La fiebre del oro se llama bitcoin
La moneda virtual empieza a convertirse en refugio de especuladores
El mi¨¦rcoles la cotizaci¨®n se despe?¨® de unos astron¨®micos 266 d¨®lares a los 105. No era el oro, ni el barril de petr¨®leo, ni el euro. Era el bitcoin, una moneda virtual que empez¨® a cotizar hace cinco a?os a un par de d¨®lares y que en las ¨²ltimas semanas vive una locura coincidiendo, en parte, con el inicio de la crisis chipriota.
¡°No hemos sido v¨ªctimas de ning¨²n ataque malicioso. Hemos sido v¨ªctimas de nuestro propio ¨¦xito¡±. As¨ª de contentos explicaban en Mt. Gox, la monta?a rusa que les colaps¨® el mi¨¦rcoles. ¡°La gente comenz¨® a entrar en p¨¢nico y empezaron a vender en masa bitcoins, provocando un aumento del comercio que congel¨® nuestros servidores¡±. Los bitcoins circulantes por Internet llegaron a valer 3.000 millones de d¨®lares.
La empresa Mt. Gox, con sede en Tokio, realiza el 80% de las transacciones de esa moneda virtual. Las cuentas abiertas en la casa de intercambio han pasado de las 60.000 en el mes de marzo a las 75.000 en los primeros d¨ªas de abril. Cada d¨ªa se crean 20.000 m¨¢s, seg¨²n la firma.
La crisis chipriota activa esta moneda an¨®nima y sin autoridad
Hace dos meses, David ?vila, de la sociedad S21sec, dedicada a la seguridad en el mundo digital, atribu¨ªa las fluctuaciones de la cotizaci¨®n a robos en los sitios de cambio de estas monedas virtuales. Ahora no. ¡°No ha habido m¨¢s ataques de los habituales en cualquier web de ¨¦xito. Estos cambios obedecen a simples movimientos especulativos. La gente empieza a ver esta moneda virtual como una moneda refugio, quiz¨¢ por la crisis chipriota y del euro¡±.
El bitcoin fue creado en 2009 por Satoshi Nakamoto, del que no se sabe si es persona o grupo y del que, en cualquier caso, no queda rastro. Su objetivo era inventar un sistema monetario descentralizado, an¨®nimo y seguro, independiente de Gobiernos, bancos o empresas de procesamiento de pagos; una moneda cifrada y con el sistema de circulaci¨®n P2P (como la que se emplea para el intercambio de archivos musicales o pel¨ªculas) desarrollada colectivamente.
Antes de desaparecer, Nakamoto dej¨® trazado todo el sistema monetario: creaci¨®n peri¨®dica de moneda hasta los 21 millones de bitcoins en el a?o 2140 (actualmente hay 11 millones), con recompensas a los miners o inform¨¢ticos que validan (50 bitcoins hasta el a?o pasado, 25 ahora) las transacciones con complicad¨ªsimas operaciones matem¨¢ticas en miles de ordenadores y que impiden que un mismo bitcoin sea utilizado en m¨¢s de una operaci¨®n.
La moneda no se toca. No es m¨¢s que un c¨®digo criptogr¨¢fico que los usuarios se intercambian como moneda de pago. Cada propietario posee uno o varios monederos electr¨®nicos, y cada cual con una clave p¨²blica que se da para recibir pagos y una clave privada y secreta que se usa para efectuar pagos.
Un sistema pensado para que nadie, ni siquiera Nakamoto, pueda ser el due?o o el administrador de la moneda y que manipule su valor a su conveniencia y a costa del poseedor de la misma.
El BCE advirti¨® que su ¨¦xito da?ar¨ªa la reputaci¨®n de los bancos centrales
No es la primera virtual ¡ªbasta recordar los linden del juego Second life¡ª, pero s¨ª es la ¨²nica sin due?o. Por supuesto, tambi¨¦n hay monedas-trueque, como puedan ser las de un c¨¢mping o los mismos casinos; pero el bitcoin se admite en todo el mundo, en Internet y en la calle. Starbucks lo admite para pagar sus caf¨¦s; las cadenas Walmart y Seven Eleven han comenzado a cruzar operaciones.
El bitcoin se va ganando la confianza de la gente real, y eso ya es m¨¢s ins¨®lito en el mundo virtual. Y con ella crece la actividad y esa cotizaci¨®n de sube y baja propia de los primeros pasos de una moneda.
Mucho antes de la locura de esta semana, el pasado octubre, el Banco Central Europeo se ocup¨® del asunto. En un informe, tras reconocer que el impacto para el sistema establecido era m¨ªnimo, advert¨ªa que, de seguir su progreso, el bitcoin da?ar¨ªa la reputaci¨®n de los bancos centrales.
¡°Matem¨¢ticamente, el bitcoin es s¨®lido, tan s¨®lido como la encriptaci¨®n de Internet¡±, dice Ricardo P¨¦rez Marco, director de investigaciones del parisiense Centro Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas (CNRS).
A P¨¦rez Marco no le preocupan ni la posible burbuja ni el posible refugio de narcos. ¡°?Burbuja? Hemos visto recientemente la de la vivienda. ?Narcotr¨¢fico? Tambi¨¦n compran drogas con d¨®lares o te clonan la tarjeta. El bitcoin, si el propietario tiene cuidado, es la moneda m¨¢s segura de todas¡±, afirma tajante.
Pero el bitcoin, viajando por la Nube, tambi¨¦n pone en peligro la primera industria de las Islas Caim¨¢n y otros para¨ªsos fiscales terrenales. Qui¨¦n los necesita cuando esta moneda es virtual, an¨®nima y no ocupa lugar.
Una vez confirmado el lado matem¨¢tico del sistema, P¨¦rez Marco recuerda el componente ideol¨®gico con que fue creada la moneda. ¡°Por un lado, una ideolog¨ªa anarquista, la moneda para el pueblo; y por otro, la l¨ªnea liberal, que el Estado no meta las narices en mi dinero. Bitcoin es una amenaza para el sistema bancario y financiero¡±.
Y en ello coincide con Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins, y que tiene experiencia en monedas reales, ?o eran virtuales? Ayud¨® a crear sistemas monetarios en Argentina y Bulgaria.
Poco se sabe de inversores en bitcoins, aunque con la creciente fama de esta moneda comienzan a salir algunos. Es el caso de los gemelos Winklevoss, que dieron con Mark Zuckerberg los primeros pasos de la red social Facebook. Su fortuna en bitcoins es de 183.000 d¨®lares o de 24,7 millones, todo depende de si sus bitcoins cotizan a dos d¨®lares como en 2009 o a casi 270 como el pasado mi¨¦rcoles.
Pese a esas locas fluctuaciones, Cameron Winklevoss no duda: ¡°Las monedas virtuales est¨¢n aqu¨ª para quedarse¡±, ha declarado a The New York Times. ¡°Hemos elegido poner el dinero y la fe en un sistema matem¨¢tico que est¨¦ libre de la pol¨ªtica y del error humano¡±.
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