La cueva de Al¨ª Bab¨¢ y los 40 calvinistas
Europa debe parar las trampas de la banca suiza y alemana, cometidas sobre todo desde Londres
Con las excepciones honestas de rigor, la gran banca internacional, europea y norteamericana, se ha convertido en la cueva de Al¨ª Baba y sus cuarenta ladrones.
Primero fue la brit¨¢nica Barclays, que pag¨® su conducta corrupta incluso con las dimisiones de su presidente y de su consejero-delegado, el lenguaraz Bob Diamond.
Ahora es UBS, la antigua expulqu¨¦rrima Uni¨®n de Bancos Suizos, la que debe pechar ¡ªtras pacto con las autoridades financieras estadounidense, brit¨¢nica y suiza¡ª con una multa preventiva multimillonaria.
Ambas entidades ¡ªy otras, hasta una treintena: pronto llegar¨¢n al gigante Deustche Bank¡ª cooperaron presuntamente en la estafa del siglo, eso s¨ª, discreta, suave, mullida, silenciosa... R¨ªete t¨² de las preferentes, de las hipotecas con tipo desorbitado o desahucio expr¨¦s en caso de impago o de las indemnizaciones supernumerarias a los directivos de ciertas cajas.
Manipularon a placer el l¨ªbor, el ¨ªndice que cuantifica el tipo de inter¨¦s de los pr¨¦stamos interbancarios de la City. S¨ª, ?ay!, de esa perfumada City que David Cameron protege de la taimada supervisi¨®n bancaria europea a cargo del Banco Central Europeo (BCE).
?C¨®mo lo hicieron? F¨¢cil, por el mecanismo del sube-o-baja. En apretado resumen: empujando el l¨ªbor al alza cuando antes de la crisis hab¨ªa demanda y pod¨ªan conseguir tipos m¨¢s golosos para los pr¨¦stamos que ofrec¨ªan; y a la baja cuando los bancos, ya ante la picota p¨²blica y con la demanda baja, les conven¨ªa lo contrario, endeudarse al menor tipo de inter¨¦s posible.
La primera lecci¨®n de esta historia es tambi¨¦n sencilla. La autorregulaci¨®n bancaria, como control te¨®ricamente mejor que el excesivo intervencionismo de la regulaci¨®n p¨²blica, ha resultado un enga?o.
La primera lecci¨®n es sencilla. La autorregulaci¨®n bancaria ha resultado un enga?o
La segunda conclusi¨®n es que el distrito financiero londinense no es ese generador del 40% de la riqueza del sector europeo que pretenden sus gobernantes: es el centro difusor de las peores pr¨¢cticas irregulares, am¨¦n del distribuidor de los activos m¨¢s t¨®xicos del sistema, del tipo hipotecas subprime o basura, como comprobamos cuando la crisis de Wall Street en 2008.
La tercera constataci¨®n es la reincidencia de la banca suiza en actividades poco recomendables. Hace algo m¨¢s de un a?o, Cr¨¦dit Suisse notific¨® a un selecto n¨²mero de clientes-evasores-fiscales que informar¨ªa de su identidad a Washington. Dos a?os antes ya pag¨® 539 millones de euros por una demanda criminal en la misma ¨®rbita.
A UBS le ocurri¨® algo parecido en 2008/2009 (¡°The Swiss authorities under the pressure of the financial crisis and the disclosure of UBS customer data to the USA¡±, Report of the Control Committees of the Federal Assembly, 31 de mayo de 2010). Y en septiembre del a?o pasado, uno de sus operadores, Kweku Adoboli, acumul¨® el solito unas p¨¦rdidas de 1.500 millones en contratos de futuros cerrados en su oficina... de Londres. La broma le cost¨® el cargo al presidente de la entidad, Oswald Gruebel.
De Suiza a Alemania, tiro porque me toca. Hace una semana, 500 polic¨ªas e inspectores fiscales irrumpieron en tromba en la sede del Deutsche Bank, en Francfort. Investigan al copresidente ejecutivo, Jurgen Fitschen, por presunto blanqueo de dinero, encubrimiento y evasi¨®n fiscal.
El caso se refiere a una elusi¨®n ilegal de impuestos en la comercializaci¨®n internacional de derechos de emisi¨®n de CO2: compraban los certificados sin pagar tasas, los revend¨ªan con beneficio fiscal. Seis personas ya dieron el a?o pasado con sus huesos en la c¨¢rcel por defraudar 300 millones a trav¨¦s del banco en este tipo de operaci¨®n.
El otro copresidente, Anshu Jain, era el jefe del departamento del Deutsche que vend¨ªa los productos t¨®xicos descubiertos con la crisis de 2008, lo que le vali¨® al banco una feroz cr¨ªtica de la Inquiry desarrollada por las dos c¨¢maras de EE UU.
El predecesor de ambos era Josef Ackermann, aquel amiguito de Angela Merkel que le ped¨ªa prestado el recinto de la canciller¨ªa para celebrar su cumplea?os. Ackerman (as¨ª como su antecesor, Rolf Breuer) fue acusado por la fiscal¨ªa en noviembre de 2011 de prestar un falso testimonio que precipit¨® la quiebra del grupo Kirch. Tuvo que renunciar a la presidencia del Consejo de supervisi¨®n del banco, su ilusi¨®n al dejar la m¨¢xima responsabilidad ejecutiva.
De propina, recordemos otros dos episodios sucedidos en el ¨¢mbito geo-religioso del luteranismo y el calvinismo. El pasado enero, el gobernador del Banco de Suiza, Philipp Hildebrand, tuvo que dimitir al conocerse que su encantadora y sofisticada esposa, Kashya, hab¨ªa comprado medio mill¨®n de d¨®lares justo antes de la devaluaci¨®n del franco suizo decidida por ¨¦l. ¡°No puedo probar¡± que yo ¡°no lo sab¨ªa¡±, dijo, explicando su renuncia. En la misma temporada de caza, tuvo que hacerlo el presidente federal (desde 2010), Christian Wulff, por haber recibido un cr¨¦dito blando para comprar una vivienda y mantenerlo en secreto.
Las andanzas peligrosas de los banqueros alemanes y suizos plantean algunos interrogantes sobre el perfil de la supervisi¨®n bancaria europea en construcci¨®n. ?Tendremos una supervisi¨®n a cargo del BCE y unas fiscal¨ªas y polic¨ªas judiciales nacionales? Si es as¨ª ?c¨®mo se coordinar¨¢n? ?No se deber¨ªa, al menos, armonizar los C¨®digos Penales en cuanto a los delitos societarios? ?Puede seguir Suiza disfrutando de los inmensos beneficios de la libre circulaci¨®n propios del Espacio Econ¨®mico Europeo, al que pertenece, sin contribuir al saneamiento radical de las continuadas pr¨¢cticas irregulares de sus banqueros?
Punto final, una explicaci¨®n del t¨ªtulo de este texto. Es una obvia invitaci¨®n a los lectores internacionales a huir del estereotipo seg¨²n el cual los delincuentes y despilfarradores s¨®lo habitan el Sur cat¨®lico europeo. Y no la Mitteleuropa protestante. Pero en todas partes cuecen habas, como ponen de relieve las comparecencias del caso Bankia. Lo m¨¢s chusco es ese Arturo Fern¨¢ndez que dice que no miraba las cuentas de la entidad. ?Dechado de responsabilidad! Preside la patronal madrile?a y vicepreside la CEOE. Ser¨¢ por la rama D¨ªaz Ferr¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.