Devaluaciones en el Cono Sur
Brasil y Argentina luchan de forma opuesta contra las oscilaciones del d¨®lar
Si usted aterriza en Buenos Aires y se encuentra con perros de las razas golden retriever y labrador, tenga en cuenta que huelen billetes. Nadie puede sacar o entrar en Argentina m¨¢s de 10.000 d¨®lares (7.944 euros) en efectivo. Es uno de los controles que ha impuesto el Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner para vigilar el mercado de cambios en un tiempo en el que los d¨®lares del super¨¢vit comercial ya no le sobran como antes y le son necesarios para pagar la deuda externa y evitar una devaluaci¨®n que dispare la ya elevada inflaci¨®n y da?e la desacelerada actividad econ¨®mica. Tanta restricci¨®n de acceso al d¨®lar ¡ªla moneda en la que los argentinos ahorran tras varias depreciaciones del peso en los ¨²ltimos 40 a?os¡ª ha llevado a que se creara un mercado negro llamado blue (azul) en jerga financiera.
Brasil tambi¨¦n sufre la presi¨®n para devaluar su moneda, en este caso impulsada por el Gobierno de Dilma Rousseff despu¨¦s de a?os de una excesiva apreciaci¨®n que ha debilitado su industria.
El real se ha depreciado 7,4% en lo que va de 2012. El d¨®lar lleg¨® esta semana a cotizar a 2,10 reales y despu¨¦s baj¨® a 2,02. El abaratamiento de la moneda de Brasil y de sus productos ha provocado temor en pa¨ªses vecinos.
En el caso del peso argentino, la divisa ha perdido el 4,2% de su valor en lo que va del a?o, pero en el mercado paralelo se devalu¨® el 18,8%. El d¨®lar oficial est¨¢ a 4,49 pesos, mientras el blue lleg¨® a cotizar a 6,12 pesos, un nivel considerado exagerado para los economistas y que fue solo fruto de la prohibici¨®n de facto de comprar divisas en la plaza regulada. Despu¨¦s baj¨® a 5,93.
En Argentina, la restricci¨®n oficial de acceso al d¨®lar ha generado un importante mercado negro
De hecho, tanto en Brasil como en Argentina hay factores externos que debilitan el valor del real y del peso. La posibilidad de que Grecia abandone la Eurozona y de que la banca espa?ola necesite de un rescate ha acrecentado la aversi¨®n al riesgo de los inversores en el mundo, que se han refugiado en el d¨®lar. Pero, a diferencia de lo que sucede en otros pa¨ªses de la regi¨®n, su depreciaci¨®n resulta mayor por motivos internos. En Brasil, el ajuste fiscal, los altos tipos de inter¨¦s y la apreciaci¨®n del real que impulsaban el Gobierno de Rousseff y el Banco Central para combatir la inflaci¨®n han estancado la econom¨ªa y por eso las autoridades han comenzado a finales de 2011 a revertirlos. El impuesto al ingreso de capitales especulativos desalent¨® la entrada de d¨®lares y colabor¨® a depreciar el real. El contexto externo devalu¨® tanto el real esta semana, que el Banco Central intervino para contenerlo.
Algunos analistas temen por la inflaci¨®n, pero el gobernador del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, ha dicho que el impacto en los precios ser¨¢ moderado y prometi¨® que seguir¨ªa bajando los tipos si fuese necesario para reactivar la econom¨ªa. Economistas de la entidad esperan que Brasil se expanda un 3% este a?o, es decir, que revierta el crecimiento cero del primer trimestre. El mayor millonario de Brasil, y s¨¦ptimo del mundo, Eike Batista, est¨¢ ¡°feliz¡± porque mejorar¨¢n las exportaciones, como las suyas de minerales y petr¨®leo. Lo mismo opina el ministro de Desarrollo brasile?o, Fernando Pimentel, que tambi¨¦n vaticina un perjuicio para las importaciones.
A diferencia de los argentinos, una devaluaci¨®n no impulsa a los brasile?os a comprar d¨®lares. Un informe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos indica que, fuera de ese pa¨ªs, en Argentina es donde m¨¢s billetes de d¨®lar hay por habitante, unos 1.300 d¨®lares per capita, frente a seis en Brasil. ¡°Los brasile?os no tienen el trastorno obsesivo compulsivo por el d¨®lar¡±, aprecia Marina Dal Poggetto, analista del estudio Bein. Pero a?ade que existen motivos racionales para su conducta: en Brasil, los tipos de inter¨¦s, que sirven de referencia para los dep¨®sitos a plazo en reales, duplican la inflaci¨®n, mientras que en Argentina suponen la mitad que el ¨ªndice de precios al consumidor.
El real brasile?o alto sirvi¨® para frenar la inflaci¨®n pero ha mermado la actividad de la industria
La obsesi¨®n argentina por el d¨®lar tampoco es generalizada: en 2011 solo el 12% de la poblaci¨®n adulta compr¨® esa divisa, seg¨²n fuentes oficiales. Claro que a todos les impactar¨ªa en su bolsillo si el peso se devaluase. Ante ese riesgo, el Gobierno de Fern¨¢ndez estableci¨® en noviembre pasado que solo los que tuvieran justificados sus ingresos en Hacienda podr¨ªan comprar d¨®lares. Una persona iba al banco o a la casa de cambio y all¨ª el empleado controlaba por Internet que Hacienda le autorizara a adquirir divisas. A partir de entonces creci¨® el mercado paralelo, que igualmente supon¨ªa solo el 2,5% de las operaciones en aquel momento.
Este mercado tiene dos vertientes: una legal y otra ilegal, que est¨¢ penada hasta con ocho a?os de prisi¨®n. La legal es la compra de bonos o acciones que tambi¨¦n cotizan en el exterior, para despu¨¦s venderlas a inversores for¨¢neos y cobrarlas en el extranjero. La ilegal consiste en ir a las llamadas cuevas. Algunas son casas de cambio legales con una puerta que comunica con la trastienda, donde se cambian divisas en forma clandestina. Tambi¨¦n hay operadores burs¨¢tiles con doble fachada. Adem¨¢s, existen cuevas que operan solo en el mercado ilegal, instaladas en pisos o que distribuyen billetes a domicilio.
La nacionalizaci¨®n de YPF elev¨® la demanda de d¨®lares, seg¨²n Felipe Hern¨¢ndez, analista del Royal Bank of Scotland. La popular medida disgust¨® al mercado. El Gobierno reaccion¨® bloqueando todas las autorizaciones que daba por Internet. Fue as¨ª que en las ¨²ltimas tres semanas creci¨® el mercado paralelo, que ahora supone el 15% del oficial, seg¨²n el exgobernador del Banco Central Mart¨ªn Redrado.
En los ¨²ltimos d¨ªas, Hacienda ha desplegado controles para detectar cuevas y arbolitos, personas que ofrecen en voz baja el d¨®lar negro en el centro de Buenos Aires. Tambi¨¦n ha comenzado a realizar controles para perseguir a quienes hab¨ªan comprado d¨®lares en el mercado oficial y los venden en el blue para hacerse con un beneficio de m¨¢s del 30%. Pero la compra de d¨®lares para ahorro supone solo el 11% de las operaciones del mercado de cambio: el 89% lo mueven las tambi¨¦n restringidas importaciones y giros de beneficios y regal¨ªas de multinacionales a sus casas matrices.
La restricci¨®n del d¨®lar en el mercado oficial y su encarecimiento en el paralelo han derribado las ventas de inmuebles, que se hacen en moneda estadounidense. Por ahora, la devaluaci¨®n del peso en el sector informal no ha tenido impacto en la inflaci¨®n, pero s¨ª lo tiene la limitaci¨®n de importaciones, que restringe la oferta. Los controles de cambio se parecen en algo a los de Venezuela, pero el analista Sebasti¨¢n Vargas, de Barclays, considera que se asemejan m¨¢s a los de la Argentina de los a?os setenta y ochenta. Caracas tiene acceso directo a los d¨®lares por su petrolera PDVSA, mientras que Buenos Aires depende de que los exportadores de soja liquiden sus divisas. Venezuela tiene criterios bien claros sobre cu¨¢ntos d¨®lares pueden comprar los ciudadanos y con qu¨¦ fin (por ejemplo, 5.000 para los viajeros y nada para los ahorradores), mientras que Argentina no transparenta la regla por la que autoriza o rechaza la adquisici¨®n de divisas, sino que se gu¨ªa de acuerdo con sus propias necesidades de d¨®lares.
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