver a generar empleo, como parece ser la estrategia conservadora, es inaceptable socialmente. Adem¨¢s, el mercado laboral no es sim¨¦trico: cuesta m¨¢s reintegrar a las personas en el trabajo que despedirlas. En pa¨ªses como Espa?a, donde el 50% del paro es ya estructural, el retraso en la generaci¨®n de empleo significa una p¨¦rdida enorme de capital humano que, junto a la alta mortandad empresarial, suponen una reducci¨®n del potencial de crecimiento de la econom¨ªa a largo plazo. O sea, que los tiempos cuentan; el enfermo necesita medicina de choque, y pronto. La victoria de Hollande y su propuesta de complementar el pacto fiscal con un pacto para el crecimiento abre una oportunidad para que la letan¨ªa de voces se traduzca en medidas urgentes y concretas de inversi¨®n y creaci¨®n de empleo.
La pregunta es: ?qu¨¦ tipo de pacto se podr¨ªa plantear?, ?hay margen para encontrar alg¨²n tipo de acuerdo entre unos y otros? En opini¨®n, un pacto por el crecimiento deber¨ªa contener al menos los siguientes elementos:
1. Renegociaci¨®n del calendario de ajuste fiscal: la fecha de 2013 para lograr el 3% de d¨¦ficit se tendr¨ªa que retrasar unos dos o tres a?os, especialmente en aquellos pa¨ªses con mayores niveles de d¨¦ficit p¨²blico y peor situaci¨®n econ¨®mica. En el contexto actual ¡ªd¨¦bil demanda e inversi¨®n privada, tipos cercanos a cero y eliminada la capacidad de devaluaci¨®n¡ª existe evidencia de que los recortes fiscales simult¨¢neos en varios pa¨ªses socavan el crecimiento al menos en la misma proporci¨®n, lo cual impide cumplir las propias metas de reducci¨®n de deuda. Es decir: las medidas de austeridad son el principal causante de la recesi¨®n actual en Europa y cualquier recuperaci¨®n en 2012 va a ser extremadamente d¨¦bil si los planes de ajuste no se modifican. El retraso de las metas de ajuste no es incompatible con el pacto fiscal tal y como est¨¢ redactado, por lo que no requiere su renegociaci¨®n. Alemania y otros pa¨ªses en situaci¨®n similar deben ayudar tambi¨¦n, impulsando su demanda interna con subidas salariales y aceptando un ligero aumento de inflaci¨®n que permita a los pa¨ªses perif¨¦ricos ganar competitividad relativa.
El mercado laboral no es sim¨¦trico: cuesta m¨¢s reintegrar a las personas en el trabajo que despedirlas
Unido a lo anterior, Bruselas deber¨ªa considerar la exclusi¨®n de la inversi¨®n p¨²blica de la contabilidad nacional a efectos del c¨¢lculo del d¨¦ficit p¨²blico. Esta propuesta, apoyada por Hollande, ya se debati¨® durante las negociaciones del Tratado de Maastricht en 1992 y del PEC en 1999. Entonces fue descartada por las dificultades pr¨¢cticas de su aplicaci¨®n, pero, de aceptarse, permitir¨ªa liberalizar fondos nacionales sin penalizaci¨®n de los mercados, con impacto directo en el tejido productivo.
2. Movilizaci¨®n de fondos europeos. Si el margen para cualquier est¨ªmulo en el ¨¢mbito nacional es m¨ªnimo, los fondos europeos ofrecen alguna salida. Bruselas cuenta con unos 110.000 millones de euros de fondos de cohesi¨®n y estructurales para el periodo 2012-1013, que se podr¨ªan acelerar y redireccionar hacia los pa¨ªses perif¨¦ricos en apoyar a pymes, eficiencia energ¨¦tica, I+D+i o infraestructura. La movilizaci¨®n r¨¢pida de estos fondos demanda mayor flexibilidad en las exigencias de 25% de cofinanciaci¨®n nacional. Los fondos del presupuesto comunitario se deben completar con el reforzamiento del Banco Europeo de Inversiones. Se habla de una ampliaci¨®n de capital de unos 10.000 millones de euros, que podr¨ªan traducirse en la movilizaci¨®n de unos 180.000 millones adicionales de inversi¨®n. El reforzamiento del BEI se completar¨ªa con el lanzamiento inmediato de la propuesta de la comisi¨®n para emitir project bonds, movilizando as¨ª decenas de millones de euros privados adicionales. Buena parte de los recursos para financiar estas iniciativas europeas deben salir de impuestos europeos, como la tasa de transacciones financieras, que podr¨ªa llegar a recaudar 57.000 millones de euros, seg¨²n la comisi¨®n.
Bruselas deber¨ªa considerar la exclusi¨®n de la inversi¨®n p¨²blica de la contabilidad nacional a efectos del c¨¢lculo del d¨¦ficit p¨²blico
3. Medidas para aliviar la carga de la deuda de los pa¨ªses perif¨¦ricos. La recuperaci¨®n del crecimiento pasa inexorablemente por la estabilizaci¨®n de los mercados financieros que reduzca el coste de la deuda y aleje el riesgo de insolvencia de los pa¨ªses m¨¢s castigados. Para ello es urgente finalizar la puesta en marcha del fondo de rescate, combinando tanto el EFSF como el ESM, y ampliarlo hasta el bill¨®n de euros dotados de la mayor flexibilidad de intervenci¨®n posible, incluida la posibilidad de que pueda recibir fondos del BCE. Junto al fondo de rescate ser¨ªa de gran ayuda la puesta en marcha de alguna modalidad de eurobonos, ya sean los debatidos bonos azules y rojos o el fondo de redenci¨®n de deuda propuesto por el mismo Consejo de Asesores Econ¨®micos de la canciller Merkel. Adem¨¢s, la creaci¨®n de un mecanismo de resoluci¨®n de crisis y garant¨ªas bancarias en el ¨¢mbito europeo permitir¨ªa cortar el v¨ªnculo entre la deuda soberana y los problemas del sistema financiero. Dicho mecanismo o el fondo de rescate podr¨ªan contribuir financieramente al saneamiento del sistema financiero en los pa¨ªses con mayores dificultades, lo que coadyuvar¨ªa a la recuperaci¨®n del cr¨¦dito.
La recuperaci¨®n del crecimiento pasa inexorablemente por la estabilizaci¨®n de los mercados financieros
Ante la negociaci¨®n de un acuerdo pol¨ªtico europeo es de esperar que el Banco Central Europeo tambi¨¦n reaccione. Desde su independencia, el BCE podr¨ªa contribuir mucho dejando clara su disposici¨®n a actuar como prestamista de ¨²ltima instancia sin contravenir su mandato, v¨ªa tres instrumentos: (i) reactivando y aumentando el programa de compra de deuda soberana, inactivo desde hace muchas semanas, pese a los ataques de los mercados; (ii) continuando las subastas de liquidez a los bancos, si es posible, m¨¢s orientadas y condicionadas a restaurar el cr¨¦dito bancario, que no ha aumentado, pese a la inyecci¨®n reciente de un bill¨®n de euros en condiciones ventajosas, y (iii) permitiendo a los bancos centrales nacionales prestar al FMI, el cual a su vez podr¨ªa canalizar parte de esos fondos para compras de bonos o pr¨¦stamos soberanos.
Los tres pilares anteriores forman las l¨ªneas maestras de lo que podr¨ªa ser un pacto por el crecimiento, que complemente el pacto fiscal ya firmado. Alemania debe entender que va en su inter¨¦s aceptarlo, como el precio a pagar por la ratificaci¨®n del pacto fiscal hecho a su medida. Se trata de un quid pro quo, en el que todos ceden algo para que todos ganen mucho. Europa no puede esperar m¨¢s.
Manuel de la Rocha V¨¢zquez es coordinador del Panel de Econom¨ªa Internacional de la Fundaci¨®n Alternativas
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