Cinco a?os de c¨¢rcel para Kerviel, el broker que arruin¨® a Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale
El exempleado del banco franc¨¦s deber¨¢ devolver 4.900 millones de euros
J¨¦r?me Kerviel, el exbroker de Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, ha sido condenado hoy a cinco a?os de prisi¨®n firme y a pagar 4.900 millones de euros por da?os y perjuicios por el Tribunal de Apelaci¨®n de Par¨ªs, que le ha considerado culpable de infligir en 2008 unas p¨¦rdidas r¨¦cord al banco en el que trabajaba.
El tribunal ha confirmado y aumentado la pena establecida en la primera instancia, y ha asumido las tesis de la acusaci¨®n, que ped¨ªa la m¨¢xima pena, cinco a?os de prisi¨®n. El abogado de Kerviel, David Koubi, ha sugerido que recurrir¨¢ la sentencia ante el Supremo. En 2010, el an¨®nimo exbroker fue condenado a cinco a?os de c¨¢rcel, tres de ellos firmes, y a reembolsar a su banco la misma cifra astron¨®mica, que equivale a la cantidad que la entidad afirma haber perdido por culpa de su empleado. Kerviel cumpli¨® 39 d¨ªas de prisi¨®n provisional en 2008.
La motivaci¨®n de la sentencia explica que Kerviel lanz¨® al mercado ¡°ciegamente y sin que su empresa lo supiera ¨®rdenes por un montante exorbitante desprovistas de toda cobertura¡± que hicieron correr al banco ¡°riesgos considerables¡±. Los jueces calculan que Kerviel movi¨® hasta 50.000 millones de euros en operaciones burs¨¢tiles de compra y venta instant¨¢nea.
El trabajo de Kerviel, un hombre sin especiales atributos, de 35 a?os y nacido en Pont l'Abb¨¦ (Finisterre), consist¨ªa en ponerse frente a cuatro pantallas de ordenador que ocupaban su mesa y ante dos l¨ªneas telef¨®nicas que eran permanentemente grabadas para equilibrar el valor de los t¨ªtulos que cotizan en distintas bolsas y aprovecharse de las peque?as oscilaciones del precio de las acciones. B¨¢sicamente, compraba y vend¨ªa de forma simult¨¢nea, de modo que una operaci¨®n cubr¨ªa la otra. Sin mayor riesgo, sin descubiertos para el banco.
Ah¨ª fue donde Kerviel, que ganaba un sueldo anual de 50.000 euros, encontr¨® un fil¨®n. Pasaba ¨®rdenes de compra sobre los mercados europeos, preferentemente Francfort y Londres, pero no las cubr¨ªa con ¨®rdenes de venta para equilibrar la operaci¨®n, sino que realizaba transacciones ficticias utilizando falsos correos electr¨®nicos y claves y trucos que hab¨ªa aprendido. Al final de cada jornada, el balance de sus operaciones se dilu¨ªa con el de los dem¨¢s operadores, as¨ª que el banco no se daba cuenta de los grandes riesgos que hab¨ªa corrido; al banco s¨®lo le interesaba el saldo final de las transacciones.
De este modo, arriesgando por encima de lo sensato, Kerviel consigui¨® beneficios tan importantes como para exigir un bono de 600.000 euros. Y todo iba bien hasta que cometi¨® un error; un d¨ªa no cubri¨® una operaci¨®n, despert¨® sospechas y la balbuceante explicaci¨®n que dio dispar¨® todas las alarmas. Los directivos de SG descubrieron con horror el viernes 18 de enero de 2008 que Kerviel hab¨ªa comprometido hasta 45.000 millones de euros en los mercados burs¨¢tiles y, de acuerdo con el Banco de Francia, mantuvieron el secreto para poder deshacerse del fardo tan pronto abrieran los mercados el lunes.
Lo que ocurri¨® es historia. La Bolsa se desplom¨®, SG perdi¨® 4.500 millones y 2.000 m¨¢s por la crisis de las hipotecas basura. Seg¨²n algunos analistas, es posible incluso que la decisi¨®n de la Reserva Federal norteamericana de bajar tres cuartos de punto sus tipos de inter¨¦s tuviera su origen en la pelota creada por Kerviel, un oscuro empleado de banca que estuvo a punto de provocar un enorme agujero global el a?o en que el capitalismo empez¨® a desvariar.
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