Improductivos, SA
Espa?a ya ha avanzado en su devaluaci¨®n interna, pero la inversi¨®n tecnol¨®gica y la apuesta por el valor a?adido a¨²n no acompa?an en su viaje a la competitividad
La productividad nunca ha tenido mucha er¨®tica en Espa?a, ni cuando la econom¨ªa estaba instalada en el milagro, ni ahora, con un r¨¦cord hist¨®rico de paro, las cuentas p¨²blicas hechas un trapo y el p¨¢nico de los mercados financieros tan reciente. Latiguillo permanente en los discursos, concepto heterog¨¦neo que analizar, el pilar b¨¢sico de la competitividad sigue entre los rezagados de Europa, empeor¨® incluso durante el crecimiento y, con las rebajas salariales con poco recorrido por delante, a las empresas espa?olas ya no les quedan muchas m¨¢s balas para salir del atolladero.
¡°La productividad es muy importante, pero la gente no la encuentra sexy¡±. El profesor de la escuela de negocios de Harvard, Diego Com¨ªn, cuenta que en 2008 eso es lo que le respondi¨® David Vegara, entonces secretario de Estado de Econom¨ªa, cuando le pregunt¨® por qu¨¦ se hablaba tan poco de este problema cuando, seg¨²n Com¨ªn, esta baja eficiencia era la gran lacra end¨¦mica de la econom¨ªa espa?ola, m¨¢s all¨¢ de la burbuja inmobiliaria y financiera. ¡°Le preguntabas a algunos empresarios y dec¨ªan que cuando las cosas iban bien esa baja productividad no les imped¨ªa crecer¡±, relata.
En Espa?a sucede algo distinto de lo que pasa en otras econom¨ªas desarrolladas, las cifras de productividad mejoran en las fases de declive, aunque con un triste pero: la mejora se apoya en la destrucci¨®n de empleo, no en la mejora de los procesos o el mayor valor de los productos, por eso hizo fortuna en su d¨ªa la met¨¢fora del colesterol bueno y malo para hablar de la productividad buena y mala en la econom¨ªa. La productividad por horas trabajadas registr¨® una mejora media del 2% entre 2008 y 2012, mientras que la media de la zona euro apenas avanz¨® un 0,56%. La tendencia es inversa durante la etapa anterior, de expansi¨®n. Eso s¨ª, la brecha se mantiene: los 31,50 euros calculados por hora en Espa?a quedan lejos de los 37,30 de la eurozona.
El colesterol bueno, es decir, la eficiencia que crece, no porque se destruyan recursos, sino porque con los mismos, se genera m¨¢s valor, es el que tiene pendiente la cuarta econom¨ªa de la zona euro. La productividad total de los factores (PTF) es esa parte que no depende de aumentar las horas trabajadas y el capital f¨ªsico. Aunque los n¨²meros pueden cambiar en funci¨®n de la metodolog¨ªa utilizada, dado que supone sumar conceptos heterog¨¦neo, la tendencia es obstinada: con alg¨²n altibajo, empeor¨® incluso durante la bonanza. Entre 2000 y 2005 se contrajo un 0,8% de promedio, seg¨²n los c¨¢lculos de los economistas Juan Jos¨¦ Dolado y Samuel Bentolilla. Y seg¨²n los n¨²meros del Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (IVIE), desde 2005 y hasta 2009 estuvo bajando para recuperarse levemente desde 2010, empujada por la ca¨ªda de las horas trabajadas (ver gr¨¢fico).
Los salarios acumulan una ca¨ªda real del 7% desde 2010
¡°La mejora de la competitividad se basa en tres pilares: el tipo de cambio, los salarios y la productividad. Espa?a no puede hacer nada en cuanto a lo primero, y tampoco le servir¨ªa de mucho porque vende en la UE casi todo lo que produce, y en materia de salarios ya ha llevado a cabo una devaluaci¨®n interna, que tampoco soluciona nada a largo plazo, as¨ª que el gran problema lo tiene en la productividad¡±, explica Com¨ªn.
Los sueldos han ca¨ªdo un 7,1% desde 2010 en t¨¦rminos reales, es decir, si se incluye el impacto de los precios, y la devaluaci¨®n no ha parado: en el primer trimestre de este a?o los costes laborales por hora en Espa?a bajaron un 0,7%, mientras que en la eurozona subieron un 1,6% y en Alemania el 3,9%, seg¨²n los n¨²meros recopilados por el servicio de estudios de La Caixa en su ¨²ltimo informe trimestral. ¡°La moderaci¨®n salarial, uno de los ingredientes para que la econom¨ªa recupere la competitividad perdida, ya est¨¢ en marcha. Ahora, esto debe complementarse con avances de la competitividad que no dependen del precio: mejoras en la calidad de los productos y en la eficiencia de los procesos productivos¡±, concluyen los autores del estudio.
Un informe elaborado por Pricewaterhousecoopers (PwC) y financiado por Siemens sobre la competitividad de la industria espa?ola se present¨® esta misma semana con el mismo mensaje: ¡°Los costes salariales por empleado son en media significativamente menores en Espa?a que en los pa¨ªses de la UE-15¡±, recalca, si bien ¡°siguen siendo altos en comparaci¨®n con los pa¨ªses de Asia y el este de Europa¡±. Los costes laborales siempre ser¨¢n un factor de competitividad, pero los expertos de PwC destacan que ¡°no constituyen un elemento diferencial sobre el que pueda asentarse la ventaja competitiva de Espa?a como sede industrial frente a otros pa¨ªses¡±.
No es, al cabo, una tesis muy diferente de la que, buscando en la hemeroteca, se podr¨ªa encontrar desde hace una d¨¦cada, la de aquella necesidad que ten¨ªa la econom¨ªa de ir hacia un modelo m¨¢s cualificado y menos dependiente de los bajos salarios como gancho, ya que la nueva competencia ven¨ªa de pa¨ªses como India o China con los que dif¨ªcilmente se podr¨ªa ganar la batalla de los sueldos bajos. Desde entonces, han pasado 10 a?os, una burbuja y la recesi¨®n m¨¢s larga de la historia reciente. No hay noticia de ese nuevo modelo productivo que deb¨ªa llegar, s¨ª muchos debates sobre la idoneidad de proyectos como el macrocasino Eurovegas, y unos n¨²meros persistentemente malos en valor a?adido.
La productividad ha crecido en la crisis por la destrucci¨®n de empleo
El peso de los servicios y la construcci¨®n en la econom¨ªa espa?ola siempre han sido uno de los motivos m¨¢s destacados para explicar la baja productividad. Pero no es el ¨²nico. ¡°La industria espa?ola adolece de un d¨¦ficit de productividad e I+D que lastra su competitividad. La recuperaci¨®n de este d¨¦ficit supondr¨ªa un impulso de m¨¢s de dos puntos porcentuales en su contribuci¨®n directa al PIB¡±, apunta PwC. La intensidad inversora (la inversi¨®n en maquinaria y equipo respecto al VAB) se ha reducido entre 2000 y 2011 entre un 35% y un 70% en la mayor parte de los sectores. La industria espa?ola invierte una media del 0,84% del valor de la producci¨®n en I+D, mientras que la UE de los 15 supera el 1,5%.
Para Com¨ªn, ¡°tampoco en el pasado los salarios fueron el verdadero problema de la competitividad¡±. El poder adquisitivo del salario medio baj¨® un 4% entre 1995 y 2005 en Espa?a, seg¨²n la OCDE.
El economista y matem¨¢tico C¨¦sar Molinas recalca el papel fundamental que tiene la devaluaci¨®n interna, en la l¨ªnea de lo que hizo la econom¨ªa alemana. ¡°Los costes laborales en Alemania han bajado mucho y las desigualdades han crecido¡±, se?ala, si bien recalca que ¡°hace falta mejor capital f¨ªsico y mejor capital humano. Debemos fabricar nuestras propias cosas¡±. Para Molinas, ¡°la ra¨ªz del problema de productividad tiene que ver con la falta de emprendimiento, aunque eso est¨¢ cambiando con la crisis¡±.
En Alemania, cuando la econom¨ªa germana retrocedi¨® un 5% en 2009, el paro apenas se resinti¨®. Es la consecuencia de un tejido productivo menos ligado a la mano de obra intensiva.
Davos alerta contra las dos velocidades europeas en cuanto a eficiencia
¡°Ni siquiera se trata de desarrollar nuevas tecnolog¨ªas, muy pocos pa¨ªses son capaces de eso¡±, explica Com¨ªn. ¡°Lo necesario es ser r¨¢pidos en adoptar esas nuevas tecnolog¨ªas que mejoran tu productividad y la calidad de tus productos. Eso es lo que en realidad marca las diferencias con los pa¨ªses ricos¡±, abunda Com¨ªn. En su opini¨®n, el motivo es que ¡°falta un capital humano preparado para ello y un tejido de pymes m¨¢s sofisticadas¡±.
Espa?a tampoco ha sacado provecho a la acumulaci¨®n de capital de los ¨²ltimos a?os, antes de la crisis. Un estudio elaborado por el IVIE y el BBVA se?ala que hasta 2007 la acumulaci¨®n de capital en la econom¨ªa creci¨® a un ritmo elevado durante 13 a?os, con tasas superiores al 4% algunos a?os. No obstante, advierte de la necesidad de ¡°mejorar la productividad del capital cambiando su composici¨®n y evitando su infrautilizaci¨®n actual¡±.
Tambi¨¦n el economista jefe de La Caixa, Jordi Gual, se expresa en esta l¨ªnea al destacar que s¨ª se ha invertido en I+D, infraestructuras y educaci¨®n superior, pero ¡°la evidencia muestra que ese esfuerzo inversor, que ha mejorado con relaci¨®n al nivel de la Uni¨®n Europea, ha sido poco fruct¨ªfero¡±. De otro modo, a?ade, ¡°no se explica el retroceso de la producci¨®n total de los factores¡±.
Para Gual, ¡°las instituciones, especialmente en el sector p¨²blico, mediante las cuales se han tomado las decisiones de acumulaci¨®n de estos factores avanzados han sido claramente poco ¨²tiles, conduciendo a menudo a grandes esfuerzos que no han tenido la rentabilidad privada y social deseada¡±. ¡°Es el momento de plantearse cambios institucionales que faciliten una mejor canalizaci¨®n del esfuerzo del pa¨ªs en educaci¨®n, I+D e infraestructuras¡±, a?ade el experto.
La intensidad inversora de la industria es la mitad que en la UE
La productividad no es sexy, de la productividad se habla lo justo. Con otras palabras, el Foro de Davos llamaba la atenci¨®n sobre esto en su ¨²ltimo ranking global sobre competitividad al advertir de que ¡°en Europa, los esfuerzos por resolver los problemas de la deuda p¨²blica y evitar una desintegraci¨®n del euro han desviado la atenci¨®n sobre los problemas de competitividad¡±. Sin embargo, ¡°las econom¨ªas de Europa meridional tienen que seguir esforz¨¢ndose en resolver aspectos de funcionamiento y eficiencia de sus mercados, impulsar la innovaci¨®n y mejorar la financiaci¨®n¡±, se?ala.
Las dos velocidades de Europa tambi¨¦n aparecen reflejadas en este terreno. Davos expone las ¡°diferencias significativas en materia de competitividad¡±, con varios pa¨ªses ¡°significativamente m¨¢s bajos en las clasificaciones¡±, entre los que destacan Espa?a (puesto 35?, uno por delante del informe anterior), Italia (49?), Portugal (51?) y especialmente Grecia (91?).
Tambi¨¦n Bruselas ha llamado la atenci¨®n esta semana a Espa?a por la p¨¦rdida del peso de la industria en su PIB, que ha ca¨ªdo cuatro puntos en 12 a?os.
Sin embargo, las cifras de exportaci¨®n est¨¢n batiendo r¨¦cords en el pa¨ªs, lo cual es dif¨ªcil de comprender cuando la mayor parte de expertos enmiendan la plana a la competitividad. Y es que hay una enorme brecha entre la gran empresa que invierte en innovaci¨®n y exporta, y la pyme, que, salvo excepciones, tiene muchas m¨¢s dificultades.
Es lo que reflejan las estad¨ªsticas de gasto en I+D y lo que tambi¨¦n percibe Pascual Deidos-Pleite, primer ejecutivo del sector industrial de Siemens, quien apunta que ¡°el problema de competitividad est¨¢ en las pymes, pero tenemos una industria muy competitiva, muy innovadora en el sector de la alimentaci¨®n, por ejemplo, o en automoci¨®n: Espa?a es el segundo fabricante europeo de autom¨®viles¡±.
El pero es que ninguna de la docena de factor¨ªas de coches es de capital espa?ol. Adem¨¢s, con las exportaciones, ocurre algo parecido a lo que pasa con este emprendimiento de crisis. ¡°Las empresas est¨¢n haciendo un esfuerzo tremendo por exportar debido a que no pueden vender dentro. Es lo que Miguel Sebasti¨¢n llamaba deportaci¨®n, a veces se hace casi sin beneficios, para minimizar p¨¦rdidas¡±, explica C¨¦sar Molinas. Lo positivo, a?ade, es que este conocimiento exportador se quedar¨¢ despu¨¦s de la crisis.
¡°La verdadera competitividad sostenible de un pa¨ªs, m¨¢s all¨¢ de que el crecimiento salarial sea acorde con las mejoras de productividad, se fundamenta en la acumulaci¨®n eficiente de capital en la econom¨ªa: humano, f¨ªsico, tecnol¨®gico y de infraestructuras. Espa?a tiene d¨¦ficits en capital humano y tecnol¨®gico, y el reto es seguir el proceso de reformas para que ciudadanos y empresas tengan incentivos a acumular estos capitales, acertando en las especialidades y tecnolog¨ªas que es, en definitiva, lo que significa invertir eficientemente¡±, dice Gual.
Todo debate o reflexi¨®n acerca del problema de competitividad en Espa?a lleva al mismo punto, la educaci¨®n, a la necesidad de una formaci¨®n superior m¨¢s adaptada a las necesidades de la econom¨ªa. El problema es que tambi¨¦n son muchos los ingenieros que emigran, que no encuentran acomodo en las empresas locales y ah¨ª empieza otro c¨ªrculo vicioso. Pero formaci¨®n tampoco es uno de esos temas sexy de la econom¨ªa.
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