Un sector a la defensiva
La industria militar estadounidense sufre por el recorte del d¨¦ficit p¨²blico
Los ¨²ltimos a?os no fueron nada malos para los grandes de la industria aeroespacial y militar en EE UU. Pero la cosa empez¨® a cambiar a finales de 2012. Basta con fijarse en dos cosas ¨ªntimamente ligadas: la evoluci¨®n del gasto en defensa durante el ¨²ltimo trimestre del a?o y los resultados de General Dynamics, Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheon o Boeing, empresas que figuran entre las que m¨¢s empleos crean en el pa¨ªs.
El dato del PIB muestra, seg¨²n los analistas, el da?o que puede hacer la austeridad cuando el cintur¨®n se abrocha demasiado. La mayor econom¨ªa del mundo se contrajo un 0,1% entre octubre y diciembre. El factor principal fue una ca¨ªda del 22% en el gasto militar, el mayor descenso en 40 a?os. Se produjo justo un trimestre despu¨¦s de haber repuntado un 13% por el frenes¨ª t¨ªpico de final del ejercicio (el a?o presupuestario de EE UU se cierra en septiembre).
El gasto en defensa suele ser muy vol¨¢til. Pero en Wall Street se da por hecho que los mejores a?os han quedado atr¨¢s por la presi¨®n del debate fiscal, lo que est¨¢ provocando que los inversores est¨¦n revisando sus estrategias y posiciones. El da?o empieza a notarse ya en los resultados de las empresas. General Dynamics, matriz de la firma espa?ola Santa B¨¢rbara, es el ejemplo m¨¢s claro entre las grandes contratistas del T¨ªo Sam.
El aumento del gasto a ra¨ªz de los atentados del 11-S se ha frenado en seco
La sociedad con sede en Falls Church (Virginia) perdi¨® 2.130 millones de d¨®lares en el trimestre por la ca¨ªda de la demanda del Gobierno de Barack Obama y el empe?o del Congreso en contener la escalada de la gigantesca deuda p¨²blica estadounidense. En concreto, hizo mella en su negocio de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. Un a?o antes, en el mismo trimestre, la compa?¨ªa hab¨ªa ganado 603 millones. Esa tensi¨®n se observa en el ¨ªndice burs¨¢til S&P Aerospace and Defense Select, a la baja tras tocar m¨¢ximos hace unas semanas.
El gasto militar ha crecido con fuerza en EE UU desde los atentados del 11-S de 2001. Si el circo pol¨ªtico que acompa?a el debate fiscal en Washington se encauza finalmente, lo l¨®gico es que ese incremento se frene en seco. Es decir, el recorte es inevitable. Lo que no quieren los ejecutivos de estos gigantes empresariales es que se pase la podadora a lo bruto mientras ajustan sus negocios a la nueva realidad presupuestaria.
Los grandes contratistas de EE UU llevan tiempo prepar¨¢ndose para un presupuesto militar menguante. Primero, por la retirada de efectivos de Irak y despu¨¦s de Afganist¨¢n. Ahora, por la presi¨®n que ejercen los mercados para que se reduzca el gasto. Eso se traduce en un recorte de 487.000 millones en el gasto del Pent¨¢gono durante los pr¨®ximos 10 a?os, si entra en vigor el acuerdo alcanzado en el verano de 2011 para elevar el techo de la deuda.
Anticip¨¢ndose a la criba, la direcci¨®n de Boeing anunci¨® en noviembre un plan de ajuste para su divisi¨®n de defensa, espacial y seguridad para reducir costes y poder capear mejor este periodo de ¡°incertidumbre¡± sobre el futuro gasto del Pent¨¢gono. Los ingresos en esa unidad de negocio cayeron un 2% en el trimestre, hasta los 8.340 millones, mientras que el beneficio operativo lo hizo un 13%, hasta 751 millones. El margen pas¨® del 10,2% al 9%.
Los republicanos tratan ahora de contener de alguna manera la podadora dem¨®crata en esa parte del presupuesto. Pero incluso los conservadores dicen que hay que cortar. Northrop Grumman, rival de General Dynamics y de Boeing, ya dice p¨²blicamente que los m¨¢rgenes est¨¢n cayendo en algunos contratos a niveles que no compensan. Por eso ni siquiera se molesta en presentarse a algunos concursos que considera insuficientemente rentables.
Peligran dos millones de empleos si no hay acuerdo fiscal en Washington
Boeing puede contener mejor el golpe que sus rivales por la solidez de su negocio de aviaci¨®n comercial, donde la facturaci¨®n creci¨® un 32% en 2012, y por el reciente contrato para renovar la flota de aviones cisterna de las fuerzas a¨¦reas. Pero, como indican desde Wall Street, todas las firmas metidas en el sector de la defensa sufrir¨¢n de una u otra manera.
Lockheed Martin, la mayor contratista del Pent¨¢gono, no cuenta con una parte civil que le d¨¦ sustento. Su beneficio cay¨® un 19% en el cuatro trimestre del a?o pasado. Por eso, igual que Boeing, est¨¢ buscando crecer fuera de EE UU y otros sectores. La expansi¨®n internacional es clave para preservar la rentabilidad de la compa?¨ªa, pero al mismo tiempo plantea problemas pol¨ªticos en Washington, reacio a ver la tecnolog¨ªa m¨¢s sensible en manos extranjeras.
Raytheon, fabricante de los misiles Patriot y otros sistemas, tambi¨¦n muestra en sus cuentas c¨®mo los recortes van limando sus propios ingresos. Como Northrop, anticipa que el beneficio seguir¨¢ cayendo porque la rentabilidad de los contratos baja. As¨ª que la manera de seguir ganando es reducir ellos tambi¨¦n los costes operativos. Es solo un anticipo de los complicados a?os que quedan por delante, que estar¨¢n dominados por la incertidumbre.
Es dif¨ªcil anticipar c¨®mo se ir¨¢n ejecutando los recortes. Y la intensidad del golpe inicial depender¨¢ de si entran en vigor los ajustes autom¨¢ticos en el gasto en caso de que el Congreso y la Casa Blanca no lleguen a un acuerdo en marzo sobre un plan de reducci¨®n del d¨¦ficit. El recorte en la partida de defensa empezar¨ªa con 45.000 millones en 2013. Pero se teme ya por la p¨¦rdida de dos millones de empleos si ambas partes no logran un compromiso.
El Pent¨¢gono, por si acaso, ya no contrata civiles, limita conferencias y viajes y est¨¢ retrasando la concesi¨®n de nuevos contratos. Los que est¨¢n en vigor debe seguir pag¨¢ndolos. Entre tanto, compa?¨ªas como Lockheed ya est¨¢n diversificando su negocio m¨¢s all¨¢ de la defensa, para tener un colch¨®n. Es lo que hizo Kaiser Permanente tras la Segunda Guerra Mundial. El que fuera uno de los mayores astilleros de EE UU se reconvirti¨® y es ahora una de las grandes firmas en el sector de la salud.
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