Las finanzas que vienen
Hay diferentes movimientos que buscan alternativas al sistema que nos llev¨® al caos
Poco a poco, empieza a conocerse el precio del desastre. Entre 2008 y 2010 se perdieron en Estados Unidos al menos 2,6 billones de d¨®lares de la riqueza del pa¨ªs, desaparecieron 19,2 billones de los ingresos de los hogares y se esfumaron cerca de nueve millones de empleos. En Europa, las cifras andan parecidos caminos. ?Podemos confiar en que el mismo sistema financiero que gener¨® el problema lo resuelva? ?Utilizar id¨¦nticas herramientas? ?Creer en las mismas finanzas?
Parece dif¨ªcil profesar tanta fe. ¡°El sistema capitalista actual es fr¨¢gil y est¨¢ financializado. Cada vez m¨¢s y m¨¢s pr¨¦stamos e inversiones se dirigen a activos no productivos. Son apuestas sobre derivados, materias primas o divisas. Ninguno genera trabajo ni valor social¡±, advierte Josh Ryan-Collins, investigador senior en New Economics Foundation (NEF). Y puntualiza: ¡°Solo crean incertidumbre¡±. Al igual que la genera saber que ¨²nicamente el 3% de todas las divisas que circulan en el mundo ¡°existe¡± en la realidad.
Con este paisaje de fondo se entiende la urgencia del cambio. ¡°Necesitamos un sistema financiero m¨¢s peque?o, con una banca m¨¢s sencilla y donde el mercado de derivados tenga un tama?o reducido. Porque si en vez de menguar el sistema sigue creciendo tendremos m¨¢s crisis¡±, se?ala Jes¨²s Palau, profesor de Finanzas de Esade. Da igual. Parece que hacia ella vamos. Gar Alperovit, experto en Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Maryland, advierte en su libro What Then Must We Do? (Chelsea Green, 2013) que desde el crash los gigantes bancarios estadounidenses en vez de reducir su tama?o lo est¨¢n aumentando. ¡°Antes de la crisis, los seis mayores bancos del pa¨ªs ten¨ªan activos que representaban el 55% del PIB de EE UU. En junio de 2012 ya supon¨ªan el 60,1%¡±, dice Alperovit.
Todas las propuestas tienen en com¨²n la vuelta a lo pr¨®ximo
Preocupada por el lugar hacia el que vamos, una parte creciente de la sociedad reclama unas finanzas distintas. Porque hay otros senderos. El banco sueco JAK lleva 40 a?os operando sin intereses y crece a un 12% anual. Otra entidad financiera diferente es BankSimple. Este banco estadounidense, que no tiene oficinas f¨ªsicas, acaba de cumplir un a?o y ya maneja 1.000 millones de d¨®lares en transacciones. Su modelo pivota sobre una operativa f¨¢cil. El cliente recibe una tarjeta de d¨¦bito Visa con la que puede hacer operaciones online y a trav¨¦s de aplicaciones para los sistemas Android o iOS. Adem¨¢s, no aplica comisiones por mantenimiento o por descubiertos. El negocio de Simple procede de los intereses que recibe de los dep¨®sitos de los clientes. ¡°Estamos intentando construir algo nuevo e innovador dentro de una industria fuertemente regulada y reticente al cambio¡±, reflexiona un portavoz de BankSimple.
Sin embargo, el sector tiene que cambiar con celeridad porque las predicciones apuntan hacia lo oscuro. ¡°Habr¨¢ otra crisis financiera a la vuelta de la esquina, ya que no se han resuelto ninguna de las cuestiones que la originaron¡±, apunta Mark Mobius, presidente de la gestora de fondos Templeton. Y Nouriel Roubini, el economista que predijo el crash, asevera: ¡°Nada ha cambiado, vamos a tener un par de crisis financieras en los pr¨®ximos diez a?os¡±.
Sobre estos augurios, las monedas complementarias (divisas locales que conviven con la oficial) est¨¢n expandi¨¦ndose con fuerza por todo el mundo como respuesta a la incertidumbre. Ah¨ª est¨¢ el WIR (significa ¡°nosotros¡±), creada en Suiza en 1934, y que hoy utilizan m¨¢s de 60.000 empresas de este pa¨ªs. O el ¨¦xito del Brixton, una libra que solo se emplea en el barrio hom¨®nimo londinense y que ha revitalizado el consumo y el peque?o comercio. Hay m¨¢s casos. La ciudad de Nantes acaba de crear el sonante y en N¨¢poles conviven el euro y el napo.
Este tipo de monedas son ¡°una respuesta a la enorme falta de liquidez que existe en el sistema¡±, narra Celia de Anca, profesora del Instituto de Empresa (IE). Como afirma Leander Bindewald, experto en monedas complementarias, estas nuevas divisas ¡°pueden ayudar a crear una econom¨ªa real¡±. Al fin y al cabo, ¡°la barra libre de la financiaci¨®n se ha agotado y cada vez resulta m¨¢s importante evaluar sistemas alternativos¡±, observa Beltr¨¢n Romero, director de Transaction Services de KPMG. Por su parte, el economista Jos¨¦ Carlos D¨ªez asegura que en ¡°el futuro, el dinero ser¨¢ con toda seguridad virtual¡±.
Si todas estas propuestas tienen algo en com¨²n es la vuelta a lo pr¨®ximo. ¡°El retorno a lo local es una reacci¨®n psicol¨®gica frente a todo lo que vivimos. Es temporal. La clave radica en que esa localizaci¨®n no encierre a unas comunidades frente a otras. No cree espacios de autarqu¨ªa¡±, avisa Celia de Anca.
Algunas ciudades tienen monedas que conviven con las oficiales
Burnley Savings and Loans es una imagen reflejada en el espejo de este pensamiento. Fundada en 2011 en Lancashire (Inglaterra) por David Fischwick ofrece un 5% de inter¨¦s en las cuentas corrientes y da pr¨¦stamos a los comerciantes locales sin recurrir al restrictivo credit scoring. Todos los lunes por la ma?ana, el propio Fischwick se re¨²ne con quienes solicitan un pr¨¦stamo y lo concede, o no, en funci¨®n, dice, ¡°del sentido com¨²n¡±. Burnley sirve a su comunidad. Incluso los beneficios (tras descontar los gastos generales) se destinan a la caridad.
Un modelo nuevo, ?para un mundo financiero distinto? S¨ª y no. ¡°Hay que terminar con algunos mitos. En banca no resulta factible la desintermediaci¨®n total [relaci¨®n sin peajes entre prestatario y tomador], porque la regulaci¨®n es muy estricta y las barreras de entrada contin¨²an existiendo¡±, describe ?lvaro Mart¨ªn, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). El problema es que muchas de estas experiencias bancarias alternativas se basan en una tecnolog¨ªa puntera que, si se demuestra eficaz, acaba integr¨¢ndose en las entidades tradicionales, por ¡°lo que ser¨¢ dif¨ªcil que haya una disrupci¨®n muy fuerte¡±, avisa ?lvaro Mart¨ªn. Dos ejemplos. El mes pasado BBVA entraba en el capital de SumUp, una startup especializada en pagos con tarjeta de cr¨¦dito a trav¨¦s del tel¨¦fono m¨®vil. Y el Santander ha destinado cinco millones de euros a iZettle, que comercializa una tecnolog¨ªa que permite utilizar las tabletas y los tel¨¦fonos inteligentes como si fueran un terminal punto de venta (TPV).
Otras propuestas combinan microfinanciaci¨®n de proyectos (crowd finance), inversores particulares que financian a emprendedores (business angeles) y tambi¨¦n el recurso a movimientos como Slow Money (canaliza peque?as aportaciones de dinero a iniciativas de agricultura sostenible). Es evidente que necesitamos unas finanzas nuevas, pero ?ser¨¢n estas? Joan Antoni Mel¨¦, subdirector general de Triodos Bank, un banco que lleva el apellido de ¨¦tico, cree que s¨ª. ¡°Este movimiento es irreversible. Vamos a provocar un cambio en el sistema financiero. Hay una demanda mayoritaria. Esta es mi convicci¨®n; y no soy ingenuo, que soy banquero¡±, zanja.
La v¨ªa isl¨¢mica del dinero
La ley isl¨¢mica o Sharia proh¨ªbe crear dinero sobre dinero. Tambi¨¦n la usura (Riba), o el pago y cobro de intereses. Estos son los preceptos b¨¢sicos de las finanzas isl¨¢micas. Una forma distinta de entender la econom¨ªa y de relacionarse con el mundo financiero. Sobre todo si desterramos interpretaciones equivocadas. Las finanzas isl¨¢micas no es el sistema financiero usado en los pa¨ªses ¨¢rabes. Excepto en Ir¨¢n, Pakist¨¢n y Sud¨¢n, la mayor¨ªa del mundo musulm¨¢n emplea un m¨¦todo convencional. Sin embargo, en las naciones del Golfo P¨¦rsico y Malasia hay una creciente industria de este tipo de finanzas que opera en paralelo al mercado cl¨¢sico. Se estima que la banca isl¨¢mica representa un 2% (680.000 millones de euros) del total de los activos mundiales, y entre 2006 y 2010 creci¨® el 23,46%. Es m¨¢s, ¡°solo una fracci¨®n de la liquidez potencial est¨¢ invertida en productos isl¨¢micos, lo que ofrece grandes perspectivas de crecimiento¡±, prev¨¦ Celia de Anca, profesora de finanzas isl¨¢micas del Instituto de Empresa.
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