Una jaula de masoquistas
Solo la creaci¨®n de un inter¨¦s general europeo podr¨ªa articular una narrativa com¨²n
Mientras Estados Unidos y Reino Unido dan se?ales de estar saliendo del marasmo de la crisis y crean empleo, la UE no solo sigue hundida en la recesi¨®n y el paro, sino que las previsiones publicadas por el FMI y la propia Comisi¨®n Europea sugieren que la eurozona seguir¨¢ en 2013 escarbando para empeorar su ya deprimente situaci¨®n.
La causa es la pol¨ªtica de austeridad. De poco valen las llamadas de urgencia de una instituci¨®n tan conservadora como el FMI, advirtiendo de que la austeridad inclemente europea lleva al desastre, tanto propio como de la econom¨ªa mundial.
?Por qu¨¦ esta diferente conducta? Probablemente influye un componente de cultura pol¨ªtica y filosof¨ªa moral. Los anglosajones son m¨¢s empiristas y pragm¨¢ticos. Se fijan m¨¢s en la realidad que en el dogma. Cuando ven que la realidad no concuerda con el dogma, no tienen inconveniente en cambiar las ideas. Pero la cultura pol¨ªtica germ¨¢nica es menos flexible y m¨¢s dogm¨¢tica.
Ya sucedi¨® en los a?os treinta con la Gran Depresi¨®n y el sistema del patr¨®n oro, una especie de euro de la ¨¦poca. Cuando norteamericanos e ingleses llegaron a la conclusi¨®n de que la austeridad que impon¨ªa ese sistema era una ratonera que empeoraba las cosas, no tuvieron reparos en abandonar la austeridad y el patr¨®n oro. Consiguieron gestionar mejor sus econom¨ªas y salvaron sus democracias. Pero los europeos continentales, con alemanes y franceses al frente, continuaron erre que erre con la austeridad masoquista. El resultado es conocido: lleg¨® el populismo econ¨®mico, el fascismo y el conflicto europeo.
Ante el dilema de si dar prioridad a lo urgente o a lo importante, los anglosajones han optado, en el pasado y ahora, por lo urgente: el crecimiento
Dicho en t¨¦rminos m¨¢s coloquiales, ante el dilema de si dar prioridad a lo urgente o a lo importante, los anglosajones han optado, en el pasado y ahora, por lo urgente: el crecimiento. Pero los germ¨¢nicos han optado por lo que consideran importante: las reformas.
Pero esta opci¨®n es un error de consecuencias dram¨¢ticas. La raz¨®n es sencilla. Cuando alguien est¨¢ gravemente enfermo y desangr¨¢ndose, lo prioritario para un m¨¦dico sensato es ingresar en urgencias al enfermo, hacerle una transfusi¨®n y tratar de recuperar las constantes vitales. Una vez reanimado, es el momento de subirlo a planta para curar las causas de la enfermedad. De la misma forma, en una econom¨ªa que ha entrado en una profunda y prolongada recesi¨®n y se desangra con el paro, lo urgente es evitar la agon¨ªa y recuperar las constantes vitales mediante pol¨ªticas de est¨ªmulo. Una vez logrado, o simult¨¢neamente si es posible, vienen las reformas.
En la jerga de los economistas, este es el debate entre expansionistas y estructuralistas. Un debate que ya vimos tambi¨¦n en los a?os treinta, entre la escuela anglosajona, liderada por John M. Keynes, y la escuela austriaca, liderada por Frederick Hayeck. Como se ve, no podemos escapar ni de la geograf¨ªa ni de la historia.
En aquella ocasi¨®n gan¨® la partida Keynes. ?Se puede convencer ahora a los estructuralistas de que en un escenario de depresi¨®n y paro la austeridad y las reformas no funcionan? No es f¨¢cil. El motivo es que existen dos narrativas en la eurozona sobre las causas del sobreendeudamiento p¨²blico que no se concilian.
?Se puede convencer ahora a los estructuralistas de que en un escenario de depresi¨®n y paro la austeridad y las reformas no funcionan? No es f¨¢cil
Por un lado, los germanos creen que el endeudamiento p¨²blico de los latino-irlandeses es debido a la prodigalidad de sus Gobiernos con el gasto p¨²blico y a su poca productividad y disposici¨®n al trabajo. Las ayudas que esos pa¨ªses necesitan para aliviar la carga de su endeudamiento son vistas como un intento de apropiarse del ahorro de los esforzados trabajadores germ¨¢nicos y continuar siendo despilfarradores y holgazanes. De ah¨ª que su prioridad sea una receta de dolor, austeridad y reformas m¨¢s que de ayuda.
Por otro lado, desde el sur, especialmente para los griegos y portugueses, la austeridad es percibida como una estrategia artera de los germanos para hacerles pagar la factura de una crisis que fue provocada por un fenomenal fallo del sistema bancario europeo y de las pol¨ªticas monetarias del BCE. Los recortes son vistos como indemnizaciones de guerra que los Gobiernos germanos imponen a los Gobiernos del sur para beneficio de sus bancos y pensionistas. El recibimiento a la canciller Angela Merkel en Atenas y Lisboa es expresivo de esta visi¨®n.
La hegemon¨ªa de la primera narrativa ha convertido a la eurozona en una jaula de masoquistas, empecinados adem¨¢s en bloquear todas las salidas de emergencia.
Estas dos visiones son irreconciliables. Solo la creaci¨®n de un inter¨¦s general europeo podr¨ªa articular una narrativa com¨²n. Pero es dif¨ªcil que surja ese inter¨¦s mientras no haya una instituci¨®n europea que lo represente de forma directa, al estilo del presidente de Estados Unidos, elegido por los ciudadanos de todos los Estados para que formule y represente el inter¨¦s com¨²n. Pero en la UE no hay nada similar, ni se le espera.
Los recortes son vistos como indemnizaciones de guerra que los Gobiernos germanos imponen a los Gobiernos del sur para beneficio de sus bancos y pensionistas
En estas condiciones, como pa¨ªs con se?ales crecientes de quiebra social y pol¨ªtica, tenemos que buscar una salida propia. Necesitamos articular un proyecto esperanzador que sirva de pegamento. Ese proyecto no puede surgir de la austeridad y los recortes. La huelga general de esta semana ha sido, en realidad, una rebeli¨®n social contra la austeridad. Un grito de la sociedad a la b¨²squeda de un proyecto distinto al masoquismo de la eurozona. Ese proyecto ha de ser el resultado de una gran alianza de fuerzas sociales, empresariales y pol¨ªticas para promover la econom¨ªa productiva y la exportaci¨®n. Y para acabar con la econom¨ªa depredadora que se ha desarrollado en la ¨²ltima d¨¦cada. La industria genera virtudes c¨ªvicas y favorece acuerdos sociales y pol¨ªticos de largo plazo, que hacen posible ese proyecto de futuro. Y creo que existen capacidades empresariales y sociales para lograrlo.
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