A salvo de hipotecas
F¨®rmulas de acceso a una casa distintas de la compra o el alquiler As¨ª funcionan los modelos colectivos de acceso a una vivienda, basados en compartir
Tener casa en propiedad o no tenerla. Esa es la cuesti¨®n para la mayor¨ªa de los espa?oles. El alquiler no cuaja como en otros pa¨ªses europeos, muchas veces imita el coste mensual de una hipoteca, y las cooperativas de vivienda basadas en la construcci¨®n viven momentos cr¨ªticos, nunca mejor escrito. Sin cejar en su intento por conseguir acceder a una vivienda, varios movimientos inventan alternativas que no impliquen endeudamiento, importan iniciativas extranjeras e idean formas comunales para "hacer la vida m¨¢s f¨¢cil", tal y como resume Mariona Soler, inspiradora de una de ellas, llamada Cloud Housing.
Todas estas nuevas v¨ªas tienen el mismo cimiento: crear redes sociales reales y virtuales para conseguir una vivienda de forma legal y asequible. A partir de aqu¨ª, cada una ha desarrollado su propio modus operandi . Hace casi una d¨¦cada que naci¨® en Catalunya Sostre Civic o Techo C¨ªvico, un modelo de cooperativas de uso (MCU) que parte de ejemplos europeos e internacionales que est¨¢n funcionando y con nota.
Es un cooperativismo de gesti¨®n, a medio camino entre la propiedad y el alquiler. Sostre Civic accede a terrenos p¨²blicos, a promociones a medio construir, edificios o pueblos que necesitan rehabilitaci¨®n, o incluso a viviendas de particulares que le quieren sacar un rendimiento econ¨®mico y social.
?Colaboras o te hipotecas?
La organizaci¨®n compra o pide una cesi¨®n a los propietarios a cambio de una cuota y de mantener y acondicionar su vivienda. A partir de ah¨ª se abre el escaparate para los socios a cambio de un dep¨®sito de entre 1.000 y 35.000 euros y un alquiler mensual que no sobrepasa los 500 euros. "Queremos facilitar un modelo s¨®lido, que no d¨¦ lugar a la especulaci¨®n y que active el patrimonio en desuso", destaca Ra¨¹l Robert, presidente y socio fundador de Sostre Civic y reconocido en 2010 como emprendedor social por Ashoka, una asociaci¨®n internacional que reconoce a los emprendedores sociales.
Su efectividad viene avalada por los noventa a?os de historia que esta modalidad tiene en Alemania y el 30% de las viviendas que en Copenhague se suman a la cesi¨®n en uso. Y, claro est¨¢, por los proyectos que esta plataforma ha puesto en marcha en Catalunya, Pa¨ªs Vasco, Andaluc¨ªa y, desde hace unos meses, en Navarra. Entre sus obras en curso figura la rehabilitaci¨®n de un pueblo entero en los Pirineos catalanes.
M¨®nica Limones Su¨¢rez tiene 43 a?os y dos hijas. Es socia de Sostre Civic y usuaria de una de sus viviendas en Terrassa (Barcelona) desde hace cinco meses, con un plazo de seis a?os prorrogables. Su piso de tres habitaciones le est¨¢ costando 275 euros al mes m¨¢s gastos, una porci¨®n de su sueldo como asesora alimentaria que puede asumir y que desea para muchas personas como ella: "Creo que esto se deber¨ªa hacer con todos los pisos vac¨ªos. Yo he tenido mucha suerte y me gustar¨ªa que se multiplicara". Adem¨¢s, una vez amortizado el pr¨¦stamo de construcci¨®n, este importe podr¨¢ ir bajando y servir¨¢ para alimentar un fondo de mantenimiento del inmueble, pr¨¦stamos y difusi¨®n. Y otra ventaja m¨¢s para M¨®nica y sus hijas es que el derecho de uso es hereditario.
Entre tantos pros, solo un contra: "No tengo ventajas fiscales por esta cesi¨®n de uso", cuenta M¨®nica. Esta es precisamente una de las batallas que libra Sostre Civic, adem¨¢s de poder aplicar un IVA superreducido. Otro de sus prop¨®sitos es llegar a un acuerdo con los bancos: "La MCU asume la hipoteca de una vivienda que se va a desahuciar negociando unas condiciones diferentes, y las personas pueden seguir viviendo en esa casa... Pero para hacer esto posible deber¨ªan alinearse los astros. El banco tiene que estar de acuerdo, y eso es muy dif¨ªcil", explica Robert.
El esp¨ªritu de ayuda mutua que promueve Sostre Civic se suma a otros valores como la "rehabilitaci¨®n energ¨¦tica y ambiental" y una "transformaci¨®n ecol¨®gica y hol¨ªstica del entorno a trav¨¦s de planes comunitarios de barrio que potencien las relaciones humanas".
Bas¨¢ndose en este mismo modelo n¨®rdico llamado Andel, que re¨²ne a varias personas en forma de cooperativa y en un conjunto residencial, ha surgido el cohousing . Las iniciativas que ya existen o se quieren poner en marcha en Espa?a tienen detr¨¢s a un grupo de personas mayores que huyen de una residencia de ancianos o de vivir solos y se agrupan. La f¨®rmula consiste en constituirse como cooperativa, pero a?ade al edificio en cuesti¨®n servicios y espacios pensados para la colaboraci¨®n y ayuda entre socios.
Este senior cohousing es un sue?o todav¨ªa en el Pa¨ªs Vasco, donde Housekide ya cuenta con numerosos socios, aunque no ha levantado sus paredes. No as¨ª Profuturo, en Valladolid, que arranc¨® en 2008 y se puede considerar el primer proyecto real de cohousing de Espa?a. Est¨¢ compuesto por 127 socios que se unieron para levantar en 2008 un complejo de apartamentos con asistencia sanitaria, limpieza semanal y talleres.
En la Comunidad de Madrid le sigui¨® Trabensol, en Torremocha de Jarama, que acaba de entregar las llaves de los 54 apartamentos. Paloma Rodr¨ªguez tiene 70 a?os y preside Trabensol. Ella comparte con una amiga viuda uno de estos pisos que se comenzaron a fraguar hace 11 a?os en la mente de "un grupo de amigos". "Somos pioneros en Madrid y queremos que este proyecto se base en la solidaridad y el compa?erismo entre nosotros", cuenta orgullosa. Trabensol se inspir¨® en Puerto de la Luz, en M¨¢laga, que tambi¨¦n arranc¨® hace solo unos meses.
El ideario se acerca tambi¨¦n al cloud housing (edificios para vivir con servicios y espacios comunes que se pagan por uso), otra forma de consumo colaborativo trasladado a la vivienda e inspirado por Mariona Soler a trav¨¦s de la organizaci¨®n Vida+ F¨¢cil. En este caso, el objetivo es "convertir viviendas embargadas, edificios sin uso o con necesidad de rehabilitaci¨®n en espacios de convivencia".
Soler y su equipo trabajan para ofrecer este modelo de gesti¨®n a empresas propietarias de inmuebles o administraciones. La ventaja para estos es que dan salida a viviendas embargadas, paralizadas en su edificaci¨®n o que necesiten rehabilitaci¨®n; consiguen un ingreso constante y a largo plazo por el uso de sus espacios, y suman puntos como empresa social y responsable.
En estos lugares, adem¨¢s de poder ser usuario de una vivienda o una habitaci¨®n, se comparten servicios comunes que se pagan s¨®lo cuando se utilizan, en met¨¢lico o a trav¨¦s de un banco del tiempo: yo cuido de tu hijo y, a cambio, t¨² no pagas la compra semanal en mi s¨²per. Permite acceder a un espacio Cloud Housing como usuario o como empresario.
Otro modelo de acceso a la vivienda es la compra colectiva
Hay salas u oficinas compartidas, espacios para los ni?os, un s¨²per que gestiona el vecino y una red wi fi para todos, entre otros servicios. Es la diferencia con la cesi¨®n en uso: "Si tu situaci¨®n va cambiando, puedes adaptarte, no hay contratos cerrados, sino que se favorecen los tratos entre empresas creadas por los propios socios", a?ade.
"A¨²n estamos dando a conocer el Cloud Housing a la administraci¨®n y diferentes instituciones", explica Soler. El equipo ha viajado hasta Bruselas para explicar su funcionamiento en el congreso 'Spread', como modelo de vida sostenible.
Y en ¨¦stas, lo han presentado hace unas semanas a C¨¢ritas "para ofrecerles un alternativa a su actual modelo y que puedan autofinanciarse a trav¨¦s del Cloud Housing, adem¨¢s de con sus donaciones", propone Soler.
Hace unos meses, la organizaci¨®n fue finalista de un concurso para la rehabilitaci¨®n de un pueblo en Italia, y ahora mismo participa en otro promovido por el Ayuntamiento de Barcelona, "La casa de las ideas", que recaba iniciativas nuevas para acceder a una vivienda.
Otro modelo de acceso a la vivienda es la compra colectiva, una v¨ªa que ha nacido y crecido en Internet. Varias personas interesadas en una misma promoci¨®n de viviendas a¨²nan esfuerzos y proponen un precio m¨¢s bajo a la constructora. M¨¢s valen 20 vendidas que ciento vac¨ªas, parece ser la filosof¨ªa de esta iniciativa a¨²n no plenamente desarrollada.
El consumo colaborativo o la econom¨ªa de la colaboraci¨®n -que llama a compartir, al trueque e intercambio de recursos, apoy¨¢ndose en las nuevas tecnolog¨ªas-, se est¨¢ extendiendo al ¨¢mbito de la vivienda para demostrar que vivir sin hipoteca es posible.
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Se busca idea habitable
Las ideas no tienen precio, pero valen mucho. Y m¨¢s si tienen que ver con propuestas para prevenir desahucios, facilitar el acceso a una vivienda a personas con dificultades, o movilizar el mercado y crear nuevos conceptos de urbanismo. El Ayuntamiento de Barcelona ha querido reunir todos estos objetivos bajo un mismo techo, un proyecto que ha bautizado como "La casa de las ideas". El objetivo es que los ciudadanos presenten ideas para solucionar o, por lo menos, paliar el problema del acceso a la vivienda.
El citado proyecto Cloud Housing o el modelo escandinavo Andel, en el que se basa la cesi¨®n en uso, son dos de las 30 ideas preseleccionadas. La siguiente fase, elegir las 10 finalistas antes del 2 de junio en una comisi¨®n de profesionales del sector, que viven el d¨ªa a d¨ªa de la problem¨¢tica de la vivienda y el equipo de La Casa de las Ideas, y que unas alimenten a otras hasta cocinar "propuestas de calidad", explica la organizaci¨®n que evaluar¨¢ y facilitar¨¢ su desarrollo y aplicaci¨®n.
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