Rajoy y los grilletes del euro
El presidente del Gobierno espa?ol, Mariano Rajoy, ha pedido imperiosamente al Banco Central Europeo (BCE) que act¨²e de forma m¨¢s decidida para salvar la econom¨ªa. Tiene raz¨®n.
Cada d¨ªa es m¨¢s acusada y chocante la diferencia de comportamiento entre el BCE y los bancos centrales de Estados Unidos, Jap¨®n y Reino Unido. Mientras las autoridades monetarias de estos pa¨ªses han anunciado estar dispuestos a ¡°hacer todo lo necesario, durante todo el tiempo que sea necesario¡± para salvar sus econom¨ªas, el presidente del BCE a lo ¨²nico que se ha comprometido es a ¡°hacer todo lo necesario para salvar el euro¡±.
Pero salvar el euro no es sin¨®nimo de salvar la econom¨ªa. Como ahora dir¨¦, la l¨®gica del euro introduce un sesgo depresivo que puede provocar un accidente que haga descarrilar al propio euro.
?C¨®mo explicar este diferente comportamiento? Quiz¨¢ la mejor explicaci¨®n es la m¨¢s obvia. Las autoridades monetarias de EE UU, Reino Unido y Jap¨®n tienen la responsabilidad de salir al rescate de la econom¨ªa cuando una tormenta como la que estamos viviendo amenaza con hundirla. En t¨¦rminos t¨¦cnicos, tienen la funci¨®n de ser prestamistas de ¨²ltima instancia de los Gobiernos cuando estos se ven en dificultades para financiarse en los mercados de capitales. El BCE no.
Lo que incapacita al BCE para actuar como lo est¨¢n haciendo los dem¨¢s bancos centrales es su focalizaci¨®n en la estabilidad de precios y su falta de competencias para actuar como prestamista de ¨²ltima instancia
Pero ?por qu¨¦ no? Veamos.
Hay un malentendido respecto del euro. Existe la creencia de que es un atajo para llegar a la Uni¨®n Pol¨ªtica. Pero si as¨ª fuese, ?por qu¨¦ los padres fundadores no dieron al BCE los instrumentos para ejercer de verdadero banco central?
Probablemente porque el objetivo del BCE no fue ser un banco central como dios manda. Se parece mucho m¨¢s a lo que se conoce como una currency board, una instituci¨®n monetaria a la que los Gobiernos que deciden crear un mercado interior ¨²nico le encargan garantizar la estabilidad cambiaria y evitar las manipulaciones del tipo de cambio. Cuando ese es el objetivo, el encargo que recibe la autoridad monetaria es la de garantizar la estabilidad de precios, no el de ser prestamista ¨²ltimo. Ese es el caso del BCE.
Que la funci¨®n esencial es esta se aprecia mejor si recordamos los dos precedentes del euro. Primero, la serpiente monetaria europea, creada en marzo de 1972. Fue la reacci¨®n al acuerdo de los pa¨ªses del FMI de ampliar el margen de fluctuaci¨®n de las monedas desde el 2% al 4,5% cuando el presidente Nixon anul¨® la convertibilidad del d¨®lar. Los pa¨ªses que formaban la Comunidad Econ¨®mica Europea decidieron establecer una fluctuaci¨®n menor, del 2,25% para facilitar los intercambios comerciales. La serpiente no resisti¨® la primera crisis. Algunos pa¨ªses se salieron, entre ellos Francia. La serpiente se convirti¨®, de hecho, en una zona marco, con el flor¨ªn holand¨¦s, el franco belga y la corona danesa.
Pero como no se pod¨ªa mantener un mercado interior sin estabilidad cambiaria, en 1979 se puso en marcha el Sistema Monetario Europeo (SME), m¨¢s exigente que la serpiente. La finalidad era la misma, pero tampoco resisti¨® la primera crisis. Naufrag¨® a inicios de los noventa. Varios pa¨ªses salieron, como Reino Unido y Suecia. Y, de nuevo, los restos del naufragio convirtieron al SME en una zona marco.
Pero la continuidad del mercado interior exig¨ªa un nuevo acuerdo cambiario, a ser posible m¨¢s exigente. De ah¨ª sali¨® el euro como moneda ¨²nica. Esta es su primera crisis. No es seguro que no acabe teniendo salidas y que la eurozona acabe siendo una zona marco.
Pero salvar el euro no es sin¨®nimo de salvar la econom¨ªa
Lo que incapacita al BCE para actuar como lo est¨¢n haciendo los dem¨¢s bancos centrales es su focalizaci¨®n en la estabilidad de precios y su falta de competencias para actuar como prestamista de ¨²ltima instancia. El no poder actuar como la buena praxis econ¨®mica recomienda y, por otro lado, temer a los mercados, es lo que da a la pol¨ªtica europea ese acento excesivo en la consolidaci¨®n fiscal y la austeridad.
De ah¨ª que el efecto del euro sobre los Gobiernos de los pa¨ªses sobreendeudados, como Espa?a, sea similar a aquellos grilletes que se colocaban en los pies de los presos para unirlos a una gruesa y pesada cadena. No me extra?a que el presidente Rajoy se sienta preso de los grilletes del euro.
?Puede el euro ir m¨¢s all¨¢ de esta l¨®gica? Es indispensable si queremos salvar la econom¨ªa. El BCE, especialmente en la actual etapa de Mario Draghi, ha dado pasos importantes, pero no son suficientes. Tendr¨ªa que poder y estar dispuesto a hacer las mismas locuras que est¨¢n haciendo los otros bancos centrales mencionados.
Pero en vez de eso, lo que probablemente veremos es la continuidad de la austeridad fiscal y acusaciones a Estados Unidos, Jap¨®n y Reino Unido de estar provocando, con sus inyecciones masivas de dinero, una nueva guerra de divisas contra el euro. Pero de esta acusaci¨®n se defendi¨® de forma magistral Ben Bernanke en una intervenci¨®n en la London School of Economics, durante un homenaje de despedida al actual gobernador del Banco de Inglaterra, Mervin King. Vale la pena comentar esa intervenci¨®n. Pero hoy el espacio no da para m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.