Alemania tira con fuerza
Angela Merkel aspira a un tercer mandato en un momento econ¨®mico boyante El resto de Europa espera que la locomotora no se detenga
Ferdinand Fitchner, jefe del departamento de Coyuntura del Instituto de Investigaci¨®n Econ¨®mica de Berl¨ªn (DIW), y su colega Wolfgang Adlwarth, director comercial del grupo GfK, principal compa?¨ªa de Investigaci¨®n de Mercados de Alemania, con sede en N¨²remberg, comparten una certeza que puede tener una enorme repercusi¨®n interna y tambi¨¦n en las empobrecidas econom¨ªas del sur de Europa. Ambos analistas no tienen miedo en afirmar ¡ªapoy¨¢ndose en estad¨ªsticas, informaci¨®n propia y datos de coyuntura¡ª que Alemania est¨¢ inmersa en una nueva revoluci¨®n econ¨®mica que ya ha obrado el milagro de dar un fuerte impulso al crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs.
Los alemanes dan s¨ªntomas de haber olvidado su ancestral cultura del ahorro para convertirse en un alegre pueblo consumista. Este cambio radical, esperado en las dem¨¢s econom¨ªas europeas como agua de mayo, es una de las principales razones que esgrime el Instituto Federal de Estad¨ªsticas (Destasis) para justificar un sorprendente repunte de la econom¨ªa germana, que creci¨® un 0,7% en el segundo trimestre del a?o, una expansi¨®n muy superior a la registrada en el primer trimestre, que solo fue de un 0,1%.
A un mes de que los alemanes vayan a las urnas, la vida sonr¨ªe a la canciller Angela Merkel, aspirante a un tercer mandato. Los datos econ¨®micos refuerzan uno de los puntos clave de su campa?a ¡ªla prosperidad alemana en un entorno europeo incierto¡ª y dan un nuevo impulso a su pol¨¦mica gesti¨®n en la crisis del euro.
Merkel se volvi¨® popular en su pa¨ªs y odiada en buena parte de Europa a causa de una estrategia aplaudida por muchos compatriotas, que siguen creyendo que la estrategia de imponer una severa pol¨ªtica de ahorro a los dem¨¢s tambi¨¦n protege sus propios bolsillos. ¡°La gente tiene la sensaci¨®n de que Merkel se preocupa de que los males de la crisis del euro no repercutan en la vida diaria¡±, explica Manfred G¨¹llner, jefe del instituto demosc¨®pico Forsa, al destacar el impacto de la pol¨ªtica europea de la canciller en la sociedad germana. ¡°Ella es formidable a la hora de impedir tragedias que afectan a los alemanes¡±.
La alemana es la econom¨ªa industrial que m¨¢s creci¨® en el segundo trimestre
No en vano, los sondeos de opini¨®n, que pronostican un c¨®modo triunfo de la actual coalici¨®n de Gobierno entre la Uni¨®n Cristiano Dem¨®crata (CDU) de Merkel, la Uni¨®n Social Cristiana (CSU) de Baviera y los liberales del FDP, siguen subrayando que los alemanes conf¨ªan m¨¢s que nadie en Merkel para conducir al pa¨ªs. ?Se equivocan los alemanes al creer que pueden mirar al futuro con optimismo gracias a la gesti¨®n de la canciller, como sugiri¨® el ministro de Econom¨ªa, Phillip R?sler? Los expertos del DIW y de GfK consultados por EL PA?S creen que no.
¡°El consumo privado seguir¨¢ siendo el principal conductor del crecimiento gracias a un aumento real de los ingresos y a la seguridad que reina en el mercado laboral, que ofrece una tasa de desempleo muy baja¡±, dice el analista del DIW. ¡°Los alemanes tienen ahora m¨¢s dinero en el bolsillo y, algo raro, lo gastan sin pensar en el futuro. Pareciera que act¨²an bajo el principio ?compro, luego existo!¡± Wolfgang Adlwarth, cuya misi¨®n en la vida es vigilar el desarrollo del consumo en Alemania desde la sede de GfK, comparte casi al cien por cien el an¨¢lisis de su colega de Berl¨ªn, pero hace hincapi¨¦ en otro aspecto: ¡°Los alemanes, a causa de la crisis financiera mundial, perdieron la confianza en los bancos. Las turbulencias de la crisis del euro, que se agudizaron con la crisis en Chipre, ha hecho creer a mucha gente que su dinero depositado en los bancos no est¨¢ seguro. Ahora prefieren invertir en una vivienda propia y en productos de alta calidad que mejoran su est¨¢ndar de vida¡±.
El consumo se anima y es ya uno de los motores del crecimiento
Esta cuesti¨®n cobra actualidad al revisar las estad¨ªsticas de la construcci¨®n en los primeros seis meses del a?o. Los permisos para construir viviendas aumentaron en un 9,6% en comparaci¨®n con el primer semestre de 2012, un boom inmobiliario basado en una demanda real y no en una burbuja como ocurri¨® en Espa?a. El ¨ªndice de confianza del consumidor lleva nueve meses seguidos de avance, seg¨²n el Centro para la Investigaci¨®n de la Econom¨ªa Europea (ZEW), con sede en Mannheim.
El origen de la nueva fiebre de consumo que parece haber contagiado a la poblaci¨®n alemana se puede encontrar en un fen¨®meno que causa envidia en Europa, La baja tasa de desempleo, que alcanz¨® el 6,8% en el mes de julio (5,6% seg¨²n la OCDE), ha hecho desaparecer el miedo de los alemanes a perder su puesto de trabajo y ha revivido en la memoria colectiva del pa¨ªs el sacrificio que hicieron los trabajadores para evitar que la gran industria sucumbiera a los a?os negros de la crisis. Este esfuerzo hizo posible que el gran motor de la riqueza germana, la industria, pudiera renovarse y fortalecerse gracias en parte a la pol¨ªtica de moderaci¨®n salarial pactada por la patronal y los sindicatos. Esta pol¨ªtica se inici¨® a comienzos de los a?os ochenta y se interrumpi¨® en los primeros a?os de la reunificaci¨®n.
Los datos refuerzan la gesti¨®n de la canciller en la crisis del euro
Todo cambi¨® en 2001, cuando se produjo la explosi¨®n de la burbuja puntocom, un fen¨®meno que ralentiz¨® el crecimiento de las econom¨ªas de los pa¨ªses de la OCDE. Alemania reaccion¨® optando por una pol¨ªtica de moderaci¨®n salarial con el prop¨®sito de mejorar la competitividad. Los sindicatos vivieron una fuerte presi¨®n para mantener a raya las demandas salariales. Pero los trabajadores pagaron un alto precio para asegurar el buen estado de salud de las empresas germanas. De acuerdo con varios estudios de institutos econ¨®micos y de la fundaci¨®n Hans B?ckler, cercana a la confederaci¨®n sindical DGB, los salarios reales disminuyeron un 4% entre 2000 y 2010. En el mismo periodo, los salarios reales en Espa?a aumentaron un 4%, en Polonia un 19%, en Hungr¨ªa un 66,7% y en Rumania un 331,7%
Seg¨²n Dieter Hundt, el poderoso presidente de la patronal alemana, los acuerdos salariales negociados entre 2005 y 2008 fueron decisivos para que en esos a?os la industria pudiera crecer. ¡°Tampoco hay que olvidar las medidas que adopt¨® el Gobierno de gran coalici¨®n [formado por la CSU-CDU y los socialdem¨®cratas del SDP entre 2005 y 2009] para hacer frente a los estragos de la crisis financiera mundial¡±, recuerda Wolfgang Adlwarth, economista de GfK.
Las encuestas auguran un triunfo de la coalici¨®n gubernamental
En plena crisis y al m¨¢s puro estilo keynesiano, el ejecutivo aprob¨® sendos paquetes de est¨ªmulo y rescate que inclu¨ªan 480.000 millones de euros para los bancos en problemas, 115.000 millones para ayudar a las empresas y 80.000 millones para dos programas destinados a estimular la econom¨ªa. ¡°La idea era combatir el fuego con fuego¡±, admiti¨® el exministro de Hacienda Peter Steinbr¨¹ck y actual candidato socialdem¨®crata a la canciller¨ªa. ¡°El Gobierno se endeud¨®, pero las empresas recibieron nuevos pedidos y los bancos comenzaron nuevamente a prestar dinero¡±.
Los economistas tambi¨¦n destacan el apoyo que dio el Gobierno a la reducci¨®n de la jornada laboral como alternativa al despido. La medida, bautizada como Kurzarbeit, hizo posible que la gente no perdiera capacidad de compra, lo que mantuvo el consumo interno e impidi¨® que creciera el desempleo. Gracias a esta medida, que lleg¨® a afectar a 1,5 millones de personas, la industria tiene ahora a su disposici¨®n una vasta reserva de empleados bien capacitados para hacer frente a la demanda.
El lado oscuro del milagro
Hace algo m¨¢s de 10 a?os, casi toda la prensa europea se refer¨ªa a Alemania como ¡°el gigante enfermo¡± del continente al hacerse eco del miserable estado del mercado laboral germano, que registraba una tasa de paro de casi un 11 %. Alarmado por el estado de salud de la naci¨®n, el entonces canciller, Gerhard Schr?der, decidi¨® atacar la enfermedad con una terapia de choque que recibi¨® el nombre de Agenda 2010, un ambicioso programa de reformas que inclu¨ªa reformas en el anquilosado sistema de bienestar y duros recortes en las prestaciones del desempleo, adem¨¢s de aflojar la r¨ªgida ley de protecci¨®n del empleo.
La agenda 2010 acab¨® con la carrera pol¨ªtica de Schr?der, pero desde un punto de vista pr¨¢ctico, el medicamento surti¨® efecto e hizo posible que, en solo 10 a?os, la tasa de paro cayera al 6,8% y convirtiera la utop¨ªa del pleno empleo en una posibilidad real. Pero el ¨¦xito de las reformas tiene un lado oscuro. Una de las herramientas centrales de la Agenda 2010 para combatir el paro fue la creaci¨®n de los llamados minijobs, un trabajo remunerado actualmente con 450 euros mensuales y con m¨ªnimas prestaciones sociales. En la actualidad hay unos 7,5 millones de personas que reciben este salario, cercano a la miseria, pero que maquilla las estad¨ªsticas del paro.
Lo mismo sucede con los llamados trabajadores temporales, un grupo social que trabaja ocho horas y que gana, en promedio, un 40% menos de lo que recibe un trabajador de plantilla. Hace 10 a?os, la industria ten¨ªa bajo contratos temporales a unas 300.000 personas. En la actualidad, m¨¢s de un mill¨®n de personas integran este ej¨¦rcito de ¡°esclavos modernos¡± como lo bautiz¨® el sindicato IG Metall. ¡°El trabajo temporal es el ejemplo m¨¢s visible del embrutecimiento de la moral en el mercado laboral¡±, se?al¨® Detlev Wertzel, vicepresidente del sindicato, al dar a conocer el llamado ¡°libro negro del trabajo temporal¡±.
Estos esclavos son mano de obra muy solicitada en el ramo de la industria automotriz. La plantilla de BMW en Alemania es de 70.000 trabajadores, pero, de forma paralela, la firma de M¨²nich da empleo a 10.000 trabajadores. El porcentaje en Audi es de un 5%, y en Daimler, un 8%.
El buen estado de salud de que goza la gran industria alemana hizo posible que en mayo pasado el sindicato IG Metall, que agrupa a unos 3,6 millones de trabajadores de los sectores del autom¨®vil, electr¨®nico y metal¨²rgico, negociara con la patronal un importante aumento salarial. A partir del 1 de julio, los trabajadores recibieron una subida del 3,4% para los pr¨®ximos 10 meses, y desde mayo de 2014 otra subida de 2,2% hasta finales de ese a?o. ¡°Este aumento tendr¨¢ nuevamente un impacto en el consumo interno¡±, afirman los economistas de Berl¨ªn y N¨²remberg, para quienes el nuevo milagro de la econom¨ªa alemana tendr¨¢ consecuencias positivas en las econom¨ªas de los socios europeos. Ambos afirman que el gran crecimiento de la demanda interna aumentar¨¢ las importaciones germanas, una situaci¨®n que repercutir¨¢ directamente en pa¨ªses como Francia, Italia y Espa?a.
?Es Alemania una renovada y potente locomotora econ¨®mica europea? ¡°Yo ser¨ªa cuidadoso en aplicar ese t¨¦rmino, porque el desarrollo econ¨®mico de Alemania no es muy s¨®lido. El poder¨ªo econ¨®mico depende en gran medida de las exportaciones, y este aspecto depende en gran medida de la coyuntura global¡±, sostiene Ferdinand Fichtner, del Instituto DIW. ¡°Alemania es una locomotora un poco tambaleante¡±. Su colega del grupo GfK es m¨¢s categ¨®rico. ¡°Alemania es una locomotora de la demanda. Esta din¨¢mica se gener¨® hace cuatro a?os y todo parece indicar que el consumo interno seguir¨¢ expandi¨¦ndose¡±, sostiene Wolfgang Adlwarth. ¡°Por el momento, no existen indicios que se?alen lo contrario. Los alemanes seguir¨¢n comprando y ahorrar¨¢n menos¡±.
Aun as¨ª, el otro gran motor de la econom¨ªa alemana, las exportaciones, sigue dando se?ales de buena salud. En 2012, Alemania export¨® productos por un monto de 1,097 billones de euros, un r¨¦cord que tambi¨¦n hizo posible que Alemania alcanzara ese a?o el mayor super¨¢vit de su balanza comercial desde 1950: 188.000 millones de euros. Los pron¨®sticos para 2013 tampoco son malos. A pesar de las oscilaciones en la coyuntura mundial y la crisis en la eurozona, las exportaciones alemanas crecer¨¢n en 2013 en un 2%.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.