Por fin un FMI m¨¢s representativo y flexible
La instituci¨®n se aleja del Consenso de Washington y se acerca a la nueva econom¨ªa keynesiana
Desde hace tres a?os, el FMI est¨¢ siendo objeto de profundas reformas en todos sus frentes principales: gobernanza, cultura institucional, pol¨ªticas de supervisi¨®n y de pr¨¦stamo y recursos. Son cambios que representan un punto de inflexi¨®n en su organizaci¨®n y funciones, y han vuelto a situarlo en un lugar central del orden econ¨®mico internacional. En este sentido, se han invertido los t¨¦rminos de un debate no tan lejano, que lleg¨® hasta 2008, cuando se cuestionaba la relevancia del Fondo y la desafecci¨®n de las econom¨ªas emergentes hacia la instituci¨®n.
Estas reformas se han gestado en poco tiempo bajo la presi¨®n de los acontecimientos y ante la necesidad de dar respuestas urgentes a la crisis. Aunque ya estaban latentes, no se empiezan a implementar hasta 2009, confirmando el recurrente argumento de las crisis como oportunidad. Queda por recorrer el camino de su consolidaci¨®n para apuntalar la doble funci¨®n de prevenci¨®n y resoluci¨®n de crisis del Fondo como garante de la estabilidad econ¨®mica internacional.
Los cambios en la gobernanza tomaron impulso en 2006, cuando el entonces director gerente, Rodrigo Rato, inici¨® una reforma para dar m¨¢s peso a las econom¨ªas emergentes. En 2008 se modific¨® la f¨®rmula de la cuota primando la variable PIB y su valoraci¨®n en t¨¦rminos de paridad de poder adquisitivo; y en 2010 se decidi¨® la duplicaci¨®n de las cuotas y su distribuci¨®n en favor de los pa¨ªses m¨¢s infrarrepresentados y de los emergentes m¨¢s din¨¢micos. Los pa¨ªses europeos avanzados aceptaron adem¨¢s reducir en dos el n¨²mero de sus directores ejecutivos.
Una vez ratificadas estas reformas, a partir del oto?o de 2012, el Fondo ser¨¢ una instituci¨®n m¨¢s representativa, corrigiendo m¨¢s de seis d¨¦cadas de mantenimiento del statu quo. El peso de las econom¨ªas avanzadas se reducir¨¢ en casi 10 puntos y quedar¨¢ en torno al 60%, una tendencia que continuar¨¢ hasta alcanzar una representaci¨®n m¨¢s paritaria con las econom¨ªas emergentes. En n¨²mero de directores, los pa¨ªses emergentes y en desarrollo contar¨¢n con alrededor de 14, de un total de 24, acabando con el tradicional rodillo de los directores europeos. EE UU mantendr¨¢ su capacidad de veto para las decisiones importantes, pero tambi¨¦n la tendr¨¢n el conjunto de las econom¨ªas emergentes, entre las que destaca el activo papel de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Queda pendiente que, por primera vez, el puesto de director gerente sea ocupado por un nacional de un pa¨ªs no europeo (y emergente), y completar as¨ª la transici¨®n del G-7 al G-20 en la direcci¨®n estrat¨¦gica del Fondo.
Queda pendiente que el puesto de director gerente sea ocupado por un pa¨ªs no europeo
Han sido muy significativos los cambios en la cultura institucional, desde el denominado Consenso de Washington ¡ªque preconizaba la estabilizaci¨®n fiscal y monetaria y la confianza en las fuerzas autocorrectoras del mercado¡ª hacia un nuevo paradigma cuyos contornos no est¨¢n a¨²n claramente precisados, pero que se aproxima m¨¢s a la nueva econom¨ªa keynesiana. En este proceso ha tenido una importante influencia la impronta de Dominique Strauss-Kahn y del economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard.
Las l¨ªneas generales ya est¨¢n trazadas. Se otorga efectividad en determinadas circunstancias al uso discrecional de las pol¨ªticas macroecon¨®micas, que deben atender m¨²ltiples objetivos y adaptarse a las circunstancias de cada pa¨ªs, huyendo de recetas monocrom¨¢ticas; y se reconoce la importancia de regular los mercados para corregir fallos y modular incentivos. La pol¨ªtica monetaria tendr¨¢ que combinar los objetivos de crecimiento, estabilidad financiera y de precios, frente a la ortodoxia antiinflacionista tradicional. En pol¨ªtica fiscal, el reto est¨¢ en reforzar su componente antic¨ªclico, sin perder de vista el objetivo de consolidaci¨®n a medio plazo. El Fondo est¨¢ liderando las posiciones de los que, en la crisis europea, abogan por un escalonamiento de la senda de ajuste fiscal.
El Fondo tambi¨¦n se equivoca y deben ponerse de manifiesto sus errores para aprender de ellos
En la pol¨ªtica de supervisi¨®n se est¨¢ dando paso a una vigilancia m¨¢s acorde con una realidad de complejas interrelaciones econ¨®micas y financieras, mejorando el tradicional an¨¢lisis de pa¨ªs que ahora aparece m¨¢s vinculado al regional y multilateral. En paralelo, se est¨¢ potenciando la vigilancia financiera, en una instituci¨®n de tradici¨®n y expertise macroecon¨®mica. Los retos se plantean en t¨¦rminos de recomendaciones m¨¢s incisivas y centradas en las medidas de pol¨ªtica econ¨®mica, m¨¢s que en los riesgos, para evitar generar espirales de desconfianza. Por otro lado, ser¨¢ importante una mayor coordinaci¨®n, no solo interna, sino tambi¨¦n con otras instituciones como las europeas o el Consejo de Estabilidad Financiera, para evitar una cierta mara?a supervisora y proliferaci¨®n de informes, a veces con mensajes contradictorios. Por ¨²ltimo, el Fondo tambi¨¦n se equivoca y deben ponerse de manifiesto sus errores para aprender de ellos. Desde 2001, la Oficina de Evaluaci¨®n Independiente eval¨²a sus pol¨ªticas con la perspectiva que da el transcurso de unos a?os, y ha producido informes demoledores como el de los fallos en la supervisi¨®n previa a 2007. Ser¨ªa bueno ver implementada este tipo de buena pr¨¢ctica internacional en Europa, por ejemplo.
Probablemente, los cambios m¨¢s significativos se han producido en la pol¨ªtica de pr¨¦stamo, con la flexibilizaci¨®n de las l¨ªneas para la resoluci¨®n de crisis y la creaci¨®n de una nueva funci¨®n aseguradora. Las primeras se reducen a dos: los Acuerdos de Derecho de Giro y el Servicio Ampliado del FMI, elimin¨¢ndose la amplia casu¨ªstica y el arbitraje anterior entre l¨ªneas. Bajo los principios de apropiaci¨®n del programa por parte del pa¨ªs (ownership) y de criticidad de las medidas, se limita la condicionalidad de obligado cumplimiento a las variables macroecon¨®micas, y las medidas estructurales se reducen a par¨¢metros de referencia que se eval¨²an a partir de un an¨¢lisis global de la evoluci¨®n del programa. Tambi¨¦n se han duplicado los l¨ªmites de acceso ordinarios (y simplificado el acceso extraordinario) y se ha flexibilizado el escalonamiento de los desembolsos, permitiendo un acceso r¨¢pido a un gran volumen de recursos, t¨ªpicamente necesarios para restaurar la confianza en las situaciones actuales de crisis por cuenta de capital. Otra novedad es la cofinanciaci¨®n y coordinaci¨®n de programas con Europa, que est¨¢ sentando un precedente a evaluar, y que constituye el principal reto para la gesti¨®n de Christine Lagarde.
Los cambios m¨¢s significativos se han producido en la pol¨ªtica de pr¨¦stamo
El Fondo ha desarrollado, adem¨¢s, una nueva funci¨®n aseguradora sustentada en la L¨ªnea de Cr¨¦dito Flexible (FCL) y la L¨ªnea de Precauci¨®n y Liquidez para pa¨ªses con buenos fundamentos, pero sometidos al riesgo de un shock ex¨®geno. Son facilidades precautorias, sin tope de acceso en el caso de la FCL, que sustituyen la condicionalidad tradicional ex post por criterios de habilitaci¨®n ex ante. De esta forma, se cambia el rumbo de una historia de 60 a?os de programas con desembolsos escalonados y sujetos a condicionalidad como garant¨ªa de que el pa¨ªs podr¨ªa devolver el pr¨¦stamo.
En definitiva, el Fondo facilita m¨¢s recursos, de manera m¨¢s flexible y bajo condicionalidad m¨¢s realista, a lo que se suma una mayor fortaleza financiera institucional. Los recursos permanentes se han triplicado, superando el bill¨®n de d¨®lares, y desde abril pasado, la UE y los pa¨ªses G-20 han comprometido recursos temporales por valor de 430.000 millones adicionales. De cara al futuro, el reto es minimizar el riesgo moral asociado a los pr¨¦stamos. En relaci¨®n al riesgo de pa¨ªs, se est¨¢ dando paso a una nueva estrategia en la que el ¨¦xito de un programa depende m¨¢s del ownership. En otras palabras, un FMI como asesor que ofrece medios para enfrentar los problemas, abandonando el lema de ¡°la letra con sangre entra¡±. Sobre el riesgo moral del inversor ser¨ªa importante potenciar la participaci¨®n del sector privado en la resoluci¨®n de crisis a trav¨¦s de mecanismos de di¨¢logo conjunto con las autoridades e instituciones internacionales del tipo de la Iniciativa de Viena.
Si algo ha revelado la crisis es que los ciclos seguir¨¢n existiendo y que es necesario contar con una instituci¨®n multilateral que disponga de instrumentos ¨¢giles y flexibles adecuados para una econom¨ªa globalizada. Este es el papel que debe desempe?ar el FMI, y para ello trata de adquirir una mayor legitimidad y realismo.
Pablo Moreno es doctor en Econom¨ªa, t¨¦cnico comercial y economista del Estado. Autor del libro La metamorfosis del FMI (2009-2011), publicado por Thomson Reuters-Civitas.
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