La contabilidad de la aldea de Potemkin
Cuenta la leyenda que cuando la emperatriz Catalina la Grande visit¨® Crimea, su amante y valido, el pr¨ªncipe Grigori Potemkin, cre¨® aldeas ficticias, de las que solo exist¨ªan las fachadas, para dar a la emperatriz la impresi¨®n de que su nueva posesi¨®n era pr¨®spera y hermosa. La gesti¨®n de la crisis ha estado caracterizada por una contabilidad de Potemkin, destinada a maquillar la realidad de esta crisis m¨¢s que a representarla fielmente.
La mayor preocupaci¨®n del Gobierno, y de la prensa, es si gasto A o gasto B cuenta para el d¨¦ficit. Esto es absurdo. Cierto, hay un procedimiento de d¨¦ficit excesivo contra Espa?a, y tenemos obligaciones legales. Pero el aparentar cumplir con este procedimiento no puede ser la motivaci¨®n para tomar decisiones econ¨®micas que no ayudan a Espa?a a salir adelante. Desgraciadamente, se han hecho multitud de cosas que al maquillar la realidad van contra la l¨®gica econ¨®mica.
1. El rescate del sistema financiero se ha hecho desde el principio (desde 2009) de la forma menos transparente posible, de forma que no contara: con deuda avalada, esquemas de protecci¨®n de activos y dinero del BCE contra colateral del sistema financiero garantizado por el Banco de Espa?a. Por ejemplo, en el caso de Bankia, antes de que el contribuyente espa?ol hubiera tenido consciencia alguna de que el problema era suyo, ya era demasiado tarde, porque la suma de las garant¨ªas totales dadas por el Estado, el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos y el Banco de Espa?a cubr¨ªan ya la inmensa mayor¨ªa del pasivo. Las garant¨ªas se han dado alegremente, como si las instituciones se enfrentaran a problemas de liquidez, cuando en realidad eran instituciones insolventes. De la misma manera que las instituciones financieras alargaban el cr¨¦dito al promotor para evitar reconocer la realidad, el Estado les daba cuerda para evitar lo mismo.
La mayor preocupaci¨®n del Gobierno, y de la prensa, es si gasto A o gasto B cuenta para el d¨¦ficit. Esto es absurdo
2. El d¨¦ficit tarifario, que alcanzar¨¢, seg¨²n el consejero delegado de Iberdrola, los 30.000 millones de euros a finales de este a?o, tampoco cuenta. El mercado liberalizado generaba altos precios, y nadie quer¨ªa darles el susto a los contribuyentes. As¨ª que en vez de cambiar el sistema, o de reconocer los m¨¢s altos precios, se les reconoci¨® a las el¨¦ctricas a partir del a?o 2000, un derecho a cobrar el d¨¦ficit tarifario, la diferencia entre lo que se supon¨ªa que val¨ªa la energ¨ªa de acuerdo con el mercado y lo que los consumidores pagaban, y se les permiti¨® emitir t¨ªtulos (?ya sabe lo que sigue, no?) avalados por el Estado (20.000 millones: 13.000 de ellos emitidos y 7.000 pendientes) y contra los futuros ingresos que se cobrar¨ªan de los consumidores de energ¨ªa. De nuevo la deuda impl¨ªcita no cuenta, y todos felices: los gestores de las el¨¦ctricas dan beneficios sin flujo de caja, los pol¨ªticos no les dan sustos a los consumidores y el d¨¦ficit se sigue acumulando. No en vano, en la gr¨¢fica ilustraci¨®n de C¨¦sar Molinas, de cada 100 euros que se dan en el planeta de subsidio a la energ¨ªa renovable, 15 los da Espa?a. Este d¨¦ficit oculto es el peor de los mundos, porque los consumidores no son conscientes del coste en que est¨¢n de verdad incurriendo, o sea, que no tienen incentivos para ahorrar. La consecuencia: los costes del sistema liberalizado han subido en 11.000 millones, pero los ingresos en 5.000 desde 2004.
3. La Sareb es otro ejemplo de esta obsesi¨®n con que las cosas no cuenten. De nuevo se minimiza lo que se pide a la UE con el objetivo de limitar la deuda aparente. Se pide demasiado poco, y as¨ª se permite a los promotores salir limpitos de su deuda (hacer la daci¨®n en pago s¨ª que es legal para un promotor), pero no a los ciudadanos sobreendeudados. Adem¨¢s, se usa pura deuda avalada para financiarlo y se apalanca de forma extrema a la Sareb (mucha deuda emitida, poco capital) para que la mayor¨ªa del capital sea privado. De esta forma parece que el riesgo es privado, pero en realidad el riesgo es todo del amable contribuyente espa?ol. Eso s¨ª, no cuenta porque el Estado espa?ol solo ha puesto... ?los avales!
4. Las cuentas de la Seguridad Social: hay un problema estructural serio en las cuentas de la Seguridad Social, que requiere ser reconocido y resuelto. En este momento, hay dos contribuyentes trabajando por cada pensi¨®n ¡ªel l¨ªmite de lo sostenible¡ª. El d¨¦ficit de la Seguridad Social ser¨¢ de 10.000 millones este a?o. Adem¨¢s, el futuro demogr¨¢fico de Espa?a es complicado. Pero la sostenibilidad se maquilla con dos instrumentos: el Estado contribuye a la Seguridad Social de los parados (pasa dinero de una cuenta a otra), y adem¨¢s emplea 7.500 millones de los fondos de reserva para cubrir agujeros. Y de nuevo, no es solo maquillaje, sino que el maquillaje sirve para tomar malas decisiones sobre actualizaci¨®n de las pensiones que incrementan la insostenibilidad del sistema y para posponer enfrentarse a una realidad estructural dif¨ªcil.
5. Grecia. La deuda que tiene Grecia con los acreedores p¨²blicos, en ¨²ltima instancia los ciudadanos de los pa¨ªses europeos, no la va a poder pagar, y hay que hacer, como muy bien reconoce el FMI, una quita. Pues bien, los pa¨ªses acreedores, incluida Espa?a, le van a dar una nueva ronda de refinanciaci¨®n para evitar declarar el fallido, contrariamente a la voluntad del Fondo. De nuevo, el dinero ya se ha perdido; el que no lo reconozcamos contablemente no cambia la realidad econ¨®mica de la insolvencia de Grecia. Lo que cambia materialmente es que negarse a reconocer la realidad le cuesta mucho dinero a Espa?a, y mucho sufrimiento a los ciudadanos griegos que siguen trabajando bajo una enorme losa de deuda que saben perfectamente que no podr¨¢n levantar.
Hay muchas decisiones que pueden tener sentido contable, pero si no tienen sentido en la realidad econ¨®mica de la empresa, no se deben tomar. Este principio se aplica a los Estados. Dejemos de preocuparnos por lo que cuenta y no cuenta, y tratemos de tomar las decisiones que servir¨¢n para asegurar el bienestar para todos a medio y largo plazo.
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