La crisis del euro llega al euro
Las medidas de est¨ªmulo del BCE y la inestabilidad de la Eurozona debilitan la moneda com¨²n El euro se ha dejado un 5% en los dos ¨²ltimos meses y est¨¢ en sus niveles m¨¢s bajos desde 2010 La ca¨ªda de la cotizaci¨®n beneficia a las exportaciones y facilita la recuperaci¨®n a pa¨ªses perif¨¦ricos
La han llamado la crisis del euro pero el susodicho la ha estado resistiendo s¨®lido como una roca. La moneda que Europa invent¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada se las ha visto en los cuatro ¨²ltimos a?os con un descalabro financiero, el rescate de tres pa¨ªses, el segundo plan de auxilio para uno de ellos, y el temor creciente a que la uni¨®n monetaria se fragmente. Y aun as¨ª, salvo tras el primer susto griego de mayo de 2010, su cotizaci¨®n se ha mantenido la mayor parte del tiempo impasible por encima de los 1,30 d¨®lares, con picos cercanos a los 1,50. El proyecto europeo peligraba, pero la calderilla del euro sonaba m¨¢s a marco alem¨¢n que a peseta.
La pol¨ªtica restrictiva del Banco Central Europeo (BCE) frente a la m¨¢quina de imprimir billetes de la Reserva Federal (Fed), que fija la pol¨ªtica monetaria estadounidense, ha tenido mucho que ver en la apreciaci¨®n del euro y la debilidad del d¨®lar en una etapa cr¨ªtica s a ambos lados del Atl¨¢ntico. Tampoco hubo salida de capitales fuera de la uni¨®n. Eran buenas noticias para los europeos de compras en Nueva York, que en 2008 llegaron a tener un euro que val¨ªa 1,60 d¨®lares. Y p¨¦simas para los exportadores.
Pero el gui¨®n ha dado un giro. El euro se ha dejado un 5% del valor respecto al d¨®lar en los ¨²ltimos dos meses y se encuentra en sus niveles m¨ªnimos desde junio de 2010, cuando Europa se recuperaba de su primer escalofr¨ªo con el rescate de Grecia. Pero tambi¨¦n se encuentra en su nivel m¨¢s bajo desde 2000 tanto respecto al yen (cada euro se cambia por 95,54 yenes) como respecto al d¨®lar australiano (1,17 d¨®lares).
Est¨¢ tambi¨¦n en su nivel m¨¢s bajo en relaci¨®n al yen o al d¨®lar australiano desde 2000
Adem¨¢s, los bancos centrales han perdido el entusiasmo que ten¨ªan por la moneda hace tres a?os, cuando la divisa com¨²n europea empez¨® a hacer sombra a todopoderoso d¨®lar como referencia. El porcentaje de reservas de los bancos centrales en euro cay¨® al 23% en 2011, frente a la cumbre del 34% en 2009, mientras que la de d¨®lares ha subido del 51% al 59%, seg¨²n Barclays Capital.
La crisis del euro ha llamado ya a la puerta del euro. La reca¨ªda econ¨®mica de la Eurozona, el riesgo creciente en torno a Espa?a y las inyecciones de liquidez del BCE ¡ªv¨ªa subastas de cr¨¦ditos baratos a la banca europea por valor de un bill¨®n de euros¡ª han bajado la cotizaci¨®n desde que arranc¨® el a?o. Y la decisi¨®n en julio del ¨®rgano que dirige Mario Draghi de rebajar los tipos de inter¨¦s por debajo del 1%, hasta el 0,75%, han sido la guinda.
¡°El euro se ha estado negociando en la banda cara durante muchos a?os, la depreciaci¨®n de los ¨²ltimos meses no ha hecho m¨¢s que devolverlo a su valor de largo plazo. Teniendo en cuenta los agudos riesgos econ¨®micos e institucionales de la crisis europea creemos que el valor com¨²n ser¨¢ incluso m¨¢s bajo que el que se deduce solo por las consideraciones de poder adquisitivo¡±, apunta Thomas Kressing, responsable del ¨¢rea de divisas europeas de Pimco, la mayor gestora de renta fija. A su juicio, ¡°un tipo de cambio m¨¢s d¨¦bil para el euro es la medicina que necesitan los pa¨ªses perif¨¦ricos para recuperar competitividad y generar crecimiento¡±.
El euro ha perdido peso como moneda de reserva de los bancos centrales en los ¨²ltimos tres a?os
¡°Esto es buen¨ªsimo para Europa, abaratar¨¢ las exportaciones y eso es necesario para la recuperaci¨®n de la econom¨ªa¡±, apunta en la misma l¨ªnea Guillermo Felices, jefe de estrategia de divisas para Europa de Barclays Capital.
El pero viene de la sensaci¨®n de mayor desconfianza que existe en torno a la Eurozona, con los mercados apostando al rescate integral de la cuarta econom¨ªa: Espa?a. ¡°Los inversores sienten que no se ha comprendido de forma suficiente la urgencia de dar una soluci¨®n cre¨ªble a la crisis actual a nivel pol¨ªtico y la preocupaci¨®n por el riesgo de contagio es muy alta¡±, advierte el estratega de UBS Gianluca Ziglio.
No hay, sin embargo, evidencia de que se est¨¦ produciendo una salida relevante de capitales de la uni¨®n monetaria. Hasta ahora, el dinero temeroso ha viajado de los pa¨ªses con problemas hacia refugios internos como Alemania, Francia u Holanda. ¡°Est¨¢n saliendo cifras muy poco significativas y Europa no necesita capital exterior porque su balanza de pagos no es deficitaria¡±, apunta el analista Juan Ignacio Crespo.
Barclays y Goldman Sachs pronostican una mayor depreciaci¨®n en los pr¨®ximos meses
Junto con la rebaja del precio del dinero, el BCE tom¨® otra decisi¨®n de calado para el flujo del dinero y es que la remuneraci¨®n de los dep¨®sitos en sus arcas baj¨® al 0% con el fin de incentivar que los bancos destinen los recursos a prestar dinero y animar el riego crediticio. El dinero que las entidades aparcan en el banco central ha bajado de forma autom¨¢tica y grandes bancos como JPMorgan, Goldman Sachs y Blackrock han cerrado la entrada de nuevos inversores en fondos europeos.
El BCE no ha descartado una nueva rebaja de tipos y eso puede seguir debilitando el euro. Goldman Sachs ha revisado sus previsiones a tres meses en el informe de julio de 1,33 a 1,25. Barclays pronostica en un informe de junio que el euro baje a 1,21 d¨®lares en tres meses y a 1,15 en los pr¨®ximos 12.
Son a¨²n cifras alt¨ªsimas si uno recuerda que el euro entr¨® en circulaci¨®n por debajo del valor de d¨®lar y toc¨® un suelo de 0,80. El euro tiene argumentos para bajar, pero el resto de bancos centrales tambi¨¦n mueven ficha para evitar que sus monedas se aprecien demasiado. Como explica Kressing, el Banco Nacional de Suiza ha acumulado reservas de divisas para suavizar su moneda y el de Dinamarca ha fijado la rentabilidad de sus dep¨®sitos en un tipo negativo del 0,2%, es decir, que los bancos pagan ese 0,2% si depositan dinero en las arcas. Nadie quiere una moneda cara.
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