Los salarios pierden peso
Al principio de la crisis, los sueldos ganaron peso en la tarta y la rentabilidad cay¨®
Desde los comienzos de la ciencia econ¨®mica, la distribuci¨®n de la renta ha sido uno de los temas centrales de estudio, si bien con desigual atenci¨®n. A principios del siglo XIX, el economista ingl¨¦s David Ricardo escribi¨® que, al contrario de lo que pensaban Adam Smith y Robert Malthus, la Econom¨ªa Pol¨ªtica no deber¨ªa orientarse hacia la naturaleza y causas de la riqueza, sino a la ¡°investigaci¨®n sobre las leyes que determinan la distribuci¨®n del producto de un sector entre las clases que participan en su formaci¨®n¡±. Su sucesor Carlos Marx, el ¨²ltimo de los grandes cl¨¢sicos, bas¨® en esta preocupaci¨®n el punto central de su teor¨ªa, que tanta repercusi¨®n tendr¨ªa en el siglo XX. Con el paso del tiempo y el cambio en la orientaci¨®n del estudio de la econom¨ªa que trajeron los marginalistas, la distribuci¨®n de la renta devino en un tema secundario. Milton Friedman, uno de los economistas americanos de la escuela liberal m¨¢s influyentes, escribi¨® en 1966: ¡°Se me hace dif¨ªcil entender por qu¨¦ alguien puede estar interesado en el valor concreto del porcentaje de la renta agregada que va a salarios¡±. No por ello el estudio de la distribuci¨®n funcional de la renta ha perdido inter¨¦s. El an¨¢lisis de los factores que determinan la remuneraci¨®n de los factores productivos sigue siendo muy ¨²til para entender los fen¨®menos de la acumulaci¨®n, los flujos de ahorro-inversi¨®n, la inversi¨®n en capital f¨ªsico y humano, la oferta y demanda de empleo, en suma, el crecimiento mismo en el corto y largo plazo. Por supuesto, tampoco ha dejado de ser el punto de partida de los estudios sobre la equidad.
El tema ha vuelto a salir a la palestra en Espa?a. No pod¨ªa ser de otra manera al observar c¨®mo la parte del PIB que va a remunerar el trabajo est¨¢ descendiendo r¨¢pidamente, mientras aumenta la parte correspondiente al excedente empresarial, que, por cierto, no hay que confundir en principio con los beneficios, puesto que el mismo incluye el consumo de capital fijo, la remuneraci¨®n de la funci¨®n empresarial (que ser¨ªa la parte m¨¢s equivalente a los beneficios) y las rentas mixtas de trabajo y capital de los aut¨®nomos. Los gr¨¢ficos adjuntos pueden ayudar entender los mecanismos por los que se est¨¢ produciendo esta p¨¦rdida de peso de los salarios.
El cuanto a las tasas de variaci¨®n de las remuneraciones salariales, sorprendentemente, en los primeros a?os de la crisis, pese a la fuerte destrucci¨®n de empleo que se produc¨ªa, los salarios nominales aumentaron notablemente. Craso error, pues eso contribuy¨® sin duda a la destrucci¨®n de empleo y, por tanto, a empeorar y alargar la crisis. Pero lo importante no es tanto el aumento nominal de los salarios, sino su aumento por unidad producida, c¨¢lculo en el que interviene la productividad por ocupado. En estos a?os, como en los anteriores, dichos aumentos fueron superiores a los de la productividad, por lo que los costes laborales nominales por unidad producida (CLU) continuaron aumentando. Desde 2010, las cosas cambian dr¨¢sticamente: el aumento nominal de los salarios se modera fuertemente y la productividad crece notablemente, bastante por encima de los salarios, por lo que los CLU nominales disminuyen.
Ahora se corrigen errores pasados y las empresas empiezan a ser m¨¢s rentables que sus competidoras
La historia contin¨²a con el gr¨¢fico que muestra la variaci¨®n de los precios (deflactor) del PIB a precios b¨¢sicos, es decir, sin incluir los impuestos sobre la producci¨®n y las importaciones. Dicho deflactor es una media ponderada de las variaciones de los CLU y del excedente bruto de explotaci¨®n por unidad producida (EBEU). Cuando los primeros aumentan menos que el deflactor del PIB, el segundo, por definici¨®n, lo hace por encima, lo que significa que los m¨¢rgenes empresariales aumentan a costa de los costes laborales. As¨ª, las remuneraciones de los asalariados pierden peso en el PIB y lo gana el excedente.
El resultado final es que en los primeros a?os de la crisis, los salarios aumentaron su porci¨®n de la tarta, lo que empeor¨® la rentabilidad de las empresas, haciendo que se intensificaran los ajustes de plantillas. Ahora se est¨¢ corrigiendo ese error y las empresas que quedan en pie empiezan a ser rentables, m¨¢s incluso que las de nuestros competidores. Esto deber¨ªa ser un buen punto de partida para la recuperaci¨®n de la inversi¨®n y del empleo. Eso s¨ª, cuando vuelva a fluir el cr¨¦dito.
?ngel Laborda es director de Coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (Funcas).
Comercio exterior de septiembre
Las exportaciones de septiembre registraron un crecimiento bastante por debajo del que ven¨ªan mostrando en los meses anteriores. Ello no debe tomarse como un cambio de tendencia, sino que es propio de la volatilidad de los datos mensuales de comercio exterior que publica Aduanas. Por ello, es m¨¢s ¨²til analizar los datos agregados de un trimestre o del periodo transcurrido del a?o. As¨ª, las del tercer trimestre, en t¨¦rminos desestacionalizados y a precios constantes, muestran un aumento del 12% en tasa trimestral anualizada, tras crecer un 5% en el trimestre anterior. En cifras acumuladas desde enero, el crecimiento es bastante inferior, un 1,6%. Esta recuperaci¨®n de las exportaciones se traslad¨® a las importaciones (para exportar hay que importar, sobre todo materias primas y bienes intermedios), que interrumpieron su fuerte tendencia bajista y se estabilizaron en el conjunto del tercer trimestre respecto al anterior. Todo ello se tradujo en una elevada contribuci¨®n del comercio exterior de bienes al crecimiento del PIB y en una reducci¨®n del d¨¦ficit comercial.
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