?Puede la econom¨ªa espa?ola confiar en la I+D para salir de la crisis?
De un tiempo a esta parte, la I+D+i aparece con inusitada frecuencia en escritos que tratan de econom¨ªa, sociedad e, incluso, de investigaci¨®n. La crisis ha hecho que la compleja actividad que define estas siglas se considere imprescindible en el nuevo modelo econ¨®mico que todos necesitamos. Muchos opinamos que una causa m¨¢s de nuestra situaci¨®n actual es no haber reconocido, cuando est¨¢bamos en la abundancia, la importancia de la I+D+i, y que esto dificultar¨¢ todav¨ªa m¨¢s nuestra recuperaci¨®n econ¨®mica.
Si realmente ya creemos que la I+D+i es necesaria, debemos distinguir cada una de las diferentes acciones que est¨¢n incluidas en estas siglas, con su papel y la responsabilidad que les corresponde en este dif¨ªcil proceso de recuperaci¨®n econ¨®mica. Esta distinci¨®n es imprescindible si queremos que los recortes, que se nos presentan como inevitables, no destruyan las capacidades ya adquiridas, que son necesarias para salir de la crisis y que lo ser¨¢n m¨¢s cuando esta acabe. As¨ª, deber¨¢ distinguirse entre las acciones que servir¨¢n para acelerar la salida de la crisis y las que servir¨¢n para sostener la competitividad espa?ola en el futuro orden econ¨®mico mundial. Estos son los criterios que deber¨ªan guiar las decisiones de asignaci¨®n de recursos p¨²blicos y las estrategias empresariales.
Para empezar, hay que advertir que las siglas I+D+i son un invento espa?ol que pocos entienden fuera de nuestras fronteras. La OCDE, que ha sido desde siempre el organismo que ha generado la terminolog¨ªa para hablar de la creaci¨®n y uso del conocimiento con fines econ¨®micos, solo distingue entre I+D, entendida como las acciones que generan conocimiento, y la Innovaci¨®n, que se refiere exclusivamente a todas las que realizan las empresas, tanto para generar conocimiento como para utilizarlo en la mejora de su oferta.
La I+D, por tanto, es la actividad, tanto p¨²blica como privada, que genera conocimiento. Conocimiento de muy diversa naturaleza: desde el que nos ayudar¨¢ a entender mejor el mundo en que vivimos, hasta el que nos resolver¨¢, cuando sea adecuadamente usado, necesidades perentorias. Conocimiento que ser¨¢ tanto de utilidad inmediata como de virtual utilizaci¨®n cuando se haya avanzado en otros muchos conocimientos, quiz¨¢ todav¨ªa no identificados. Pero en todo caso, conocimientos que, como bien demuestra la historia, son los que hacen progresar a la humanidad.
La I+D tiene, no por capricho, dos letras que pretenden identificar dos grupos de acciones con fronteras cada vez m¨¢s borrosas. La I, de Investigaci¨®n, ser¨ªa para las que solo pretenden avanzar en el conocimiento, sea este o no inmediatamente utilizable. La D, de Desarrollo, se reservar¨ªa para la generaci¨®n de conocimiento que da utilidad al que genera la I. Es la actividad que contribuye a la viabilidad t¨¦cnica y comercial de cualquier idea, generando el conocimiento necesario para materializar demostradores o prototipos. Como norma general, pero en absoluto determinante, puede pensarse que la I ser¨ªa una ocupaci¨®n predominante en la actividad p¨²blica y la D en la privada.
Los est¨ªmulos m¨¢s adecuados son la fiscalidad y la compra p¨²blica de tecnolog¨ªa
La Innovaci¨®n, en el sentido que le da la OCDE, es la actividad empresarial que genera conocimiento, usa el que est¨¢ disponible y crea nuevos o mejorados productos y servicios que tienen ¨¦xito en el mercado. Porque sin este ¨¦xito no hay Innovaci¨®n. La empresa hace I+D, seguramente mucha m¨¢s D que I, y otras cosas m¨¢s para que el conocimiento ¡ªgenerado por o para ella y el adquirido de cualquier otra fuente¡ª llegue a integrarse en una oferta exitosa.
En Espa?a, por razones cuestionables, hemos introducido la i, que en rigor estar¨ªa compuesta por una variedad de acciones que, en la terminolog¨ªa de la OCDE, son las que deben realizar las empresas para innovar, si se excluye la I+D generada internamente o contratada en el exterior. Siguiendo las definiciones de este Organismo, la i englobar¨ªa, por una parte, la compra de tecnolog¨ªa incorporada a bienes de equipo, productos semielaborados, patentes, licencias, know-how, etc¨¦tera. Y, por otra, todas las acciones de preparaci¨®n para la producci¨®n de los nuevos productos y servicios, como ingenier¨ªa, dise?o, formaci¨®n, preseries, etc¨¦tera, adem¨¢s de otras m¨¢s espec¨ªficas que preparan la futura comercializaci¨®n, como son los muestrarios de ciertas industrias.
El gran contenido sem¨¢ntico de las siglas I+D+i obliga a tratarlas con cierta precauci¨®n cuando se las utiliza en un contexto econ¨®mico como, por ejemplo, para evaluar su posible responsabilidad en ¨¦l. Si fuera posible hacer uso solamente de i, ser¨ªa la m¨¢s atractiva, pero esto llevar¨ªa a una enorme dependencia, que hace a una econom¨ªa dif¨ªcilmente sostenible. En cierta medida, la d¨¦bil posici¨®n en el mercado de muchas de nuestras empresas est¨¢ causada por haber adquirido tecnolog¨ªa sin haber alcanzado la capacidad tanto de poder evaluarla previamente como de aprovecharla plenamente. Una capacidad que se adquiere solamente implic¨¢ndose en I+D, bien sea haci¨¦ndola o contrat¨¢ndola. Por otra parte, es muy delicado hacer pol¨ªtica p¨²blica para fomentar la i, porque f¨¢cilmente se puede perturbar el mercado, favoreciendo a empresas no necesariamente eficientes.
La importancia de la I+D, tanto p¨²blica como privada, para el desarrollo econ¨®mico de los pa¨ªses est¨¢ m¨¢s que demostrada, y la literatura econ¨®mica justifica la intervenci¨®n de los Gobiernos en ella. Existen en todo el mundo pol¨ªticas de est¨ªmulo, tanto m¨¢s desarrolladas cuanto m¨¢s avanzado sea el pa¨ªs. Tambi¨¦n existen pol¨ªticas de fomento de la innovaci¨®n, sometidas a ciertas precauciones por su proximidad al mercado, pero la crisis est¨¢ relajando las restricciones. Unas restricciones a las que EE UU nunca ha sido tan adicto como los pa¨ªses europeos.
En la I+D se incluyen muchas acciones cuya relevancia para la situaci¨®n econ¨®mica actual de Espa?a es muy diversa. Estimular la capacidad de innovaci¨®n de las empresas, a trav¨¦s de su I+D, puede tener efectos en plazos relativamente cortos, y esta inmediatez en sus resultados es un criterio de pol¨ªtica recomendable en este momento de gran escasez de recursos. Pensando en la sostenibilidad de nuestra econom¨ªa, la I de Investigaci¨®n es fundamental, por lo que aun ante la precariedad econ¨®mica actual es obligado dar preferencia a cultivar el talento existente, aunque haya que dejar para m¨¢s adelante las pol¨ªticas de est¨ªmulo al nuevo, siempre teniendo en cuenta que el talento no aparece donde el pol¨ªtico quiere, y que la generaci¨®n de ciencia siempre es eficaz aunque puede ser tambi¨¦n poco eficiente.
Sin duda, ahora es un momento dif¨ªcil para pol¨ªticas activas de est¨ªmulo. Pero en cuesti¨®n de generaci¨®n y uso del conocimiento, todos los pa¨ªses avanzados lo hacen. EE UU aumenta este a?o en un 5% los fondos federales dedicados a I+D civil; Alemania, en un 6%, y Francia, en un 2%. En el nuestro hay posibilidad de elegir instrumentos, m¨¢s all¨¢ de las subvenciones directas, y objetivos que permitir¨¢n que, una vez reconocida su importancia, la I+D+i nos ayude a salir de la crisis y sea un seguro respaldo de nuestro bienestar cuando acabe. Los instrumentos m¨¢s adecuados son la fiscalidad y la compra p¨²blica de tecnolog¨ªa innovadora. Con la fiscalidad se aumenta la propensi¨®n a innovar de las empresas, porque son ellas las que deciden d¨®nde, c¨®mo y cu¨¢ndo hacerlo. Con la compra p¨²blica de tecnolog¨ªa innovadora se consigue no solo fomentar la innovaci¨®n, sino tambi¨¦n obtener mejores servicios p¨²blicos. Y los objetivos no pueden ser otros que preservar de la crisis el n¨²cleo del peque?o sistema de innovaci¨®n que logramos crear en la ¨¦poca de bonanza. Su creaci¨®n pas¨® pr¨¢cticamente inadvertida a la opini¨®n p¨²blica, seguramente porque su peque?o tama?o no merec¨ªa mayor atenci¨®n. Pero debemos recordar que, por ejemplo, el gasto en I+D de las empresas espa?olas creci¨®, en moneda corriente, entre 1994 y 2006, un 430%, con incrementos anuales que en alguna ocasi¨®n superaron el 20%. El n¨²mero total de investigadores creci¨® en un 240% y, de ellos, los empresariales en un 360%. Y que las patentes, las publicaciones y las exportaciones de bienes de equipo crecieron en este mismo periodo por encima del 260%.
Con todo, nuestro sistema cuenta con unas 12.000 empresas con actividad de I+D consolidada. Y tambi¨¦n con m¨¢s de un millar de grupos de investigaci¨®n en el sistema p¨²blico, que ha demostrado su capacidad de intervenir en la innovaci¨®n y de hacer que nuestro pa¨ªs sea reconocido como destacado generador de ciencia. Es todav¨ªa poco, muy poco, pero si lo perdemos, y ya lo estamos perdiendo, tambi¨¦n perderemos lo que hemos aprendido, y la base sobre la que podr¨ªamos construir la competitividad futura de nuestra econom¨ªa.
Juan Mulet Meli¨¢ es director general de la Fundaci¨®n Cotec.
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