La teor¨ªa del exceso de deuda pierde un asalto
La revisi¨®n de un influyente estudio de Reinhart y Rogoff reactiva el debate sobre la austeridad
No hay que ser un ¨¢guila para encontrar la conexi¨®n entre el comisario de Econom¨ªa europeo, Olli Rehn, el ministro del Tesoro brit¨¢nico, George Osborne, y el congresista republicano Paul Ryan, que opt¨®, sin ¨¦xito, a la vicepresidencia de EE UU. Los tres son bien conocidos por priorizar el recorte del d¨¦ficit p¨²blico. Los tres utilizaron un estudio de dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, para dar empaque a sus posiciones.
Hasta aqu¨ª, nada raro: Reinhart y Rogoff (ex economista jefe del FMI), ten¨ªan bien ganada fama por Esta vez es diferente, un libro de 2009 en el que reconstru¨ªan las crisis financieras, y sus implicaciones, desde 1800. El estudio que vocearon Rehn, Osborne y Ryan, publicado un a?o despu¨¦s, conclu¨ªa que el crecimiento se debilita de forma abrupta si la deuda p¨²blica supera el 90% del PIB. Ofrec¨ªa un n¨²mero m¨¢gico, un caramelo para los adalides de la austeridad, que lo saborearon una y otra vez.
¡°Creo firmemente en investigaciones como las de Rogoff y Reinhart, que demuestran que, si alcanzas un determinado nivel de deuda p¨²blica, aumentar el d¨¦ficit y la deuda no generan crecimiento, sino que lo da?an¡±, recit¨® en octubre el ministro de Finanzas alem¨¢n, Wolfgang Sch?uble. Pero esta semana, otro estudio, de la Universidad de Massachusetts, desvel¨® que los economistas de Harvard omitieron datos, que utilizaron una metodolog¨ªa muy discutible. Y el debate sobre si la austeridad es soluci¨®n o condena entr¨® en combusti¨®n.
En su investigaci¨®n, traspasar el 90% de deuda p¨²blica lleva al desplome del PIB
Para contar esta historia, muy popular estos d¨ªas en la Asamblea del FMI, en los departamentos universitarios y en los blogs de acad¨¦micos, conviene tomar distancia. En este caso, lo mejor es situarse en las ant¨ªpodas. S¨ª, en Nueva Zelanda. Porque son los datos de este pa¨ªs los que, seg¨²n los profesores Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin, hacen tambalear el edificio te¨®rico construido por Reinhart y Rogoff.
Los economistas de Harvard analizaban la relaci¨®n entre crecimiento y deuda p¨²blica a partir de la base de datos que hab¨ªan elaborado. Entre otras cosas, fijaban su atenci¨®n en lo que ha pasado con 20 pa¨ªses avanzados entre 1946 y 2009. Y llegaban a la conclusi¨®n de que cuando la deuda p¨²blica cruza el ¡°umbral¡± del 90% del PIB, el resultado es un crecimiento ¡°notablemente m¨¢s bajo¡±: antes de llegar a ese umbral de deuda, el PIB avanza a una tasa anual que oscilaba entre el 3% y el 4%; despu¨¦s de traspasarlo, la media se desploma al -0,1%.
Tres a?os despu¨¦s, los profesores de la Universidad de Massachusetts encuentran cosas raras en Nueva Zelanda: Rogoff y Reinhart usan el dato de 1951, cuando la deuda p¨²blica en este pa¨ªs super¨® el 90% y el PIB baj¨® un 7,6%. Pero no los de 1946-1949, en los que tambi¨¦n se super¨® el umbral del 90%, aunque con tasas de crecimiento elevadas. De haberlo hecho, la variaci¨®n del PIB de Nueva Zelanda habr¨ªa sido del +2,6% y no del -7,6%.
Las consecuencias de esa omisi¨®n, se multiplica por la metodolog¨ªa empleada por Rogoff y Reinhart. Porque lo que decidieron fue hacer la media del crecimiento de todos los a?os en los que un pa¨ªs superaba el 90% de deuda. Es decir, el 2,4% de crecimiento medio que registr¨® Reino Unido durante los 19 a?os en los que traspas¨® el umbral de deuda tienen el mismo peso que el -7,6% registrado en un a?o por Nueva Zelanda.
¡°Creo firmemente en estudios como el de Reinhart y Rogoff¡±, proclam¨® Sch?uble
Adem¨¢s, en la hoja de c¨¢lculo del programa Excel que emplearon Rogoff y Reinhart, dejaron fuera por error los datos de cinco pa¨ªses. Es lo que menos incidencia tiene, pero lo que m¨¢s llama la atenci¨®n por lo elemental de la equivocaci¨®n. Tras la revisi¨®n, los profesores de la Universidad de Massachusetts concluyen que el crecimiento medio en los a?os con una deuda superior al 90% habr¨ªa sido del 2,2%, no del -0,1%, como manten¨ªan Rogoff y Reinhart. ¡°Esto deber¨ªa llevarnos a revisar los planes de austeridad en Europa y Estados Unidos¡±, concluyen Herndon, Ash y Pollin, defensores de aumentar el gasto p¨²blico para luchar contra el desempleo masivo en recesi¨®n.
El estudio de Rogoff y Reinhart se public¨® en American Review of Economics (AER), una prestigiosa revista cient¨ªfica. Pero los errores y las omisiones solo se detectaron tres a?os despu¨¦s, cuando los economistas de Harvard accedieron a compartir su hoja de c¨¢lculo con los profesores de Massachusetts. ¡°La AER es muy estricta en sus normas de publicaci¨®n. Adem¨¢s de una evaluaci¨®n previa de los art¨ªculos, siempre obliga a hacer p¨²blicos los datos y el software que utilizas¡±, se?ala Jes¨²s Fern¨¢ndez-Villaverde, catedr¨¢tico de la Universidad de Pensilvania. Pero, matiza, el estudio de Rogoff y Reinhart, se public¨® en un n¨²mero especial, en el que no rigen esas exigencias. ¡°Es un n¨²mero en el que se resumen las ponencias de la conferencia anual de la American Economics Association. Es para plantear ideas provocadoras, aunque est¨¦n a medio desarrollar¡±, a?ade.
Para Fern¨¢ndez-Villaverde, el ¡°¨²nico error real¡± se produjo en la hoja de c¨¢lculo. Adem¨¢s, apuntilla, el uso del popular programa Excel es mucho menos frecuente entre los investigadores universitarios. ¡°Solemos emplear lenguajes estad¨ªsticos m¨¢s serios¡±. Cree que la decisi¨®n de omitir algunos pa¨ªses puede defenderse ¡°si hay un problema con la calidad de los datos¡±. Y que la metodolog¨ªa empleada (dar el mismo peso a cada pa¨ªs) es un ¡°criterio¡±, aunque sus evidentes problemas ¡°pod¨ªan haberse minimizado con t¨¦cnicas estad¨ªsticas m¨¢s sofisticadas¡±.
El catedr¨¢tico de la Universidad de Pensilvania relativiza la importancia de la revisi¨®n del influyente estudio de Rogoff y Reinhart en el debate sobre la austeridad. ¡°Los pol¨ªticos que quer¨ªan justificar esa posici¨®n habr¨ªan encontrado otros informes que dicen cosas similares¡±, recalca.
En un correo electr¨®nico enviado a varios medios, Reinhart y Rogoff asumen el ¡°error¡± en el manejo de la hoja de c¨¢lculo. Pero sostienen que eso no desvirt¨²a el ¡°mensaje central¡± de su estudio. Y rechazan el resto de cr¨ªticas. ¡°Estamos seguros de que los autores de la revisi¨®n no quer¨ªan insinuar que manipulamos los datos para exagerar nuestros resultados¡±, contraatacan.
Los economistas de Harvard justifican que no se incluyeran los datos de Nueva Zelanda entre 1946 y 1949 en el estudio porque en 2010 no les hab¨ªa dado tiempo a ¡°contrastar la compatibilidad y la calidad de esos datos¡±, algo que s¨ª hicieron m¨¢s adelante en otros trabajos. Y defienden la metodolog¨ªa que eligieron, aunque optaron por otro enfoque en un estudio posterior.
En este estudio, del a?o pasado, las diferencias detectadas por Rogoff y Reinhart en la media de crecimiento econ¨®mico para pa¨ªses por encima (3,5%) y por debajo del 90% de deuda (2,4%) son muy similares a las calculadas por los profesores de Massachusetts en su revisi¨®n (del 3,2% al 2,2%). ¡°Es extremadamente equivocado presentar una diferencia anual el 1% en episodios de deuda elevada que dura entre 10 y 25 a?os como peque?a¡±, agregan Rogoff y Reinhart.
Pero lo que ya no se produce, ni en la revisi¨®n de los profesores de Massachusetts, ni en el ¨²ltimo estudio de los propios economistas de Harvard, es ese precipicio en el crecimiento al pasar el 90% de deuda. En las m¨²ltiples conferencias y art¨ªculos que protagonizaron en estos tres ¨²ltimos a?os, Reinhart y Rogoff no abanderaron la austeridad a ultranza, incluso advirtieron contra un ajuste excesivo en Europa. Pero s¨ª alertaron de las implicaciones de aumentar el gasto p¨²blico (y la deuda) para reactivar la econom¨ªa.
La primera respuesta de los Gobiernos ante la Gran Recesi¨®n de 2009 fue, precisamente, un est¨ªmulo fiscal sin precedentes. En mayo de 2010, cuando Reinhart y Rogoff, publicaron su art¨ªculo, las tornas ya hab¨ªan cambiado: los mercados fijaron su atenci¨®n en los pa¨ªses europeos con bajas expectativas de crecimiento y alta deuda. La respuesta, sobre todo en la zona euro, fue dar prioridad a la reducci¨®n del d¨¦ficit, abandonar la pol¨ªtica de gasto p¨²blico. Despu¨¦s de tres a?os de austeridad intensiva, el viento del debate vuelve a rolar. Y la revisi¨®n cr¨ªtica del estudio de Reinhart y Rogoff es ahora un caramelo que saborean con fruici¨®n los partidarios de una intervenci¨®n masiva de los Estados.
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