La eurozona ir¨¢ al G-20 sin una posici¨®n com¨²n sobre el euro
El Eurogrupo ignora la petici¨®n de Par¨ªs de pactar medidas para paliar los efectos de una posible guerra de divisas
Todas las crisis tienden a compararse con la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta. A la Gran Recesi¨®n actual, que es quiz¨¢ la que m¨¢s se le parece, solo le falta una guerra de divisas (o la tentaci¨®n de una nueva era proteccionista) para volver a tirar del hilo del rutilante regreso de la historia.
A pesar de que el euro est¨¢, poco m¨¢s o menos, en torno a su valor medio desde que se cre¨®, Francia dio la voz de alarma la semana pasada sobre la amenaza que supone para Europa la apreciaci¨®n de su moneda ante el manejo generalizado de los tipos de cambio en pa¨ªses avanzados (Jap¨®n, Suiza, EE UU y Reino Unido) y emergentes (China, Rusia, Brasil y compa?¨ªa). La guerra de divisas no acaba de llegar, pero Par¨ªs pretend¨ªa ayer que el Eurogrupo pactara una posici¨®n com¨²n sobre la subida del euro, que encarece las exportaciones europeas y de esa manera ciega una de las posibles v¨ªas de salida de la crisis: los Diecisiete ignoraron ol¨ªmpicamente los deseos del ministro franc¨¦s de Finanzas, Pierre Moscovici. La eurozona no llevar¨¢ un enfoque pactado al G-20 de esta semana, en lo que supone el en¨¦simo ejemplo de la dificultad que entra?a buscar l¨ªneas de consenso en un club tan heterog¨¦neo como el del euro.
Moscovici alerta sobre las ¡°pr¨¢cticas m¨¢s agresivas¡± de otros pa¨ªses
La cuesti¨®n de los tipos de cambio se abord¨® en la reuni¨®n de ministros de Econom¨ªa, ¡°aunque no por demasiado tiempo ni con detalle¡±, dijo en rueda de prensa el nuevo presidente del Eurogrupo, el holand¨¦s Jeroen Dijsselbloem. ¡°Si hay que discutir en alg¨²n sitio, el foro adecuado es el G-20¡±, dijo Dijsselbloem, que insisti¨® en abstenerse de realizar ning¨²n comentario sobre los tipos de cambio en la mejor tradici¨®n de su pa¨ªs o de Alemania, donde el manejo de la cotizaci¨®n de las divisas es pr¨¢cticamente un anatema.
Francia sostiene lo contrario. Moscovici denunci¨® que el euro ¡°se ha apreciado mucho en estos ¨²ltimos meses por razones, que, en primer lugar, son positivas ¡ªla confianza vuelve a la eurozona¡ª, pero tambi¨¦n con factores que tienen que ver con pr¨¢cticas m¨¢s agresivas de algunos de nuestros socios¡±. Par¨ªs sostiene que los tipos de cambio deben ¡°reflejar los fundamentos de las econom¨ªas y no estar sujetos al humor de los mercados y a la especulaci¨®n¡±. Y en estos momentos puede que, efectivamente, el euro est¨¦ artificialmente apreciado: los japoneses est¨¢n monetizando deuda a toda velocidad y los bancos centrales de Estados Unidos y Reino Unido han sido mucho m¨¢s activos que el BCE. Y las compras de divisas est¨¢n a la orden del d¨ªa en Suiza, Brasil o Rusia, en una segunda oleada de intervenci¨®n en los mercados despu¨¦s de las que hubo en las primeras fases de la crisis.
Alemania se resiste a involucrarse en el manejo de las cotizaciones
Francia no est¨¢ en solitario en esa batalla, pero su posici¨®n no es ni mucho menos mayoritaria: no cuenta con el respaldo de Alemania. Pese a las desventajas de un euro fuerte para la exportaci¨®n, los ministros de Austria y Luxemburgo, por ejemplo, descartaron que sean partidarios de un movimiento a la francesa ¡ªFran?ois Hollande ha hablado de la posibilidad de modificar la regulaci¨®n relativa al sistema monetario internacional¡ª para influir en la cotizaci¨®n
El presidente del BCE, Mario Draghi, hizo una referencia a la apreciaci¨®n del euro en la ¨²ltima reuni¨®n del Eurobanco, en la que b¨¢sicamente se limit¨® a decir verdades de perogrullo: que en su mandato no hay un objetivo expl¨ªcito para la divisa, que el tipo de cambio efectivo est¨¢ alrededor de su promedio hist¨®rico y que es el mercado quien determina la cotizaci¨®n. ¡°La apreciaci¨®n es una se?al de confianza en el euro¡±, destac¨®. El BCE sigue apostando por un manejo de la pol¨ªtica monetaria (que incide indirectamente en la divisa) mucho menos agresivo que el de la Reserva Federal estadounidense o el del Banco de Inglaterra. Draghi, sin embargo, hizo una alusi¨®n a que eso podr¨ªa cambiar si la fortaleza del euro acaba afectando a la inflaci¨®n: ¡°Hay que ver si la actual apreciaci¨®n se mantiene y si eso altera la estabilidad de precios¡±. Los mercados interpretaron que el BCE estaba avisando de un viraje en la pol¨ªtica monetaria y el euro baj¨®. Fue un espejismo: nadie espera un brusco cambio de direcci¨®n ¡ªel Bundesbank ya lanz¨® ayer su tradicional soflama al respecto¡ª, ni tipos de inter¨¦s m¨¢s pr¨®ximos al 0% ni m¨¢s agresividad a la manera de EE UU. Al menos por ahora.
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