Cambiar la narrativa
Cuando llegan las reuniones de primavera y de oto?o del FMI, Washington se llena de visitantes de todos los pa¨ªses del mundo. Las delegaciones invaden el centro de la ciudad, los restaurantes se llenan, las conferencias y las reuniones se multiplican. En la estrategia y el tono de las reuniones se nota el cach¨¦ de los pa¨ªses. Los hay que solicitan reuniones, los hay que las conceden. En general, los pa¨ªses con problemas son los que se preocupan de reunirse con el m¨¢ximo n¨²mero de inversores, acad¨¦micos, creadores de opini¨®n... para as¨ª transmitir un mensaje lo m¨¢s positivo posible. En los ¨²ltimos dos a?os, todos los pa¨ªses con problemas han tratado de acercarse al mayor n¨²mero posible de observadores ¡ªmenos, salvo en muy contadas excepciones, Espa?a.
Ser¨¢ que no hace falta, que la imagen de Espa?a en el mundo es muy positiva y que no quedan dudas sobre la sostenibilidad, el af¨¢n reformador o el potencial de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola. O quiz¨¢ es un error, porque s¨ª que hace falta, y mucha, contar en el extranjero las perspectivas econ¨®micas, los avances reformistas, el progreso en la reducci¨®n del d¨¦ficit, la mejora de la situaci¨®n del sistema bancario. Quiz¨¢ s¨ª que hace falta salir a explicar la realidad al extranjero, donde no hay beneficio electoral, sino potencial, de crecimiento.
Sera quiz¨¢ por eso, porque hace mucha falta cambiar la narrativa negativa sobre la econom¨ªa espa?ola, que las empresas espa?olas han decidido acometer por su cuenta la promoci¨®n de los progresos espa?oles, porque el pasaporte espa?ol les sigue costando dinero, tanto en funci¨®n del coste de financiaci¨®n como del acceso a mercados. Como ha informado EL PA?S en varias ocasiones en las ¨²ltimas semanas, el Consejo Empresarial para la Competitividad ha preparado un informe sobre la evoluci¨®n macroecon¨®mica de la situaci¨®n espa?ola y las oportunidades de inversi¨®n que presenta, y lo est¨¢ divulgando por todo el mundo. Yo he colaborado en la presentaci¨®n de dicho informe en Estados Unidos, y la experiencia ha sido muy reveladora.
Algo falla. No basta con hablar de marca Espa?a, en abstracto. Hay que salir con humildad a cambiar la narrativa, pa¨ªs por pa¨ªs, ciudad por ciudad, si queremos que las exportaciones sean el nuevo motor de la econom¨ªa espa?ola.
Para empezar, el informe es un gran punto de partida para atacar los t¨ªpicos argumentos que forman la narrativa actual sobre la econom¨ªa espa?ola. La imagen exterior de la econom¨ªa espa?ola es que no es competitiva, que no es capaz de reformarse, que no es capaz de controlar el d¨¦ficit, que el sistema bancario no es solvente. La realidad es bastante distinta. Espa?a era y es competitiva ¡ªal menos una parte de Espa?a, la Espa?a que se muestra al exterior, la Espa?a que no est¨¢ protegida de la competencia y que no responde a criterios pol¨ªticos. Espa?a ha sido uno de los pocos pa¨ªses desarrollados que apenas perdieron cuota de mercado exterior durante la primera d¨¦cada del siglo XXI, a pesar del r¨¢pido crecimiento de los costes laborales unitarios y de la competencia de los mercados emergentes. Durante la crisis, la mejora del d¨¦ficit por cuenta corriente ha sido muy importante: una reducci¨®n de m¨¢s de 8 puntos porcentuales del PIB, que sit¨²an a Espa?a muy cercana al equilibrio exterior ¡ªtodo ello en un contexto de crecimiento negativo de los costes laborales unitarios¡ª, mejorando as¨ª la competitividad. Quiz¨¢ la mejor manera de valorar el ajuste espa?ol es evaluar la evoluci¨®n de las exportaciones como porcentaje de importaciones, que ya han superado el nivel de mediados de los a?os noventa, a pesar de no contar con la devaluaci¨®n de la peseta que tuvo lugar entonces, que supero el 30%. ?C¨®mo ha sido posible esta mejora? A base de esfuerzo del sector exportador espa?ol, abriendo nuevos mercados, ampliando cuota en mercados de alto crecimiento y diversificando la cartera de productos. La balanza comercial con la eurozona est¨¢, por primera vez, en super¨¢vit. La mejora del d¨¦ficit por cuenta corriente es, en gran medida, permanente.
De manera paralela, el desapalancamiento del sector privado ha sido impresionante: se ha pasado de un d¨¦ficit con el resto del mundo superior al 13% del PIB a un super¨¢vit cercano al 5%, un ajuste de 18 puntos del PIB en tan solo cinco a?os. El sector p¨²blico tambi¨¦n ha progresado en el ajuste fiscal, reduciendo el d¨¦ficit primario estructural en unos 10 puntos del PIB en el periodo 2009-2012. El proceso de recapitalizaci¨®n bancaria, a pesar de los vaivenes, los errores iniciales y las incertidumbres, ha avanzado, y el coste de la restructuraci¨®n y la recapitalizaci¨®n parece que no superar¨¢ el 6% del PIB, en l¨ªnea con la experiencia de muchos otros pa¨ªses. La reforma laboral, aunque muy imperfecta, se ha comenzado a ver en las negociaciones salariales. Quiz¨¢ como reflejo de estas medidas, la inversi¨®n directa extranjera no ha dejado de acudir a Espa?a, a pesar de la crisis de los ¨²ltimos a?os.
Queda mucho camino por recorrer, por supuesto, muchas reformas por acometer. El desempleo es alt¨ªsimo; el crecimiento es todav¨ªa negativo; la deuda p¨²blica, alta; el cr¨¦dito, escaso. Pero es un panorama esperanzador porque demuestra que, tras el choque inicial, el sector privado espa?ol ha sido capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias. De hecho, si uno descuenta la tremenda contracci¨®n que supone el ajuste del mercado inmobiliario, la econom¨ªa espa?ola se ha comportado de manera similar al resto de la zona euro, a pesar del mayor ajuste fiscal. ?Por qu¨¦? De nuevo, las exportaciones. La recuperaci¨®n espa?ola puede f¨¢cilmente seguir el modelo alem¨¢n: que el tir¨®n de las exportaciones acabe animando la inversi¨®n, facilitada por la saneada situaci¨®n de los balances del sector privado. ?Llegar¨¢ el crecimiento este a?o? Por qu¨¦ no. Hay muchos elementos fuera del control de la econom¨ªa espa?ola, pero con un ajuste fiscal menor que el a?o pasado y unas condiciones de financiaci¨®n mejores es l¨®gico pensar que el pulso econ¨®mico mejore. El mensaje principal debe de ser que la tendencia est¨¢ cambiando, que estamos tocando fondo, que la segunda derivada se ha vuelto positiva.
Tras contar esta historia por Estados Unidos, las impresiones en la sala eran sobre todo de sorpresa positiva. Pr¨¢cticamente nadie sab¨ªa que la competitividad del sector exportador espa?ol era tan atrayente ¡ªlo ¨²nico que el mundo sabe de la competitividad espa?ola es que la evoluci¨®n de los costes laborales unitarios con respecto a Alemania durante el periodo del euro implican, en teor¨ªa, una tremenda p¨¦rdida de competitividad¡ª. Nadie se hab¨ªa enterado de que la evoluci¨®n de los salarios hab¨ªa cambiado dr¨¢sticamente, con crecimientos por debajo del 1%. Nadie entend¨ªa que el cr¨¦dito, a pesar de su contracci¨®n y de los muchos problemas que las pymes tienen para financiarse, s¨ª que encuentra el camino de las empresas con perspectivas de crecimiento. Las preguntas en general eran positivas, curiosas, apreciativas del esfuerzo, con una excepci¨®n: las que proven¨ªan de espa?oles en el extranjero no ligados al sector empresarial. El escepticismo y la negatividad eran la nota dominante en estos casos. ?Ser¨¢ que la percepci¨®n de falta de liderazgo institucional est¨¢ empezando a minar la confianza de los espa?oles?
Cabe preguntarse, por tanto, por qu¨¦ esta visi¨®n positiva no convence en Bruselas o en el FMI, a la vista de las nuevas previsiones del World Economic Outlook. ?Ser¨¢ que no la contamos bien? ?Ser¨¢ que no transmitimos confianza y seriedad? Hace falta un esfuerzo institucional mucho mayor para cambiar esta narrativa en el extranjero. ?Por qu¨¦ son los propios espa?oles en el extranjero los que dudan? Algo falla. No basta con hablar de marca Espa?a, en abstracto. Hay que salir con humildad a cambiar la narrativa, pa¨ªs por pa¨ªs, ciudad por ciudad, si queremos que las exportaciones sean el nuevo motor de la econom¨ªa espa?ola.
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