Adi¨®s al coche el¨¦ctrico israel¨ª
Better Place presenta suspensi¨®n de pagos tras el fracaso de su proyecto
Si Better Place muri¨® de algo, no fue por falta de ambici¨®n y optimismo. Cuando el emprendedor Shai Agassi cre¨® la compa?¨ªa, hace seis a?os, ve¨ªa un futuro revolucionario de coches el¨¦ctricos e independencia respecto al crudo. Ten¨ªa, para su disfrute y explotaci¨®n, un mercado a su medida. Israel es un pa¨ªs de distancias peque?as y grandes centros de poblaci¨®n cuyo consumidor es dado a probar las nuevas tecnolog¨ªas, con un elevado precio de gasolina y una clase pol¨ªtica favorable a apoyar a quien le brinde la oportunidad de no tener que depender del crudo producido por los beligerantes pa¨ªses vecinos. Better Place se convirti¨® en una de las grandes esperanzas del coche el¨¦ctrico. No pas¨® de esperanza. El pasado domingo, la compa?¨ªa anunci¨® su suspensi¨®n de pagos y el nombramiento de un administrador concursal.
Agassi cre¨® la empresa en 2007 y en sus primeros cinco a?os de funcionamiento logr¨® 650 millones de euros de inversores, entre ellos General Electric, Morgan Stanley y HSBC. Pronto se expandi¨® a Dinamarca y explor¨® mercados como los de China, Australia o Estados Unidos. Su oferta era ciertamente innovadora. Better Place no vend¨ªa coches propios. Ofrec¨ªa planes de recarga el¨¦ctrica a aquellos que compraran o alquilaran los sedanes Renault que distribu¨ªa. La idea era instalar cargadores el¨¦ctricos en casa o en el trabajo, y a eso a?adir, para viajes largos, estaciones en las que se cambiar¨ªa la bater¨ªa agotada del coche por una totalmente recargada en cuesti¨®n de minutos, casi menos tiempo del que se tarda en repostar gasolina en un coche tradicional. Agassi lo vend¨ªa como una extrapolaci¨®n del modelo de la telefon¨ªa m¨®vil al mercado automovil¨ªstico.
Carism¨¢tico y elegante, Agassi se convirti¨® en un predicador de las bondades del coche el¨¦ctrico. La revista norteamericana Time le lleg¨® a elegir ¡°h¨¦roe del medio ambiente¡± en 2008. Entonces ¨¦l augur¨® que en 2011 habr¨ªa en Israel 5.000 coches el¨¦ctricos. En 2015, a?adi¨®, ¡°no se vender¨¢n coches de gasolina en Israel¡±. Las predicciones tienen sus riesgos. Uno puede errar. Y Agassi, que en 2012 se vio forzado a abandonar la compa?¨ªa, se encuentra hoy con que su dorado sue?o ha quedado en buenas intenciones y mucho dinero perdido.
¡°Hace seis a?os, cuando se lanz¨® Better Place, el mercado del coche el¨¦ctrico era una hip¨®tesis, no una realidad¡±, asegura Sam Jaffe, analista de la consultora Navigant Research, con amplia experiencia en el campo del coche el¨¦ctrico. ¡°Se hicieron muchas apuestas diferentes. La apuesta de Better Place fue que el intercambio de bater¨ªas ser¨ªa la mejor forma de resolver el problema del miedo a quedarse tirado en la carretera. Perdieron su apuesta. No pudieron hacerlo de un modo lo suficientemente barato como para competir con otras soluciones al problema¡±, a?ade.
Su creador vaticin¨® que en 2015
Agassi logr¨® que Renault se comprometiera a vender a trav¨¦s de Better Place hasta 100.000 unidades de su sed¨¢n el¨¦ctrico Fluence antes del fin de 2016. La autonom¨ªa de las bater¨ªas empleadas es de unos 100 kil¨®metros. El precio de venta en Israel ronda los 25.000 euros. El plan de recargas el¨¦ctricas de la compa?¨ªa costaba entre 230 y 380 euros mensuales, dependiendo del kilometraje. Esos precios se rebajaban notablemente si el cliente firmaba contratos a largo plazo. La empresa construy¨®, adem¨¢s, 38 estaciones de intercambio de bater¨ªas, diseminadas por toda la geograf¨ªa israel¨ª.
Brian Thomas vive en Tel Aviv y conduce cada d¨ªa unos 30 kil¨®metros para acudir al trabajo en Petah Tikka. Fue uno de los primeros propietarios de un Renault Fluence de Better Place. Lo conduce desde mayo del a?o pasado. Entonces pag¨® 6.600 euros por un plan de tarifa plana de electricidad para su coche, que en teor¨ªa le iba a tener cubierto por cuatro a?os. Este jueves, ¨¦l y otros clientes se reunieron con un grupo de legisladores en Jerusal¨¦n para buscar juntos soluciones a la bancarrota de la empresa.
¡°Es una situaci¨®n compleja. Yo soy due?o del coche, porque lo compr¨¦, pero seg¨²n los t¨¦rminos del contrato, la bater¨ªa pertenece a la empresa¡±, dice. Si le permiten qued¨¢rsela, dice que seguir¨¢ conduciendo el mismo coche, pagando la electricidad de su bolsillo. Asegura que ha hecho las cuentas y le sigue saliendo m¨¢s barato que la gasolina. ¡°No suelo hacer viajes largos como para tener que preocuparme por la desaparici¨®n de las estaciones en las que cambian las bater¨ªas. Y para viajes largos me puedo apa?ar con el coche de mi mujer, que consume gasolina¡±, a?ade.
Thomas no se define como un activista del ecologismo. Dice que su pasi¨®n por el coche el¨¦ctrico obedece, simple y puramente, a la experiencia de conducir. ¡°Es tranquilo, es silencioso, es suave¡±, dice. ¡°Lo que me gusta es la conducci¨®n del propio coche¡±. Cree que a pesar de reunir, te¨®ricamente, las condiciones para que el modelo de Better Place triunfara, Israel acab¨® siendo un mercado muy duro. ¡°En Israel hay demasiadas regulaciones, demasiadas condiciones para los nuevos negocios¡±, dice. ¡°Es muy f¨¢cil abrir una gasolinera, pero result¨® complejo abrir las primeras estaciones de recarga y cambio de bater¨ªas de Better Place¡±.
Solo se han vendido 940 veh¨ªculos y la empresa ha perdido 629 millones
La historia de Better Place habr¨ªa sido muy diferente si en Israel hubiera habido m¨¢s conductores como Thomas. Pero su caso es una excepci¨®n. El coche preferido en este pa¨ªs es m¨¢s peque?o que un sed¨¢n. Y aunque el precio m¨¢ximo del litro de gasolina, establecido por el Gobierno, es elevado (1,59 euros el litro), a los conductores de Israel no acaba de convencerles la idea de salir a la carretera solo con bater¨ªas el¨¦ctricas. En consecuencia, la empresa ha vendido solo 940 coches. En seis a?os ha perdido 629 millones de euros, 352 de ellos solo en 2012. Agassi dej¨® el puesto de consejero delegado en 2012 y desde entonces le han sucedido dos personas m¨¢s.
En un principio, Agassi era el ni?o mimado de la clase pol¨ªtica de Israel. Fue el propio presidente del pa¨ªs, Sim¨®n Peres, quien le anim¨® a desarrollar una propuesta de independencia energ¨¦tica a trav¨¦s del coche el¨¦ctrico que le escuch¨® en una conferencia. El romance se estrope¨® pronto. Agassi pidi¨® al Gobierno que le concediera una subvenci¨®n de 115 millones de euros para construir una f¨¢brica de coches el¨¦ctricos en la localidad de Beit Shean, adem¨¢s de una enorme parcela en el desierto del Negev para emplazar en ella placas solares. Ante ambas propuestas recibi¨® sendas negativas. Desde entonces acus¨® a los dirigentes israel¨ªes de falta de visi¨®n de futuro.
Grandes sue?os cortados por grandes fallos. Seg¨²n el analista Sever Plocker, del diario Yedioth Ahronoth, Better Place era una gran idea sobre el papel y en las ampulosas conferencias de Agassi, pero se muri¨® sola porque entre todos la mataron. ¡°Con casi nada de asistencia directa del Gobierno, unos gerentes arrogantes e ineficientes, inversores inseguros y una opini¨®n p¨²blica mezquina y envidiosa, el destino de la empresa qued¨® sellado¡±, escribi¨®. ¡°Este es un d¨ªa aciago para Israel y su universo tecnol¨®gico¡±.
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