Vuelve la moda ¡®made in Spain¡¯
El textil y la confecci¨®n buscan repatriar parte de la producci¨®n que se llevaron a Asia
La moda espa?ola desfila a velocidad de v¨¦rtigo, pero esto no les pasa a las industrias del textil y de la confecci¨®n, que fabrican las prendas con las que Espa?a conquista los mercados mundiales. Mientras las marcas escrib¨ªan una historia de ¨¦xito, centenares de talleres de ropa cerraban sus puertas. Espa?a, que ten¨ªa en los noventa m¨¢s de 300.000 trabajadores en el sector, ahora cuenta con poco m¨¢s de 135.000, un desplome que se debe, ya se sabe, a la deslocalizaci¨®n de la industria a los pa¨ªses asi¨¢ticos, sobre todo a China. Sin embargo, cuando se pensaba que la tendencia era inexorable, hay se?ales de que est¨¢ cambiando. Dos d¨¦cadas despu¨¦s del boom de la deslocalizaci¨®n, cada vez m¨¢s voces hablan de la posibilidad de que Espa?a recupere parte de esa producci¨®n. Algo que ya est¨¢ ocurriendo. Seg¨²n ?ngel Asensio, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Empresas de la Confecci¨®n (Fedecom), el 15% de la producci¨®n que se deslocaliz¨® ya ha regresado a Espa?a y a Portugal.
De hecho, m¨¢s y m¨¢s empresas anuncian el traslado de su confecci¨®n a plantas espa?olas: peque?as firmas como Lenita (moda de ba?o), D¨¢ndara, Vega C¨¢rcer (bolsos) o Rebeca Sanver (calzado), pero tambi¨¦n grandes comoLVMH, que decidi¨® en 2010 abrir una planta en Espa?a donde fabricar¨¢ cinturones para todo el mundo. Otra de las grandes que ha aumentado su exposici¨®n a los proveedores espa?oles es Inditex, que subi¨® sus encargos de 2.000 a 3.400 millones de euros entre 2011 y 2012.
El 15% de la producci¨®n del sector deslocalizada ya ha retornado
Se trata de un fen¨®meno, por supuesto, no exclusivo de Espa?a. En Estados Unidos, que a¨²n produce fuera el 97% del vestuario que consume, marcas de moda como Karen Kane, Abercrombie, Levi's, American Giant o Brooks Brothers est¨¢n trayendo o van a traer producci¨®n a casa. Seg¨²n un estudio de The Boston Consulting Group (BCG), el 48% de las firmas de Estados Unidos con facturaci¨®n superior a 10.000 millones de d¨®lares han anunciado su intenci¨®n de relocalizar producci¨®n en el pa¨ªs. En Europa hay movimientos similares.
La clave es China, que ya no es tan atractiva como plataforma de producci¨®n para exportar. La fuerte subida de los salarios, junto con la apreciaci¨®n del yuan, y una vez sumados los costes de transporte o arancelarios, ha borrado los diferenciales de hace a?os. Seg¨²n el BCG, los salarios en la industria china han subido el 19% anual entre 2005 y 2010, mientras que en Estados Unidos ca¨ªan un 2,2%. Esto ha llevado, seg¨²n Asensio, a que ¡°en solo una d¨¦cada, los salarios en el textil en China hayan pasado de 150 a m¨¢s de 400 d¨®lares¡±. Tambi¨¦n las condiciones laborales son m¨¢s exigentes: hay m¨¢s huelgas, la disposici¨®n de los chinos a trabajar muchas horas es menor y la legislaci¨®n laboral se ha endurecido. Al rev¨¦s que en Europa y EE UU, donde la desregulaci¨®n laboral y salarial va en aumento. Todo esto no significa que las marcas occidentales vayan a abandonar China, que tiene un mercado interno de 1.500 millones de personas, sino que ahora resulta m¨¢s competitivo que antes fabricar en Europa o en Estados Unidos.
Pero los costes no lo explican todo. Muchas empresas no tienen volumen suficiente para encargar series largas (lo obligado en China), otras carecen de cr¨¦dito para subcontratar en el extranjero, y otras a¨²n se quejan de problemas de calidad. ¡°Hemos decidido traer la producci¨®n aqu¨ª¡±, explicaron en Vega C¨¢rcer, ¡°porque los acabados son mejores y todo resulta m¨¢s f¨¢cil de controlar¡±. Se ha impuesto, adem¨¢s, el pronto-moda, que exige proximidad: las marcas reponen las existencias con m¨¢s frecuencia y ¡°no pueden estar meses esperando los env¨ªos desde China¡±, indica Asensio. No hay que obviar las cuestiones de imagen. El traslado de producci¨®n a terceros pa¨ªses recibe cr¨ªticas crecientes, sobre todo tras la tragedia del edificio de Bangladesh. Hay una tendencia a defender el empleo comprando lo hecho en casa. Un estudio de ARG revela que el 75% de los consumidores norteamericanos est¨¢n dispuestos a pagar algo m¨¢s por productos made in US. De hecho, las grandes empresas sufren una creciente presi¨®n de sus opiniones p¨²blicas, stakeholders y hasta Gobiernos para que cesen en la destrucci¨®n de empleo industrial y retornen producci¨®n a casa.
Estados Unidos y el Reino Unido han puesto en marcha iniciativas para lograr este regreso de la confecci¨®n. El Ejecutivo brit¨¢nico present¨® un plan para impulsar la industria textil y crear 200.000 empleos. En Estados Unidos, algunas ciudades han creado iniciativas locales como la de manufacture in New York. Y en Espa?a, miembros de CIU han sugerido que el Gobierno central aumente los incentivos fiscales a las empresas que quieran relocalizarse. Muchas organizaciones empresariales del sector empiezan tambi¨¦n a actuar. En Valencia, la patronal de productos infantiles, ASEPRI, promovi¨® un centro de producci¨®n multiempresa que se dedicar¨¢ en una primera fase a confeccionar moda infantil. Ya se han apuntado seis empresas.
EE UU y Europa siguen la tendencia del regreso a la producci¨®n interna
Aun as¨ª, el proceso genera dudas. El gran desaf¨ªo en Espa?a es el de reconstruir un sector industrial desaparecido en buena parte con la deslocalizaci¨®n. Y para que sea efectivo ahora ¡°habr¨¢ que hacer¡±, explica Asensio, ¡°una reorganizaci¨®n que d¨¦ capacidad de respuesta a las nuevas demandas de la producci¨®n¡±. Har¨¢n falta enormes inversiones en equipos de ¨²ltima generaci¨®n y en la formaci¨®n de personal en las nuevas t¨¦cnicas. Algo que se ve dif¨ªcil por las restricciones crediticias. Un estudio de Cluster Development especificaba en 2012 que, para tener una cadena productiva eficiente, habr¨¢ que desarrollar ¡°acuerdos de colaboraci¨®n entre empresas, invertir en nuevos tipos de maquinaria, mejorar la capacidad de dise?o de los proveedores y ofrecer servicios integrales de gesti¨®n de la producci¨®n¡±.
Esto tardar¨¢ m¨¢s en conseguirse en la confecci¨®n, que sigue perdiendo empleo y cerrando talleres y plantas, que en el calzado, que ha logrado crear incluso empleo en Espa?a (pas¨® de 22.800 a 24.300 trabajadores en los ¨²ltimos dos a?os). Tan grande ha sido la p¨¦rdida de capacidad industrial (actualizada) en la confecci¨®n, que muchas empresas, necesitadas de producir al lado de casa, no han podido encargar su fabricaci¨®n en Espa?a, optando por Portugal o Marruecos. Todo un contrasentido cuando siguen cerrando f¨¢bricas ([Farrutx, Fuentecapala¡) y cuya resoluci¨®n depende, se?alan en el sector, de que ¡°las grandes cadenas como Mango, Inditex o Cortefiel, que a¨²n producen m¨¢s del 90% fuera de Espa?a, decidan apostar m¨¢s por la producci¨®n dom¨¦stica¡±. Pese a las dificultades del proyecto de inshoring, la opini¨®n general es que volveremos a tener una industria de la confecci¨®n digna de ese nombre en Espa?a.
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