El ¡®error Chipre¡¯
Alemania, el BCE y la Comisi¨®n se cruzan acusaciones sobre el acuerdo del rescate a Nicosia Berl¨ªn y el FMI mostraron una dureza sin precedentes
En uno de los primeros cap¨ªtulos de esta crisis ¡ªy de pronto son a?os¡ª toda Europa se puso de acuerdo para garantizar los dep¨®sitos bancarios, en una jugada a la desesperada para evitar la aparici¨®n del peor de los demonios econ¨®micos: la desconfianza, el miedo a aquellas colas en las sucursales bancarias de las pel¨ªculas estadounidenses. Un d¨ªa despu¨¦s de re?ir con muy malos modos a Irlanda por elevar sus garant¨ªas, la canciller Angela Merkel guio a los l¨ªderes europeos para hacer exactamente eso. Eligieron un n¨²mero redondo: 100.000 euros. Los Estados aseguraron a los depositantes hasta esa cifra. Y aprobaron una directiva a toda velocidad, con la ya habitual puesta en escena melodram¨¢tica. Pero la crisis traspasa una frontera tras otra: la ¨²ltima en caer es esa supuesta seguridad en los dep¨®sitos, en lo que supone un error garrafal que complicar¨¢ sobremanera la gesti¨®n de futuras crisis bancarias. En plata: a la que el p¨²blico huela los problemas y recuerde Chipre, tendr¨¢ la tentaci¨®n de correr hacia la oficina a sacar sus ahorros para ponerlos bajo el colch¨®n.
Ese movimiento se ven¨ªa gestando desde hace meses. Fue desmentido una y mil veces por las autoridades europeas, siempre proclives al estado de negaci¨®n. Y finalmente se precipit¨® tras la cumbre europea, coronada con un Eurogrupo que impuso duras condiciones al rescate. Nadie protest¨® en p¨²blico con la f¨®rmula elegida para pagar los platos rotos: el impuesto a los dep¨®sitos, incluso a los inferiores a 100.000 euros. ?De qui¨¦n fue la idea? ¡°La crisis tiene muchos padres¡±, suele decirse en Bruselas. Alemania y el BCE han asegurado que esa no era su propuesta; un chapucero cruce de acusaciones ha sido la t¨®nica de las ¨²ltimas horas. Curiosamente, todo el mundo acusa a Chipre, un pa¨ªs de un mill¨®n de habitantes, necesitado de un rescate multimillonario y capaz de poner de rodillas a Europa, ironiza una fuente diplom¨¢tica.
Oficialmente, se trataba de dar un escarmiento a los rusos que llevan a?os lavando dinero all¨ª. Algo de eso hay: Chipre se ha ganado a pulso esa fama de para¨ªso fiscal, capaz de jugar con varias barajas en el tablero geopol¨ªtico. Rusia, China, Israel, Grecia, Turqu¨ªa y Reino Unido, por lo menos, pintan algo en esta historia. Pero la gran, la tremenda verdad es otra: se buscaba contentar al electorado de alg¨²n pa¨ªs de cuyo nombre nadie quiere acordarse (y que celebra elecciones en oto?o).
Cinco a?os despu¨¦s, los l¨ªderes europeos siguen sin saber bailar con lobos
Cinco a?os despu¨¦s, los l¨ªderes europeos siguen sin saber bailar con lobos: los mercados reaccionaron el lunes y Bruselas empez¨® a temer que el hielo del lago del euro se resquebraje bajo sus pies. Apenas 48 horas despu¨¦s del pacto, el p¨¢nico oblig¨® a los ministros a volver a reunirse. El Eurogrupo, finalmente, recomienda a Chipre que no grave los dep¨®sitos por debajo de 100.000 euros, pero le sigue exigiendo 5.800 millones para completar el rescate. La decisi¨®n de gravar o no los dep¨®sitos por debajo del n¨²mero m¨¢gico est¨¢ en manos de Nicosia y de su presidente, Nicos Anastasiades, obsesionado con no molestar demasiado a Rusia ni a Alemania ni a sus votantes: un imposible.
Anastasiades lleg¨® a finales de la semana pasada a Bruselas. El l¨ªder conservador chipriota acababa de ganar las elecciones un mes antes, con ese conjuro tan europeo basado en las promesas de estabilidad y reformas. Con el pa¨ªs metido en una crisis oce¨¢nica, necesitaba el rescate como agua de mayo. Se reuni¨® con Merkel en el tradicional encuentro de l¨ªderes conservadores previo a las cumbres, a mediod¨ªa del jueves. Trat¨® de asegurarse ah¨ª que su pa¨ªs no recibiera demasiado castigo. Y lleg¨® a creerse que lo conseguir¨ªa. 48 horas despu¨¦s, volvi¨® a Chipre con una enorme irritaci¨®n por las condiciones impuestas: ¡°Dele recuerdos a Merkel¡±, le dijo visiblemente airado al comisario Olli Rehn, seg¨²n la televisi¨®n chipriota.
Tanto el alem¨¢n Wolfgang Sch?uble como el FMI irrumpieron en el Eurogrupo con un grado de dureza nunca visto: hab¨ªa que dar un escarmiento a Chipre. ¡°No bail-in, no bail-out¡± (si no pagan los depositantes no hay rescate, o algo parecido), solt¨® un miembro de la delegaci¨®n alemana. El FMI lleg¨® a reclamar una quita del 40% a los dep¨®sitos de los grandes bancos, dijo a este diario una fuente presente en la reuni¨®n. El BCE y los Gobiernos hab¨ªan trabajado en una f¨®rmula que no afectara a los dep¨®sitos inferiores a 100.000 euros: una quita del 15% por encima de esa cifra. Anastasiades se neg¨® en todo momento. Su modelo de negocio (basado en seguir siendo un centro financiero atractivo para el capital extranjero) se iba al garete con cualquier quita superior al 10%, seg¨²n su tesis. Se ir¨¢ al garete de todos modos, pero esa es otra historia.
Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, propuso hacer pagar el 12,5% a los dep¨®sitos no asegurados y el 3,5% a los cubiertos. Chipre tampoco quiso, siempre con ese 10% entre ceja y ceja. Finalmente, lleg¨® la soluci¨®n: impuesto del 6,75% hasta 100.000 euros y del 9,99% por encima de ah¨ª. Despu¨¦s, el miedo a la inestabilidad financiera provoc¨® la segunda reuni¨®n del Eurogrupo, que nada cambia en lo esencial. Seg¨²n una fuente europea, la propuesta europea ¡°no contradice la letra de los sistemas de garant¨ªa de dep¨®sitos, pero s¨ª el esp¨ªritu; es un error pol¨ªtico desastroso de consecuencias imprevisibles¡±. La UE comandada por Berl¨ªn, definitivamente, se ha especializado en errores desastrosos de consecuencias imprevisibles. Ah¨ª est¨¢ la austeridad a ultranza, que ha sumido al continente en una segunda recesi¨®n. En el retrovisor siguen el error Deauville y la quita aplicada a los bonos griegos, que sembraron la semilla de la desconfianza en la deuda del euro. Ahora, el error Chipre extiende las dudas hasta los mism¨ªsimos dep¨®sitos. Siguen cayendo tab¨²es. Y m¨¢s cosas.
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