Las negociaciones entre EE UU y la UE se abren en un clima de desconfianza

Despu¨¦s de muchas dudas y resistencias, provocadas por las revelaciones sobre el espionaje norteamericano, la Uni¨®n Europea y Estados Unidos han comenzado formalmente este lunes en Washington las conversaciones para la firma de un tratado de libre comercio, aunque en un clima de desconfianza que permite augurar serias dificultades en el camino.

Las negociaciones se han iniciado pese a la propuesta del Gobierno de Francia de que se retrasasen al menos una semana y de la petici¨®n de varias organizaciones y partidos pol¨ªticos europeos de que fueran suspendidas como represalia a los programas de vigilancia dados a conocer por Edward Snowden.

Finalmente, se impuso el criterio de anteponer los beneficios potenciales de esta negociaci¨®n al da?o coyuntural causado por el espionaje y negociar un tratado en el que la mayor parte de Europa conf¨ªa como un posible revulsivo para su crecimiento econ¨®mico. El comercio bilateral entre EE UU y la Uni¨®n Europea, que ya roza los 650.000 millones de d¨®lares al a?o, podr¨ªa incrementarse en m¨¢s de 100.000 millones de d¨®lares tras la entrada en vigor de este acuerdo.

Ese inter¨¦s no puede ocultar el hecho de que estas conversaciones no empiezan en el mejor ambiente posible. Si el tratado con EE UU ha sido siempre causa de preocupaci¨®n en Europa de parte de agricultores, artistas y miembros de otros sectores que se sienten perjudicados por la competencia norteamericana, ahora a esas cr¨ªticas se suman muchos otros que, simplemente, no favorecen la aproximaci¨®n a un pa¨ªs que esp¨ªa sus movimientos.

Sensibles a ese estado de la opini¨®n p¨²blica, varios l¨ªderes europeos han expresado reparos antes del inicio de estas conversaciones. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Francois Hollande, han pedido que, de firma simult¨¢nea a las negociaciones, se abra tambi¨¦n un di¨¢logo sobre los programas de espionaje. El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, ha prometido que la delegaci¨®n europea insistir¨¢ en Washington en ese aspecto.

De momento, las conversaciones empiezan a un nivel t¨¦cnico. El vicerepresentante de Comercio de EE UU, Dan Mullaney ¨Cel n¨²mero dos del equivalente a un ministerio de comercio exterior- se re¨²ne con su hom¨®logo europeo, el espa?ol Ignacio Garc¨ªa Bercero, con el objetivo primero de establecer una agenda y un orden en las negociaciones.

Es necesario despejar, antes de nada, las dudas sobre qu¨¦ se va a negociar. El representante de Comercio de EE UU, Mike Froman, sostiene que su Gobierno est¨¢ interesado en ¡°cubrir los objetivos m¨¢s amplios posibles, conseguir un acuerdo lo m¨¢s ambicioso posible¡±. La parte europea no tiene a¨²n, sin embargo, una posici¨®n com¨²n al respecto. Francia, por ejemplo, quiere excluir de las negociaciones la industria cultural, algo a lo que se opone Dur?o Barroso.

Ahora mismo, no obstante, la preocupaci¨®n de ambos bandos no es tanto la de acordar la agenda como la de establecer el clima de confianza necesario para abordar asuntos de tan inmediata repercusi¨®n para la vida de los ciudadanos. En ese sentido, Barack Obama habl¨® la pasada semana por tel¨¦fono con Merkel para insistir en la importancia del proceso que se ha iniciado y recordarle que EE UU no tiene inconveniente en darle a Alemania todas las explicaciones que solicite sobre el asunto del espionaje.