Draghi se resiste a echar una mano al Sur
Seg¨²n las previsiones del banco la eurozona se contraer¨¢ un 0,5% en 2013
Digan lo que digan las estad¨ªsticas, hay humo y trasiego en las f¨¢bricas de la cuenca del Ruhr, no muy lejos de la frontera entre Alemania y B¨¦lgica. Y atascos a la entrada de Fr¨¢ncfort, sede del Banco Central Europeo (BCE) y de la poderosa industria financiera alemana. En el rascacielos del Eurobanco abundan los canap¨¦s de chorizo y las cremas catalanas con las que se agasaja a los periodistas, y en las ruedas de prensa se escuchan preguntas sobre los temores en la prensa germana a que se est¨¦ formando una burbuja, o a que el BCE est¨¦ estudiando nuevas medidas extraordinarias. No: no se siente demasiado la crisis ni en suelo alem¨¢n ni en la Eurotower, el edificio que alberga los cuarteles generales del banco central. Tal vez por eso, o tal vez porque el BCE ya ha usado la mayor parte del arsenal que tiene a su disposici¨®n, su presidente, Mario Draghi, dej¨® este jueves intactos los tipos de inter¨¦s oficiales. Draghi apenas abri¨® puertas que hagan pensar en nuevas medidas excepcionales, en alg¨²n tipo de ayuda que sirva para echar una mano a un Sur que malvive con altos ¨ªndices de paro, una recesi¨®n profunda, indicios de una crisis pol¨ªtica en alg¨²n pa¨ªs y, en fin, unas perspectivas que pueden definirse con una ampl¨ªsima gama de colores: la que va del gris al negro.
Draghi se guard¨® ese as en la manga para futuras sacudidas ¡ªque las habr¨¢¡ª con un ardid de jugador. Su servicio de estudios rebaj¨® las perspectivas de crecimiento de la eurozona: el PIB caer¨¢ una media del 0,5% este a?o, y solo en 2014 iniciar¨¢ una suave recuperaci¨®n, con un avance medio del 1%. Pero el presidente del BCE tir¨® del mantra de la ¡°recuperaci¨®n gradual¡± que se avecina ¡ªpese a que sus propios datos lo ponen en duda¡ª para evitar dar otra se?al que moleste en Berl¨ªn. Las elecciones alemanas est¨¢n relativamente cerca. Y Draghi es consciente del complicado apoyo que debe buscar en la canciller Angela Merkel, que aun as¨ª le ha permitido ciertas alegr¨ªas en los puntos ¨¢lgidos de la crisis.
El BCE de Draghi mantiene una de sus m¨¢ximas: solo act¨²a en caso de turbulencias. Y no es el caso: ¡°Los mercados est¨¢n en relativa calma y hay signos positivos: va volviendo la confianza, mejora la financiaci¨®n de los bancos, se suavizan las primas de riesgo de la deuda, y el sistema financiero ha empezado a devolver el dinero de las subastas de liquidez¡±, dijo para justificar el inmovilismo del BCE en la reuni¨®n de marzo.
Puestos a buscar se?ales, el presidente de la autoridad monetaria dej¨® un par de muletazos para la esperanza. Confes¨® que hubo divisiones en el seno del Consejo del BCE sobre los tipos, que siguen en el m¨ªnimo hist¨®rico (el 0,75%), aunque por encima de los que fijan el resto de grandes bancos centrales: EE UU, Jap¨®n y Reino Unido. Y explic¨® que la pol¨ªtica monetaria ¡°va a seguir siendo acomodaticia todo el tiempo que sea necesario¡±. Traducci¨®n libre: una parte del Eurobanco cree que hay margen para bajar tipos, y en todo caso el BCE no subir¨¢ el precio del dinero ni retirar¨¢ las medidas de apoyo a la banca mientras no se divise el final del t¨²nel.
Y aun as¨ª, su pol¨ªtica monetaria no es tan laxa como pretende Draghi, que ha hecho casi todo lo que estaba en su mano. El BCE tiene los tipos oficiales pr¨®ximos al 0%, ha abierto el grifo de la liquidez para la banca, ha puesto en marcha un controvertido programa de compra de bonos ¡ªque est¨¢ sin usar¡ª y ha recurrido a una ret¨®rica demoledora cuando ha sido preciso: en verano, cuando la crisis del euro reverdec¨ªa laureles, Draghi solt¨® que har¨ªa ¡°todo lo necesario¡± para salvar la moneda ¨²nica; las aguas volvieron a su cauce. Y en las ¨²ltimas semanas ha dado un paso m¨¢s all¨¢: ha permitido un extra?o movimiento de Irlanda, que en la pr¨¢ctica supone financiar a ese pa¨ªs (en contra de las reglas vigentes), aunque Draghi se reserva la ¨²ltima palabra en ese flanco. Todo eso no ha servido para que la pol¨ªtica del BCE tenga la tracci¨®n necesaria en algunos pa¨ªses: las pymes espa?olas e italianas pagan alt¨ªsimos intereses para financiarse, mientras que las alemanas, por el mero hecho de serlo, tienen intereses mucho m¨¢s bajos. Los analistas esperan que el Eurobanco se invente algo para acabar con esa fragmentaci¨®n.
De momento, no hay nada. Draghi insiste en el recetario habitual, proseguir con la consolidaci¨®n y las reformas; seguir por ese camino y no mirar a los lados, ese es el credo en Berl¨ªn, en Bruselas y, a la vista est¨¢, tambi¨¦n en Fr¨¢ncfort. Invit¨® a los periodistas a no mostrarse impresionados con la incertidumbre procedente de las elecciones italianas: ¡°Los mercados lo han entendido y las primas de riesgo han vuelto adonde estaban¡±. Y dej¨® claro que, de momento, toca esperar y ver. Al acabar la rueda de prensa, este peri¨®dico le pregunt¨® qu¨¦ posibilidades deja ese esperar y ver a un pa¨ªs en una recesi¨®n profunda y con alt¨ªsimos niveles de paro ¡ªEspa?a, por ejemplo¡ª, qu¨¦ posibilidades hay de salir de la crisis en uno o dos a?os con esas dur¨ªsimas condiciones financieras en el ¨¢mbito empresarial, con el cr¨¦dito cayendo y sin cambios a la vista en la pol¨ªtica fiscal, en la monetaria ni en la econ¨®mica. ¡°No puedo contestarle a eso¡±, se limit¨® a responder. ¡°Ya dije todo lo que ten¨ªa que decir sobre Espa?a en el Parlamento hace unos d¨ªas¡±, cerr¨® justo antes de marcharse hacia la zona de los canap¨¦s de chorizo y las sabrosas cremas catalanas.
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